Especiales 7

El caballero celeste: Esto es lo que elegí

Sin siquiera conocer el como es que pasó, un día de repente logré escaparme de casa por un pequeño descuido que tuvieron. En ese instante, mientras corría tan alegremente y con una gran curiosidad por conocer lo que había más allá de aquellas paredes, inocentemente fui sin conocer un rumbo exacto.

 

Mientras seguía avanzando y la curiosidad me hizo alejarme demasiado de mi hogar sin siquiera darme cuenta, ahora veía que no todo era igual que en mi hogar. Al parecer las personas aquí no conocen casi nada de la educación, puedo ver que no logran leer, aunque no me acerqué a ellos porque me daba miedo el como ellos hablaban y en ocasiones se podía ver algunos disgustos. De esta manera es que llegué a un pequeño pueblo que estaba a unas tres horas de camino.

 

Estoy segura de que ya deberían de haber empezado a buscarme, pero en realidad eso me preocupaba para nada, ya que tardarían un poco en lograr encontrarme. Sin siquiera tener un rumbo fijo a donde ir, seguí avanzando y entré en este lugar. Algo muy peculiar de este lugar era ver varios campos llenos de vida con los coloridos colores de cada una de las siembras. Además, también logré notar que no era nada igual a la ciudad, ya que parecía que las personas en este lugar se llevaban mejor y me trataron bien cuando me vieron.

 

En sí, todos respondían en el momento en que los saludaba, pero al ser que no parecía haberme escapado o que estuviera perdida, no preguntaban nada de mí más que devolverme el saludo, esto tal vez se debía a que había varios niños que también caminaban solos en el lugar y que este no sea tan grande.

 

Entre el caminar, terminé sintiendo hambre, en ese instante si me preguntaba donde podía conseguir algo para comer, aunque recordaba que en mis clases me mencionaban que debía que pagar por cada cosa que quisiera, al cual llamaron “Negocios” y “Economía” lo cual, para ser sincera, no entendía nada.

 

El escuchar cada una de mis clases me dejaban totalmente cansada y no lograba prestar la más mínima atención a las mismas. De verdad, ¡¡QUEEEEEeeee ABURRIIIDOOOOoooo!!, Si las clases fueran más emocionantes y divertidas, de seguro que le pondría atención. Pero, bueno, que le vamos hacer. En el momento en que empecé acercarme a un puesto para poder ver              que lograba comprar, metí mis pequeñas manos en mis bolsillos para darme cuenta que no llevaba ni un sólo len (Por si no saben, un len es un centavo aquí en Guatemala, aunque ya muchos han empezado a dejar de decirlo) en mi bolsa.

 

La verdad, me encontraba completamente decepcionada por esta mala suerte, es por ello que decidí que era mejor regresar, por lo menos podría aguantarme el hambre un poco en lo que llegaba a casa o que me encontraran. Pero mi suposición no era la correcta, ya que cada vez sentía más y más el hambre, de tal manera que casi rompo en llanto.

 

Sin embargo, justo en ese momento, un niño se acercó a mí y me preguntó – ¿Estás bien? – el niño era también de ese pueblito, pero en cierto sentido, parecía ser un poco más atento que los demás, o por lo menos eso es lo que creía. Sin siquiera lograr articular bien mis palabras, sólo balbucee – yo… tengo… hambre… - lo cual él no me entendió en lo absoluto.

 

Al no poder decir nada más, ya que ahora me encontraba un poco irritada debido al hambre, una lagrima empezaba a correr por mi rostro. El niño, que pensó que había hecho algo para hacerme llorar, empezó a entrar en pánico y se preguntaba que podría hacer para hacer que dejara de llorar. Es de esta manera que, sacando una manzana de su bolsa, dijo – este… este, si quieres, puedes comer esta manzana, pero ¿puedes dejar de llorar? – yo, asintiendo con la cabeza, tomé la manzana.

 

Si no mal recuerdo, estaba a punto de comer aquella manzana cuando escuché unos pasos. Esos pasos en realidad fueron debido a que al fin me habían encontrado. Un secreto que debería de permanecer de aquel encuentro es que me pareció genial la manera en que el niño trató de defenderme, ya que creía que eran malas personas y que me querían hacer daño.

 

Desde ese entonces empecé a visitar aquel lugar más seguido, por supuesto que tuve que pedir permiso a mis padres para que me dejaran y la condición era que debía de mejorar en mis estudios. Aunque no me gustara, debí de aceptarlo, por supuesto que no iba a ser la única que sufriera de estudiar, por eso es que aquel niño también me acompaño.

 

Pero, conforme el tiempo iba pasando, aquel lugar pudo también empezar a estudiar y todas las personas aprendieron a leer y escribir y una que otra cosa más. Esto se debió a que mis padres estaban tan felices de ver los resultados que tenía con cada uno de mis estudios, además de que empecé a sobresalir. Sin embargo, en el momento en que notaron algo especial en mí, lo cual era muy importante para el país de Elmm, en ese instante sucedió también un pequeño problema, con el cual terminé atrayendo al niño a un muy mal final.

 

Sin poder decirle lo que había sucedido, decidí evitar que él llegara a verse involucrado en todo esto y escondí lo que sucedió en aquel momento en que nuestras energías llegaron a unirse y con ello poder salir de aquel peligro que atentaba contra nuestras vidas (Si tienen curiosidad, esto lo pueden encontrar en el especial 1 donde sucede esta escena y lo explicó más).



#9225 en Otros

En el texto hay: minihistorias

Editado: 24.12.2022

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.