Capitulo seis.

El BarMan.

Lo admito, estoy alcoholizado. Tho e Issa me dejaron incluso antes de bajar de la camioneta y Eric y Pierce se despidieron de mi apenas entramos, diciéndome que cuando me quisiera ir solo lo diga. Ni siquiera recuerdo para qué lado de la casa de fueron y dude en si volverme a mi casa o no, pero:

A) No se como volver.

B) Necesitaba beber alcohol sin estarlo pagando.

C) No necesito compañía para divertirme.

Entonces allí estaba, bailando en medio de la sala, rodeado de desconocidos que también bailaban, ni siquiera conocía al dueño de la casa o la razón de la fiesta. Una pequeña botella de cerveza se había convertido en mi amante esta noche y bailaba con la mano alzada, levantándola y de vez en cuando bajándola para seguir bebiendo. Me movía al ritmo de la música, o al menos eso quería creer, y saltaba en mi lugar en algunas ocasiones.

Intente seguir bebiendo, pero mi cerveza se había acabado, por lo que fui  al patio trasero, ahí había un barman preparando tragos y necesitaba algo dulce debido a que recordé que la cerveza no me gusta, luego de unas cuatro botellas. Me apoye por la barra cruzando mis brazos sobre esta y le sonreí al chico detrás.

—¿Podrías prepararme algo dulce pero no tan fuerte, por favor?— Alcoholizado soy amable.

—Con mucho gusto,  bonito—El me guiño un ojo y me reincorpore en mi lugar, tomando una postura más recta centrando mi vista en el chico de ojos avellana mientras preparaba mi trago. Era lindo, ¿Sera hetero?

En todo caso, se le puede olvidar que lo es unos minutos.

—¿Me acompañas a beber?— pregunté llevándome la copa con un líquido rosado a los labios.—Quizás ahora me veo muy mal, pero quiero que sepas que no estoy drogado ni que consumo drogas. Solo estuve bebiendo, pero es aburrido beber solo.— El río haciendo más tragos para aquellos que se acercaban a la barra.

—No te ves lo suficientemente mal como para confundirte con un drogadicto. Pero estoy trabajando, no puedo serte de compañía por el momento.

—De acuerdo, entonces yo podría serlo para ti un rato. Al fin y al cabo, mis amigos me dejaron solo.— Bebí un poco molesto, el me miraba como si estuviese intentando descifrar algo.

—¿Quieres bailar un poco, luego?— Que ganas de decirle que quiero bailar ahora.

—Búscame cuando no estés trabajando y bailaremos.— Me aleje de la barra para volver a la sala, termine la copa, la deje en no recuerdo donde y me sume poco a poco a los demás nuevamente.

Sentí el sudor correr por mi frente y mis párpados pesados, la bebida había sido muy fuerte para mi pero aun seguía bailando, era como si en ese momento fuese Atlas, con el peso del mundo en los hombros pero aun así soportándolo, ¿Qué carajos había bebido? Mi madre tenia razón, tenia que haber aprendido a beber en casa antes de aprender a hacerlo en una fiesta. Mientras bailaba mi espalda chocó contra alguien, me voltee al divisar a un chico parado detrás de mí, parecía que me estaba buscando por el hecho de que no dudo en sostenerme cuando mis piernas me fallaron y no miraba a otra persona o hablaba con alguien más.

—Eso fue rápido— Sonrió colocando mis brazos alrededor de su cuello—Llévame a tu casa, este lugar ahora me parece aburrido.

Ya no recuerdo cómo seguía la película después de eso.

Por la mañana siguiente, me removí en la cama intentando volver a dormir pero una vez que me despierto ya no me queda de otra. Me levanté y me vestí medio dormido, no recordaba cómo vine a casa anoche pero como aquí estaba, no había mucho para pensar.

Camine descalzo hacia la cocina fregando uno de mis ojos e intentando quitar las lagañas de este. No recordaba mi cocina tan blanca y espaciosa pero me acerque a la máquina de café. Al parecer papá lo había preparado antes de irse, busque una taza y me serví apoyando una mano en la mesada aun frente a la cafetera y empecé a beber de mi desayuno.

—Buenos días— dijo una voz de mi cabeza.

—Buenos días— respondí sin interés alguno. Voltee al recordar que mi cabeza no tiene voces y de ser así, claramente no se escuchan tan fuertes, y me encontré a un Pierce también con una taza de café, sentado en la isla de la cocina mientras veía su teléfono. —¿Qué haces aquí?

— Aquí vivo.— Me quede congelado e inspeccione rápidamente mis alrededores. Esta no era mi casa.—¿Dónde dormí?

—En mi habitación.

—Carajo, ¿Y tu? 

—En la habitación de Chris.

—¿Y Chris?— Pierce río antes mis preguntas y se echó hacia atrás en su asiento.

—Contigo.

—¿Por qué?

El me miro y luego siguió con su desayuno.

—Mierda, yo creí que tuve sexo con el Barman, no con Chris.— Me senté frente a él y tomé una de las tostadas con mermelada que había en el plato de cerámica, las cuales deduzco él se había preparado.

—¿Por que creíste eso? ¿Cómo llegaste aquí sino?

—Bueno, se suponía que íbamos a bailar en cuanto terminara de trabajar y yo no solo tenía ganas de bailar, era obvio.

—¿Cómo terminaste en la cama de Chris?

—Creo que lo confundí con el Barman, le pedí que me trajera a su casa.

—¿Quién fue el activo?

Me le quedé viendo con la tostada en la boca, no quise responder y solo reí ante su pregunta.

—¿Que? Seria bueno saber si a mi mejor amigo le gusta ir abajo.— se defendió.

—Yo no estaba en condiciones de ponerla, créeme— di por finalizado mi desayuno y volví a la habitación por mis zapatillas, su espalda ancha junto con su oscura cabellera era lo único que podía ver de él estando en la cama, no le di mucha atención puesto que necesitaba volver urgentemente a casa. Así que salí y me coloque los tenis fuera del dormitorio.— ¿Sabes si Chris tiene ETS?—  le pregunte a Pierce, quien recargo su hombro en la pared frente a mi divertido.

—No estoy seguro. Deberías ir a un médico si es que no usaron condón.— Asentí caminando hacia la puerta de la casa con una disimulada sonrisa en mi rostro.