—¡Estás loco! — grité y traté desesperadamente de abrir la puerta del auto—. Quiero salir de aquí — él intentó acercarse, yo le pegué con mi pie en su mano—, quiero volver con Lukyan— eso activó una alarma en él— ¡YA!
—Escúchame—él se aproximó y me tomó el brazo un poco fuerte —, jamás vuelvas a decir eso—estaba furioso y lo notaba porque apretaba cada vez más fuerte mi brazo—. Entiende que nunca volverás con Lukyan.
Eso iba a dejar una fea marca—, suéltame me haces daño—dije con lágrimas en los ojos. Mi brazo me dolía demasiado, él se había transformado de una manera extraña y peligrosa cuando el nombre de Lukyan salió de mis labios.
Al soltarme y darse cuenta de su error o eso creía que expresaba su mirada intentó aproximarse de nuevo y yo lo alejé. No lo quería cerca en estos momentos, él era alguien demasiado peligroso, sus acciones lo demostraban, no quería saber porque estaba aquí, quiero volver con Lukyan, pero no sé cómo salir del auto y lo peor era no saber en donde estábamos y a donde me llevaba.
—Solo duerme—sus ojos se pusieron completamente negros. Sorprendiéndome, era algo aterrador de ver.
Poco a poco el sueño me invadió, no sé qué estaba sucediendo conmigo, pero era algo que no podía controlar.
Mis pensamientos se dirigieron a Lukyan.
¿Dónde estás Lukyan? ¿Debo preocuparme o lo que dijo este hombre extraño es verdad y el veneno no te dañará?
Miles de preguntas me abrumaron por un momento. Pero el sueño venció dejándome como blanco fácil para el sujeto que me había secuestrado.
...
Estaba despierta y no sabía qué hora era, pude deducir que era de mañana pero no muy temprano ya que el sol estaba en su punto máximo. Era otro día que me encontraba en la casa de Zeht, me asigno una habitación decorada con colores cálidos diferente al resto de la casa, me encontraba en un estilo castillo ubicado en una montaña y alrededor era puro y frondoso bosque. Mis intentos de escape fueron un fracaso inclusive intenté salir por el balcón, pero estaba demasiado alto para que hiciera algo y no morir en el intento.
Escuché dos golpes en la puerta y luego el ruido de la llave. La misma rutina de siempre, la chica que se me asignó para que me trajera las comidas entró por la puerta.
—Señorita—la joven humana entró—, le traigo el desayuno—puso la bandeja en la mesa que había en la habitación—. volveré dentro de un rato— caminó hasta la puerta—, ¿necesita algo?
—Salir de aquí.
—Lamentablemente no puedo ayudarla con eso—luego cerró la puerta con llave.
Me levanté de la cama y fui por la bandeja que se encontraba con una gran variedad de comida, había frutas cortadas en trozos, Croissant, café y diferentes jugos naturales.
Estaba despierta y no sabía qué hora era, pude deducir que era de mañana pero no muy temprano ya que el sol estaba en su punto máximo. Era otro día que me encontraba en la casa de Zeht, me asigno una habitación decorada con colores cálidos diferente al resto de la casa, me encontraba en un estilo castillo ubicado en una montaña y alrededor era puro y frondoso bosque. Mis intentos de escape fueron un fracaso inclusive intenté salir por el balcón, pero estaba demasiado alto para que hiciera algo y no morir en el intento.
Escuché dos golpes en la puerta y luego el ruido de la llave. La misma rutina de siempre, la chica que se me asignó para que me trajera las comidas entró por la puerta.
—Señorita—la joven humana entró—, le traigo el desayuno—puso la bandeja en la mesa que había en la habitación—. volveré dentro de un rato— caminó hasta la puerta—, ¿necesita algo?
—Salir de aquí.
—Lamentablemente no puedo ayudarla con eso—luego cerró la puerta con llave.
Me levanté de la cama y fui por la bandeja que se encontraba con una gran variedad de comida, había frutas cortadas en trozos, Croissant, café y diferentes jugos naturales.
Mi estomago gruño cuando mire la comida, la cual no se parecía ni sabia igual a la de Lukyan.
No comí todo solo un poco, no tenía mucha hambre, la situación que estaba atravesando y el miedo de no saber cómo salir de aquí hacía que mi estomago no quisiera mucha comida. Al terminar dejé todo en su lugar y fui a tomar una ducha para poder relajarme, pero no pude hacerlo ya que Zeht había entrado en la habitación, era una rutina que se repite todos los días, es silencioso y a veces me provoca pequeños infartos porque no me daba cuenta de que estaba en la habitación.
Caminó e inspecciono la habitación, luego se detuvo en la bandeja con las sobras de mi comida.
—¿La comida no es de tu agrado? —hizo una pausa para volver a mirar la comida—, ¿no tienes hambre?
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Editado: 01.01.2021