Estaba en una especie de altar decorado con flores blancas y lilas. Lukyan sujetaba mis manos debido a que estaban temblando, uno de los lobos más antiguos era quien estaba dirigiendo la celebración. Nos encontrábamos en la etapa final en donde tendríamos que derramar nuestra sangre en una copa, este último acto haría que terminara la primera parte de la ceremonia. Era importante hacer el ritual correctamente, no solo para unir definitivamente nuestro vinculo, sino para que este mismo quedara sellado enfrente de la manda y de los dioses.
Cuando cumplí mi parte que consistía en hacer un corte en la palma de Lukyan (que había hecho un poco miedosa de que lo cortara mal y le hiciera daño) y luego guiar su sangre en la copa, para que se pudieran mezclar y derramar en la tierra para luego plantar un árbol que simbolizaría neutra nueva vida, que se hacia al final de la ceremonia una vez que las sangre de ambos estuviera en la copa.
Lukyan sujetó mi mano con delicadeza mientras realizaba el corte, me observó y una sonrisa pequeña apareció en su rostro. La explosión nos tomo de sorpresa desestabilizándonos a todos, la expansión que produjo la explosión me mando fuera del altar, golpee fuertemente contra el piso. Vidrios caían a mi alrededor y trataba de protegerme de ellos mas de todo mi rostro, escuchaba gritos y gruñidos, pero estaba un poco aturdida.
—¡ADY! —escuché mi nombre, pero no podía diferenciar las figuras a mi alrededor, estaba un poco borroso.
Intenté pararme y al apoyar las manos en el suelo para darme un poco de impulso vidrios se incrustaron en las palmas de mis manos y algunos en las rodillas, el ardor y el dolor era insoportable, me estaba lastimando y el vestido no estaba cooperando conmigo.
—Lamento interrumpir —reconocí la voz de inmediato—, vengo a buscar algo que es mío —buscó con la mirada por todo el lugar hasta que sus ojos se enfocaron en mí—, allí estas—me señaló mientras caminaba hacia mi—, eres mía.
Lukyan convertido en lobo se posicionó en frente de mí, soltó un gruñido antes de atacarlo. El me estaba defendiendo ferozmente, luego le agradecería tanto a él como a Lev.
Aproveché y como puede salí a la parte de atrás, tambaleaba un poco debido a los zapatos. Antes de salir agarré un cuchillo que había en el suelo, las mesas con la comida estaba todas esparcidas y rotas por el lugar. El aire fresco me golpeo al salir y sentí como mis heridas ardían. Mas explosiones se oían, empecé a temblar porque sabía que no podía ayudar y seria mas un estorbo en estos momentos.
—Tranquila mariposa—escuché su voz detrás de mí la cual reconocí de inmediato.
—¿Dónde está Lukyan? —me enfrente al vampiro, su ropa estaba un poco cubierta con polvo y en ciertos sectores estaba rota. Algunos cortes eran evidentes en su rostro.
—Envenenado—me guiñó un ojo—, lo aguantara—esperaba que dijera la verdad.
Al acercarse un poco yo retrocedí—. Aléjate.
Mis palabras quedaron en el aire, él me agarró muy rápido y me colocó en su hombro, intenté golpearlo, pero no surtía ningún efecto.
—Te dije mariposa que serias toda mía, ahora finalmente estarás en casa y te olvidarás de Lukyan.
Claro que no.
Moví mi rodilla y golpeé su estómago, eso fue suficiente para que ambos cayéramos al suelo, tomé el cuchillo que cayó de mis manos, aproveché para enterrarlo en su muslo, él gritó. Levanté la mirada para huir y me encontré con dos vampiros y una humana que impedían que pasara.
—Duérmanla—susurró con voz entrecortada.
Y eso fue lo que hicieron.
Esto no puede estar pasando, ¿Dónde está Ady?
—¡QUIERO SABER COMO ES POSIBLE QUE ENTRARAN! —mis ojos se habían vuelto dorados. El enojo y la preocupación eran enormes, quería que Ady volviera conmigo, necesitaba abrazarla y susúrrale palabras tranquilizadoras. Debíamos estar juntos, no podían alejarme de ella luego de haberla encontrado hace tan poco tiempo.
Yakov no supo responderme. Nadie sabia responderme una sola y estúpida pregunta.
—Escúchame—agarré su camiseta y lo zarandé un poco —, o la encuentras o ya sabes lo que te espera—pronuncié de forma violenta antes de empujarlo bruscamente contra la pared.
Asintió y salió de la habitación.
Me senté de nuevo en el sillón el doctor volvió a suturar la herida de mi abdomen.
—Alfa es recomendable que esperé cuatro horas, su herida sanará por completo y el veneno se disolverá completamente.
—Debe ser antes—miré el vendaje que me impedía buscar y rastrear a Ady—, necesito buscarla. Ella debe volver para que estemos juntos de nuevo.
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Editado: 01.01.2021