Capítulo 20 - Gael

"𝑺𝒖𝒏𝒇𝒍𝒐𝒘𝒆𝒓
𝑺𝒖𝒏𝒇𝒍𝒐𝒘𝒆𝒓
𝑴𝒚 𝒆𝒚𝒆𝒔, 𝒘𝒂𝒏𝒕 𝒚𝒐𝒖 𝒎𝒐𝒓𝒆 𝒕𝒉𝒂𝒏 𝒂 𝒎𝒆𝒍𝒐𝒅𝒚
𝑳𝒆𝒕 𝒎𝒆 𝒊𝒏𝒔𝒊𝒅𝒆
𝑾𝒊𝒔𝒉 𝑰 𝒄𝒐𝒖𝒍𝒅 𝒈𝒆𝒕 𝒕𝒐 𝒌𝒏𝒐𝒘 𝒚𝒐𝒖."

𝑯𝒂𝒓𝒓𝒚 𝑺𝒕𝒚𝒍𝒆𝒔.

No dejé de acariciarla en ningún momento mientras duró el trayecto hasta el río. Con aquellos pequeños gestos, que no eran a mi parecer atrevidos, quería que supiera a través de ellos que la necesitaba cerca. Si bien me controlaba la mayor parte del tiempo para darle su espacio, tampoco quería resultar demasiado distante.

Observaba la situación por fuera, analizaba mis propias actitudes y no me reconocía en absoluto. Nunca antes en mis casi 25 años, había sido tan cuidadoso y paciente a la hora de concretar con una chica. Es cierto que no había experimentado jamás sentimientos como los que sentía por Lina. Tampoco había tenido necesidad de esperar por una mujer. Cuando necesitaba de una, cuando alguna llamaba mi atención o me gustaba, iba por ella, con las cosas claras eso sí. Por lo general obtenía lo que quería, lo pasaba bien y volvía a la comodidad de mi cama para dormir solo. Siempre había sido suficiente un poco de sexo, alguna que otra salida divertida y listo. Nunca había necesitado más y no sabía cuándo o cómo ese cambio sucedió, pero pasó. Y ahora me reía de mí mismo al mirarme cauteloso y atento con aquella chica que me traía loco.

Llegamos al sitio después de un paseo por carretera de poco más de dos horas. Conocía el río desde pequeño. Nuestros padres siempre solían traernos aquí cuando veníamos por algún motivo para Madrid. Era parada obligada desviarnos cuando volvíamos de regreso a casa. Un lugar escondido, solitario, pero perfecto. El agua cristalina y con una temperatura ideal era el mejor plan cuando de pequeños necesitábamos sol y agua.
Bajamos entre todos las cosas del auto y armamos campamento al mejor estilo picnic a orillas de aquel lugar fascinante.

Me acerqué a Lina que había tomado asiento sobre la poca arena que había ya que en su mayoría el suelo estaba cubierto de pasto verde. Estaba con la vista fija en el agua y un rostro pensativo que me hipnotizó. Sin que se diera cuenta saqué mi móvil y le tomé una foto. Era hermosa, jodidamente hermosa.

- ¿Qué te parece? - pregunté una vez que ya quise acaparar un poco su atención.

- Creo que es de los lugares más hermosos que he visto hasta ahora. ¿Cómo es que nadie viene?

- Pues porque es difícil de encontrar. Si continúas por aquel camino de arena - señalé detrás nuestro donde un claro camino se abría entre los árboles- puedes salir hasta una playa. Las personas prefieren eso. En lo personal esto me da más paz.- La vi asentir a mis palabras.

Pronto nos pusimos a picar algunas cosas que habíamos llevado. El sol empezaba a quemar y fue Mateo el primer valiente en proponer para ir al agua. Me quité la camiseta blanca por encima de la cabeza y al volver a prestar atención al resto el corazón se me detuvo.

Lina se había quitado la blusa al igual que los jeans cortos. Lucía ahora un bañador blanco que hacía resaltar el tono de su piel ya un poco bronceada. Los ojos verdes salpicados de un gris claro hacían juego con su sonrisa blanca y perfecta. Joder, tenía un cuerpo exquisito. Y no por estar lleno de curvas, que las tenía, pero era la chica más perfecta y natural solo por el hecho de sonreír y no prestar atención a si llevaba la blusa de moda o el maquillaje de colección más renombrado. En todo su conjunto era perfecta.

Algo minúsculo y amarillo en su piel me llamó la atención. Focalicé mejor la mirada dando un par de pasos hacia ella sin que lo note. Era un tatuaje. Un pequeño y delicado girasol a lo largo de su costado derecho, un poco más arriba de la cadera. Nunca me hubiese imaginado a Lina con tatuajes, pero aquel detalle me gustó. Se le veía sexy hasta una flor pintada en la piel.

Pasé saliva nervioso. Estaba como adolescente que ve por primera vez una mujer con poca ropa. No quería incomodarla, no quería invadir su intimidad por mirarla de una manera que no correspondía. Pero qué jodidamente difícil se me estaba haciendo. No sólo por lo hermosa que era. Sino por toda ella. 
La vi correr hasta la orilla y comenzar a salpicar con sus pies a Julia que gritaba a su lado como si el agua ardiera. Sonreí.

- No seas tiquismiquis y empieces a quejarte por si se te moja el pelo. No viniste al río para comportarte como si estuvieras en un spa.-

Solté una carcajada al sentir el comentario de Lina para Juli. Dejé el bastón sobre la arena y caminé tranquilo hasta dónde estaban. Pasé por su lado mientras hablaban distraídas, junté agua con las manos y las mojé a ambas antes de seguir mi camino hasta el agua. Los gritos de Julia y Lina por el susto que les di se perdieron en cuanto hundí la cabeza en las profundidades del río.

Nadé un buen rato sintiendo como el cuerpo se me acostumbraba a la temperatura del agua, que si bien no estaba helada, la fina brisa que corría hacía que la sensación fuera más baja de la real.

- ¡Vamos, no me digan que no van a entrar hasta aquí! - las busqué para que se animaran pero no recibí respuesta inmediata.

Mateo se había ido a nadar más alejado. Por mi parte, me gustaba más estar cerca de los lugares seguros. Tampoco me creía un excelente nadador.
Volví a zambullirme por completo, quedándome unos cuantos segundos sin salir. Ya cuando el aire comenzó a escasear del todo en mis pulmones, salí por oxígeno a la superficie. Apenas saqué la cabeza, una buena cantidad de agua me dio en toda la cara. 
No entendía lo que había pasado hasta que pude abrir los ojos luego de secarme con la mano. Y entonces la vi frente a mi descostillada de la risa.

- Así que en esa estamos, ¿eh? - intentó escapar pero fue tarde. La sujeté de la muñeca sin mucha fuerza mientras que con la otra mano salpiqué agua sin parar hacia ella.

- Ya para, para, Gael, para, por favor. -Balbuceaba intentando no tragar agua. 
Su carita me dio tanta pena, tenía los ojos rojos y las gotas de agua no dejaban de caer por su rostro angelical.