Introducción

Generalmente los hermanos mayores —varones— celan a sus hermanas pequeñas, generalmente; en mi caso no es así, lo sé porque yo soy la hermana mayor de un hombre maravilloso que acaba de cumplir 18 primaveras y está en su primer año de universidad. Lo que ha puesto mis alarmas a tope no ha sido eso, la razón principal tiene nombre, edad suficiente para ponerse borracho en casi todo el mundo y resulta ser el galán de la universidad en donde mi hermano ahora estudia.

El Señor Encanto, así lo he apodado porque la verdad es que eso es lo que aparenta ser, ha decidido que mi virginal hermanito tiene todo el potencial que él busca para una cita, pero sé porque puedo verlo en sus ojos libidinosos que él busca algo más que un apretón de manos de parte del niño de mi corazón; razón de más para continuar con la misión Espiando al Señor Encanto o ESE.

Lo sé, es un nombre demasiado grande para tal misión, pero mi imaginación se ha quedado corta a la hora de planificar todo lo que tengo y voy a hacer, todo ello para evitar que a mi hermanito le rompan el corazón.

1. Suministros médicos.

2. Alimentos y agua de uso militar.

3. Ropa, lámparas, baterías, binoculares con visión infrarroja, binoculares normales, radios, baterías de larga duración, cargadores extras, cuerdas, arnés, guantes de látex, guantes para escalada, guantes para invierno, hule, bridas, tijeras, chuchillo de uso rudo, navaja, cámara fotográfica (2), computadora de uso militar (2), gafas normales, guantes de combate, mascara NBQ con filtro (una nunca sabe), casa de campaña, manoplas de descontaminación, chambergo...

4. Herramientas de supervivencia.

5. Mi arma y municiones.

6. Equipo de monitoreo y rastreo.

7. Disfraces...

8. Ah, y una pala.

Revisando una vez más la maleta que voy a llevar a cuestas por las próximas 144 horas tomo una respiración lenta y asiento.

— Estoy lista.

Entro a mi camioneta dirigiéndome a mi destino. 

Está misión deberá ser un éxito, así lo he decidido.