Pierce entre mis ojos.
—Hasta que recuerdas que tienes casa.— Mi papá llamó mi atención desde la sala apenas cerré la puerta. No había entendido lo que dijo, así que me acerque a el y me senté a su lado en el sofá manteniendo el silencio.—No recuerdo haberte dado el permiso de salir.
—Yo no necesito permiso.— respondí relajado, él no tenía la mejor cara del mundo pero no entendía porque me decía algo así.—¿Qué tal tu trabajo ayer?
Definitivamente papa no tenía humor hoy.
—Eres menor de edad y mi hijo, así que mientras aun seas menor de edad y mi hijo te toca pedirle permiso para salir antes de desaparecer repentinamente de la casa.— Oh, era eso.
—¿Estás jugando al policía bueno y malo acaso? ¿Dónde esta el bueno en ese caso?— pregunte fingiendo buscar a alguien más por la casa.
—No me faltes el respeto, yo soy tu padre, Adam. Y esto no es la ciudad, no estas viviendo con tu madre, estás viviendo en mi casa y en mi casa hay reglas así que mientras vivas aquí te toca acatarlas a absolutamente todas.— Preste suma atención a lo que decía, pero solo lo veía mover la boca y largar incoherencias de la vida. No sabia que era papa así, lo creí mas inteligente.
—No.— dije sin más, manteniendo la mirada en el. No me sentía enojado, triste ni nada, simplemente no iba a quedarme callado.
—¿No?— soltó el, cada vez parecía enojarse más. No se que es lo que esperaba sinceramente.
—No.
—Entrégame tu teléfono, estás castigado. Te lo devolveré mañana cuando vayas a clases y solo será para eso. Y tienes prohibido salir de la casa toda la semana, no me importa incluso si llegas a necesitar un médico porque de aquí no te moverás hasta cumplir.— Extendió su mano esperando mi móvil y sonreí evitando reír.
—No.— volví a decir, encontraba su actitud muy cómica pero me enserie para hablar:— ¿Qué te hace pensar que te daré mi teléfono o peor aún, quedarse encerrado en esta casa hasta que mi padre decida que ya fue suficiente? Por cierto, papá, has perdido el derecho de decirme que hacer hace mucho tiempo. Me atrevo a decir que nunca lo tuviste incluso. No puedes jugar a ser el típico padre protector que está todo el tiempo encima de su hijo porque los típicos padres no dejan a sus hijos o a sus esposas por un trabajo de mierda ni se pierden sus cumpleaños o de los días festivos. Al contrario, hacen todo para poder estar ahí y eso, eso les da el derecho a reclamar. Pero tu no lo tienes.— El también se levanto y nos quedamos frente a frente, retándonos con la mirada — Tu fuiste el que me recibió en su casa, a ti te toca respetarme y si ninguno de los dos puede con el otro entonces me voy, porque yo no quise venir en un principio, mas no te atrevas a querer cambiar mis costumbres porque así mi madre me crio, siendo libre de salir y de entrar a su casa, digo... nuestra casa, sin necesidad de pedir permiso porque es mi vida y soy yo quien elige lo que hago o no pero siempre apoyándome y estando ahí para mi. Y si tienes dudas háblalo con ella.
Para picarlo un poco más y terminar el discurso dramático, salí de la casa y me aleje de ella aun sin saber hacia dónde iba. Siendo francos, todo eso no me dio mas que risa, no sabia que incluso los adultos buscaban tomar lugares que no les corresponden incluso si saben.
—¿Aun andas por aquí?— pregunté parado a un lado de la calle, por el móvil.
—Estoy con Eric y las chicas, ¿Qué necesitas?
—Quiero salir y no conozco el pueblo.— Corte la llamada y espere a Pierce a un lado de lo que vendría a ser la acera un rato. No tardó mucho en venir con su coche y cuando aparco subí directamente.
—Buenos días ganador— soltó Melissa golpeando mi hombro con una fuerza bruta que solo ella tenía
—¿G-ganador?— hable tímido, mirándola. Tho se encontraba en medio de ambos y estaba apoyada contra su novia, se veía un tanto cansada pero aun así me saludo con la mano.
—De entre todas las de la clase, tu te quedaste con Chris. Ahora eres un ídolo para Melissa.— Aclaró Eric desde el asiento del acompañante pero volteado hacia mí.
Mire por el retrovisor y crucé miradas con Pierce, ambos la mantuvimos unos segundos pero la apartó con una suave sonrisa cuando se percató de que ahora era yo quien quería golpearlo por contarle lo sucedido a los demás.
—Chris es hetero. No estuvimos juntos.— solté apenado, mirando hacia mis manos.
—Dime que no te dijo eso porque juro que voy a desfigurarle la cara si lo hizo.— Issa llamó mi atención y me apresure a negarlo rápidamente.
—No, no, no, no es eso, no me dijo nada pero todos aquí lo sabemos. Chris no estaría con un chico en su vida, y yo... yo no ese tipo de chico que va de cama en cama... no se porque creen eso de mi. No me había percatado que estaba dando esa imagen de mi, lo lamento si fue así solo que...
—Has silencio, tu no hiciste nada malo. Pierce nos dijo que dormiste en su habitación con Chris y asumimos que había pasado algo, somos quienes te agobiamos repentinamente por algo que no hiciste. Lamentamos haberte hecho pasar un mal rato al suponer cosas que no eran.— Melissa se apresuró a disculparse y solo le sonreí suavemente durante unos pocos segundos.
—Chris me llevó a su casa anoche porque me encontró en un mal estado estando en la fiesta. No quería que mi padre me viese alcoholizado porque no había bebido tanto antes, por lo general cuando salgo lo hago con amigos y nos cuidamos entre todos así que nunca me había pasado. Cuando llegamos a su casa su habitación estaba cerrada y no podía dejarme en el pasillo mientras buscaba como abrirla, la de Pierce estaba abierta y entonces me recostó en la cama y se quedó haciéndome compañía porque tenía miedo de quedarme solo. Es todo.— Luego de mi explicación todos se veían arrepentidos, medían sus palabras para hablar e incluso así se veían avergonzados de dirigirme la palabra.
Al levantar mi vista, Pierce alejo la suya del retrovisor, parecía bastante enojado.