El jueves llegó, en realidad no me encontraba muy preparada para iniciar la investigación, pero debía hacerlo. Esa tarde salí de casa a eso de las cinco y cuarenta. Mi madre me había dicho que tuviera cuidado, me dio una cadena con una cruz para estar protegida.
Recuerdo que hice una oración encomendándome a Dios poco antes de salir de casa. Tomé el autobús y durante todo el camino solo pensaba en una cosa o más bien en una persona: Efraín. Mientras pensaba y pensaba en mi compañero y su parecido con el hombre de la fotografía que encontró Antonella, llegué a la conclusión de que tal vez aquel maligno ente lo confunde y lo quiere lastimar.
Esa tarde decidí bajar del autobús a pocas calles del instituto, llegué al trabajo de mi padre para decirle que pasaría la noche fuera de casa pues estaba por comenzar la otra investigación. Mi padre me dijo que tuviera cuidado y que me diera prisa antes de que oscureciera. Me dio dinero y rápidamente caminé al instituto.
Al llegar al lugar me encontré con Antonella en la puerta, tenía el sobre que contenía la fotografía y otros archivos —Espero que esto sirva de algo para que tengan idea de que pudo pasar aquí — dijo mientras me daba el sobre.
—Gracias, Antonella — le di un fuerte abrazo y ella me deseó suerte.
Mi compañera se marchó a casa y yo entré al instituto. Al llegar a la cancha de fútbol pude ver a Efraín acompañado del grupo de Pilar.
—Miren, y allegó mi compañera — dijo
Saludé y me acerqué a ellos. Efraín me presentó ante el resto. Algo que captó bastante mi atención fue un joven más o menos de mi edad. El joven podía ver a los espíritus con entera claridad, mucho más que Ef.
Antes de iniciar, le entregué el sobre a Pilar. Al ver la fotografía, la mujer miró a Efraín con asombro y le enseñó la foto. El rostro de mi compañero lo decía todo: estaba horrorizado.
—¿Estás bien? — le pregunté. Realmente me preocupaba verlo así.
—Sí, es solo que me aterra un poco el parecido con el sujeto. Pero lo que más me aterra es que es el sujeto que aparece en el cuarto de utilería del salón blanco, la diferencia es que se ve demacrado.
Pilar y sus compañeros se miraron entre sí y comenzaron a instalar las trampas y los otros dispositivos para comenzar con la investigación en cuanto cayera la noche. Luego de haber hecho esto, el grupo esperó a que oscureciera un poco más. Los guardias del instituto nos dieron de comer y después comenzamos con la investigación.
Los amigos de Pilar fueron a explorar los salones de clase y Pilar recorrió con nosotros el teatro. Ese al parecer era el lugar en donde la energía estaba más concentrada. En silencio, caminábamos cuidadosamente por los pasillos de la planta alta preparados ante cualquier manifestación. Por un momento nos ubicamos en las sillas de la primera fila desde allí arriba miramos el escenario, Efraín decía que la mujer que lo atacó lo estaba mirando con una risa bastante diabólica, Pilar decía escuchar una risa también, pero no veía nada y yo solo escuchaba la voz un hombre que aparentemente sufría.
Sin darme cuenta me dejé llevar, no sé si en ese entonces estaba hipnotizada, pero cuando reaccioné me encontraba en el cuarto de vestuario. Allí, parada frente a un enorme espejo pude ver a través de él que un hombre estaba parado detrás de mí. Para asegurarme de que no se trataba del fenómeno de pareidolia, observé el K2 y este indicaba un nivel de energía bastante elevado.
—¿Es usted el hombre que murió aquí?
Mientras el K2 seguía en la luz roja, el Ghost meter parpadeaba indicando que la respuesta era “sí”. Lo supe porque anteriormente Pilar me explicó que si parpadeaba una vez era “Sí” y si lo hacía dos veces era “No”.
El hombre parecía querer mostrarme algo, pero a veces soy tan cabeza dura que no logro entender lo que los demás me quieren decir. Se supone que el teatro debería ayudarme con eso, a manejar y entender la expresión corporal.
En ese momento Pilar entró en el cuarto de vestuario —Aquí estas.
—Acabo de tener contacto con el hombre. Estaba detrás de mí. — dije señalando el lugar exacto en que estaba la sombra.
Pilar parecía percibir una energía negativa provenir de abajo —¡Efraín! ¡Efraín! Ef llegó corriendo pensando que algo malo había pasado —¿Qué ocurrió? Pilar señalaba al piso mientras decía que había algo debajo.
—Es imposible, conozco toda la infraestructura del colegio como la palma de mi mano, y esta habitación es el rincón más recóndito y abandonado de todo el lugar. No puede haber nada allí más que tierra. — dijo Efraín.
Pilar tomó su teléfono y llamó al resto del equipo. Cuando los investigadores llegaron, la mujer les dijo lo que estaba percibiendo. Rodrigo, el más joven decía que había una habitación oculta debajo de nosotros y que en esa habitación había un objeto oculto que parecía ser el origen de todos los problemas.
El sacerdote que nos acompañaba esa noche comenzó a buscar en el piso alguna entrada a la habitación bajo tierra. —Es muy extraño, todo está perfectamente sellado. No hay nada que parezca una entrada.