Espera, ¡este es el Final! [libro #2]

Cerrar ciclos. II Parte.

Capítulo 37 
 

Ashton

El sonido que mantiene el aparato resuena en mis oídos como campanas para anunciarte que tu madre está a un paso de la muerte.

Las lágrimas venían acompañadas de dolor e ira y un toque de frustración, no he podido dejar de verla, ella tendida en su cama con los aparatos de la quimio alrededor de su cuerpo.

Suelta un suspiro como si su vida dependiera de ello y no puedo imaginar que así es.

Una semana dónde venía noche y día viéndola desde la puerta, no había podido imaginar a la poderosa Morgan en una cama de un hospital aferrándose a la idea de morir. Su pérdida de cabello está avanzando ya tiene muy poco, sus ojos verdosos ya están opacos con grandes bolsas negras alrededor de ellos y su belleza poco a poco debilitándose. Me dolía verla así.

Noches en vela deseando su muerte y ahora lo estoy viviendo y sufro por ello. Acompañado con el dolor de perder a Jules, ella no necesita mi mierda ya lo he jodido completamente con ella fui un idiota egocéntrico manipulador y no permitiré que su vida se joda por mí.

— ¿Y Verónica? — pregunta mi madre con una sonrisa débil.

Le doy otra cucharada de sopa antes de responder.

—No he sabido nada de ella mamá.

Morgan sabía todo, le había contado a cerca de todo. Sobre Ian, Verónica y sobre todo le había contado sobre Jules. En esta última semana mi madre ha sido el mejor apoyó que he tenido, quién lo iba a pensar.

Su sonrisa se agranda cuando la llamó mamá si eso la hace feliz entonces se lo diré todos los días que venga.

— Eres un muchacho muy apuesto, conseguirás otra sin dudarlo.

Y si no quiero a otra.

— No lo sé mamá — dejo a un lado la sopa y limpio con cuidado su boca — no quiero estrés en mi vida por el momento.

— ¡Ay cielo! — Exclama tomando mi mano — sabes cuantas enfermeras babean por ti y no porque eres mi hijo te digo esto, pero tú eres un excelente partido.

Rio cuando toca mis mejillas y las aprieta con suavidad, gesto que no ha hecho desde que tengo diez.

— No puedo imaginar cuando entres hacer la residencia te caerán como pan caliente.

— Mamá ya hablamos de eso — digo recordando todas sus citas a ciegas que me puso los primeros días que vine a visitarla.

Aunque haya cerrado el ciclo con Jules, ella dejo un hueco demasiado grande en mi corazón que no se cierra de la noche a la mañana, pero con calma puede de que lo haga.

Ella se iría en menos de tres días y es justo lo que necesitó para cerrar definitivamente ese ciclo. No verla más.

— Puede que nos aferremos a la idea de un amor — dice buscando mi mirada — pero solo será eso un recuerdo hermoso que tuvieron.

Una pequeña sonrisa se posiciona en mi rostro, mi madre aún tenía ese toque de saber lo que estaba pensando.

— Podemos convertir ese recuerdo en algo doloroso o en algo que nos da felicidad.

Mantiene su vista en mí.

— Ella no quiere que la recuerdes como algo doloroso — suspiró — Jules te dio la felicidad que yo no puede darte, así que ella merece que la recuerdes con el amor y la alegría de un amor joven y divertido.

La abrazo de inmediato, su cuerpo débil se posa sobre el mío y podía sentir como su pecho latía con dificultad.

— Eres mi hijo y te amo — sentí algunas lágrimas de parte de ella — por eso no quiero a verte ahogándote en dolor e ira. — tomo mi rostro a su altura — dime que haría Jules si te ve así.

Sonrió con lágrimas — Me daría una paliza y luego me diría que soy más fuerte que esto y un idiota por no ganarle.

Mamá sonríe conmigo, así sería Jules, fuerte y diciéndome lo idiota que parezco.

Necesito tanto su fuerza.

— Entonces — se limpió las lágrimas — Jules hará parte de tu vida así que jamás vas a dejarla, pero tienes que seguir con tu vida.

Asentí a sus palabras. Era lo correcto, era lo que debía hacer, ella merecía ser feliz con alguien que no la juzgue cada vez que haga algo.

— Morgan es tiempo de su baño.

Entro la enfermera de turno, una castaña con ojos cafés claro que le sonríe inmediatamente mamá.

— Isabell — contesta mamá con alegría atrayéndola en un abrazó.

Me aparto de ellas.

— Ven quiero presentarte a alguien — la toma de la mano poniéndose enfrente de mí. — Es mi hijo Ashton te hable de él, te acuerdas. El buenazo, buen partido. Y residente del departamento de cirugía del hospital.

La chica sonríe un poco nerviosa, la detalló un poco mejor y la verdad es muy hermosa, sus rasgos son delicados, sus labios rosados son una curva perfectamente hechos. Parece tan joven.

— Hijo ella es Isabell es ayudante de enfermería.

— Mucho gusto — sonrió dándole la mano que estrecha con suavidad. —Ashton.

— Isabell.

— Ay... por favor nadie se saluda así — dice mamá atrayéndola a mi cuerpo —dale un beso en la mejilla.

— Mamá— abro completamente los ojos.

- No me iré a bañar hasta que lo des -

Lo dudo un momento, pero viendo a mi madre sé que no me dejará en paz.

Isabell asiente a mi petición de darle un beso en la mejilla que acepta con gusto, sus mejillas se tornaron rojas y es tan hermosa y tierna, pero no puedo estar rondando de los 18 años.

— Viste que no fue difícil.

Isabell toma el brazo de mama ayudándola a caminar hacia el baño.

— Te veré en dos días hijo — dijo de espaldas.

Cuando llegaba cualquier mujer o cualquier instituto femenino al lugar, mamá no desaprovechaba el momento. Y no podía culparla quería que le diera nietos, pero aún no estoy listo para una relación, ahora mucho menos para un hijo.

Su cáncer de pulmón a avanzando mucho, puede que quiera ver un pequeño Ashton antes de lo que no quiero pensar, pero no puedo dárselo.

— Estarás libre la próxima semana — escuchó hablar a mamá — él sí, pueden salir este viernes.



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En el texto hay: humor, recuentro de amor, risa y comedia

Editado: 28.09.2020

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