-Mary Blanc, Diana Vidal y Karen Duran- llamó una voz mientras se abrían las puertas de la celda- Quedan en libertad- las tres nos miramos sorprendidas.
-¿Cómo?- preguntó Karen.
-Hola Paula- Mary se acercó a la reja, reconociendo a la mujer- ¿Por qué?- cuestionó Mary con los ojos abiertos de par en par.
-Bueno Mary, la fiscalía ha desestimado su caso- explicó la mujer con voz calmada- Por un lado, las huellas que encontraron en las joyas fueron tomadas como evidencia circunstancial. Por otro lado, a partir de todas las confesiones diferentes, se llegó al consenso de que ninguna merece credibilidad. Pero honestamente, lo que permitió cerrar el caso, fue la donación de evidencia sobre otro caso- las tres nos miramos entre nosotras, sin comprender lo afortunadas que éramos, estábamos en shock.
-Disculpa Paula, pero ¿Cuál otro caso?- preguntó Mary tratando de ser cuidadosa.
-Pues René Cassell entregó un pendrive lleno de información sobre las joyerías víctimas del robo-explicó Paula en voz baja- Y en una joyería conseguimos evidencia de lavado de dinero y contrabando de oro. Y casualmente en otra, conseguimos evidencia de estafa a las aseguradoras, porque eso sí, todas las joyas robadas estaban aseguradas, así que las joyerías nunca perdieron-
-Eso es…- Karen intentó decir algo, pero terminó haciendo silencio.
-Por otro lado-continuó la mujer- Los abogados de Erick Cassell hicieron muchísima presión presentando muchas muestras de buen comportamiento, incluyendo testimonios de conocidos y compañeros de trabajo, ningún jurado en el mundo condenaría a mujeres así y no sabemos cómo, pero Erick Cassell hizo que viniera hasta el fiscal nacional a supervisar todo el caso- el corazón comenzó a latirme rápidamente, las manos comenzaron a sudarme sin control. Yo sabía que él estaba afuera, preocupado por mí y pronto tendría que verlo- Sin embargo, lo peor de todo, fue la intervención de esa mujer, Emma Addams- Paula se secó la frente llena de sudor- Esa mujer tenía aterrada a toda la comisaría, los detectives la evitaban a toda costa-
-Sí, ella es… Pues es… Es como nuestra hermana- le expliqué a Paula.
-Y es de temer- reconoció Karen.
-Muchas gracias Paula- dijo Mary con honestidad.
-No Mary, tranquila- le respondió Paula sonriendo- Créeme que nadie acá quería hacerte daño de verdad, tú le curaste la infección de oído al capitán y hasta fuiste a mi casa de madrugada a atender la fiebre de mi hijo- Paula se mostró conmovida- Si tú hiciste algo malo, eso forma parte de tu pasado y aunque tú no lo creas, Estefan estaba muy preocupado por ti y casi que amenazó con hacerse nuestro enemigo-
-Paula, ustedes nunca va a dejar de contar con mi ayuda- le indicó Mary poniendo su mano en el hombro de Paula como señal de apoyo- Si tu hijo vuelve a sentirse mal, sólo llámame. Y te aseguro que Estefan no se va a hacer enemigo de nadie-
-Paula y disculpa, pero de ahora en adelante, yo también estoy a su disposición- ofrecí con honestidad- No soy enfermera, pero en cualquier otra cosa que pueda colaborar, pues me ofrezco-
-Lo tomaré en serio- dijo Paula- Hoy me di cuenta que usted debe ser una de las secretarias más influyentes de este país- no pude evitar ruborizarme ante sus palabras.
-¡Yo también ofrezco todo mi apoyo!- interrumpió Karen antes de que yo pudiera responder algo.
-Señora, usted más bien apoye a su esposo que está hecho un mar de lágrimas- respondió Paula con preocupación y nos dirigió a la salida.
Una vez afuera, estaba todos esperándonos. René corrió hacia Karen y la abrazó, diciéndole cuanto la quería, hasta que Emma lo haló de las orejas y lo separó de Karen para darnos un abrazo a todas.
-Nuestra loca favorita- dijo Karen devolviendo el abrazo.
-A mi no me hables en ese tono, que te vuelvo a meter presa- la regaño Emma de mentiras, no dejaba de sonreír- De ahora en adelante todas me va a llamar su majestad o hermana mayor, porque de no ser por mí estos hombres seguirían en crisis y ustedes allá adentro-
-Tú eres nuestro verdadero príncipe azul- bromeé abrazándola.
-Bueno ya, no me vayan a hacer llorar, ahora sí vayan con sus novios- Emma comenzó a dispersarnos- Yo voy a llamar a mi esposo, lo dejamos a él a cargo de la empresa, debe estar al borde del suicidio-
Karen volvió a los brazos de René mientras que Estefan se acercaba a Mary. Por su parte Erick acudió a mí con tranquilidad y puso su chaqueta sobre mis hombros.
-¿Estás bien?-me preguntó.
-Sí- respondí- Gracias por todo lo que hiciste. Me imagino que debes estar furioso y que te debo muchas explicaciones-
-No me debes nada- respondió con seguridad- Quiero hablar contigo, pero sin que lo sientas como una exigencia. ¿Qué te parece si te llevo a tu casa, te das una ducha, comes algo y hablamos con calma?-
-Suena perfecto- le respondí con una sonrisa. La verdad no sabía que iba a pasar con nosotros y sabía que estábamos a punto de tener una conversación que sería decisiva, pero él me estaba dando la oportunidad de estar cómoda. Así era Erick, considerado, apuesto y galante. Me di la vuelta para ver a las chicas- ¿Ustedes van a estar bien?-
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Editado: 12.03.2020