Espejo negro

capitulo 5

Eran las diez de la mañana de un sábado cuando llegué al instituto. El profesor  Armando nos había reunido para compartir nuestras experiencias paranormales con  Pilar, la amiga de Efraín.  

En resumen, había dos entidades: una mujer y un hombre. Pilar recorrió las  instalaciones del instituto; el teatro, el teatrino, el teatro sótano, los salones de clase,  laboratorios, el salón de idiomas, campos deportivos, oficinas y parqueadero. Al  terminar el recorrido nos dijo lo siguiente 

—Bien, primeramente, las entidades tienen energías negativas muy fuertes. El  hombre es de los años treinta y murió debido a una enfermedad pulmonar. este señor  siente rabia y por eso la energía que transmite es oscura. La mujer no es de este plano.  Lo que quiere decir es que es un ente maligno que busca adueñarse del lugar y si no  actúan a tiempo serán ustedes los que queden sin escuela. Pude notar que el hombre  prácticamente está secuestrado por esta cosa, no lo deja ir hacia la luz. 

—¿Entonces tenemos que buscar a un sacerdote o algo así? —Pregunté  

—Necesitan bendecir este lugar, antes de que sea demasiado tarde. Hoy es el teatro  y sus alrededores. Mañana puede ser cualquier otro rincón de la escuela hasta lograr  apoderarse de todos los salones o en el peor de los casos, de alguno de ustedes.  

En ese momento todos me miraron con preocupación y yo sentí mucho miedo. Pilar  sintió curiosidad y preguntó qué pasaba. 

—La mujer la atacó en varias ocasiones y eso nos preocupa — Dijo Hannes —Entiendo, pero no es a ella a quien busca ¿Cómo te llamas? — dijo  —Amaia.  

—Bien, Amaia. Esta cosa te ataca porque tienes el don o el infortunio de verlos.  Digo así porque no sé de qué lado lo tomes. 

—Algunas veces es un don, otras un castigo de la vida — comenté.  

—Pero Efraín dice ver cosas también — manifestó la profesora Laura —¿Por qué no  lo atacan a él?  

—Es verdad — dije  

—Tal vez sea porque Amaia tiene un aura más fuerte — explicó Pilar —Tal vez si  hacemos la investigación sabremos el motivo. 

—¿Y esa investigación cuándo la haremos? — cuestionó el profesor Julio 

Pilar dijo que si estábamos preparados la haríamos esa misma noche, pero solamente  los que hemos tenido la mayor cantidad de experiencias. Efraín, Hannes, y yo  armamos un grupo. Ana Cristina, Franklin, Eugenio y Osvaldo armaron otro equipo. Antonella y Evangeline estaban por aparte, mientras que los profesores iban por separado formando su grupo y el resto simplemente no quiso integrarse por miedo a  lo desconocido. 

Al caer la noche, decidimos reunirnos en el parqueadero ya que ese era nuestro punto  de encuentro. Si algo pasaba era allí a donde teníamos que ir. Antes de comenzar  a explorar el lugar, Pilar nos advirtió que debíamos tener cuidado. Si las cosas se  salían de control entonces ella llamaría a unos amigos para que ayudaran con el  problema.  

Minutos después nos separamos. Efraín y Hannes hacían lo posible por protegerme  pues yo era la más propensa a cualquier ataque hasta ese momento. 

—Amaia, por lo que más quieras no te vayas a separar de nosotros — dijo Efraín.  —Tranquilo, no lo haré.  

Hannes se detuvo un instante y comenzó a apuntar con la linterna hacia un rincón  del teatro. Dijo que algo se movió velozmente como si estuviera huyendo de la luz.  —Me pareció ver a un sujeto, pero no estoy seguro si son mis ojos los que me engañan.  

—Comenzaré a tomar fotografías para ver si logro capturar algo —dije  —Recuerda activar el flash — comentó Hannes  

Caminé alejándome de los chicos a dos metros de distancia y comencé a tomar  fotos. Desafortunadamente en el teatro no captamos nada, solo la sombra que  Hannes dijo haber visto, pero eso no era suficiente ya que ni él mismo estaba seguro  de que vio minutos antes. 

De pronto, la temperatura en el teatro comenzó a bajar sin razón. Los chicos y yo  nos miramos las caras tratando de entender lo que pasaba. Ninguno pudo dar una  explicación, no había ventanas en el lugar así que no existía la posibilidad de que la  brisa de la noche ingresara al teatro. Los aires estaban apagados ya que los  interruptores estaban desconectados. No era necesario tenerlos encendidos si no  había gente o el teatro estaba en funcionamiento. 

—Ni mi país es tan frío como este lugar — comentó Hannes sonriendo de nervios. 

—Quiere decir que no estamos solos. Debemos estar precavidos, el frío puede ser  señal de que lo tenemos cerca. —Manifestó Efraín.  

—Muchachos, vean eso — señalé a la planta alta del auditorio. Una enorme sombra  masculina no había estado observando quien sabe desde cuándo. Esa podría ser la  razón por la que la temperatura había descendido drásticamente al interior del teatro —¿Hay alguien ahí? —Creí que mis o más bien mi mente jugaban conmigo. Al no  escuchar respuesta alguna por aquella cosa volví a preguntar —¿Hay alguien ahí?  ¿Qué quiere? —En ese momento me sentí un tanto alterada, pero sentir enojo en ese  instante no era buena idea. Traté de tranquilizarme, respiré profundo y dije — ¿Necesitas ayuda? 

Al no obtenerse respuesta me rendí, me quedé estática viendo fijamente la sombra  hasta que desapareció. A lejos se escuchó un terrible y desgarrador lamento de una  mujer, parecía provenir del teatro sótano.  




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