Era una tarde lluviosa, no podía entender porque Marco me había mentido. Aunque debí haberlo sabido, este último año siempre había estado alejado. El mes pasado estuvo a punto de decirme algo, pero no pudo hacerlo, ¿Era eso? La ciudad estaba sola, no había muchos carros y la gente se refugiaba de la lluvia. En lo personal siempre me gustó. No tenía nada que hacer, ni nadie con quien hablar, llevaba días fuera de mi casa, recorriendo la ciudad de aquí para allá, no podía quedarme quieto, o Marco me encontraría, y eso era lo último que quería que pasara. Estaba oculto en un callejón, pero ya estaba anocheciendo, por lo que decidí salir de ahí, cuatro tipos me interceptaron en el camino.
— Tu billetera. — Dijo uno de ellos. No quería hacerlo, no quería dárselas; pero por el amor de dios, tenían una navaja, ¿Qué podía hacer yo?; Suspiré.Supongo que cualquier cosa es mejor.Le di un puñetazo en la cara y comencé a correr, logré correr por unas cuadras, pero no había nadie que me pudiera ayudar, por lo que me atraparon y metieron a un callejón. Odiaba a estos tipos, eran basura, si por mí fuera los asesinaría a todos.
— No debiste hacer eso. — Me amenazó el tipo de la navaja. Estaban a punto de lanzarse sobre mí, pero un relámpago los atravesó, un relámpago oscuro. No tenía idea de lo que había pasado, pero la sangre de estos tipos había llegado hasta mi cara. De pronto, un hombre apareció frente a mí… o bueno, no era un hombre. Era alto y musculoso, pero su piel era negra, como metálica. Su cabeza era redonda y tenía la forma de un relámpago en lugar de cabello. Era ese monstruo del cementerio.
— Hola, pequeño. — Saludó.
¿Qué diablos era él? ¿Era como el chico león?
— No te asustes, no vengo a lastimarte, por lo contrario, vengo a iluminarte.
— ¿Iluminarme…?— Pregunté con duda.
— Así es, solo supuse que te gustaría saber cómo murieron tus padres.
Eso me tomó por sorpresa ¿Quién diablos era este tipo? ¿Y cómo sabía lo de mis padres?
— ¿¡Quién diablos…!?
— Tranquilo, contestare todas tus dudas, a su momento. Pero antes, ¿No te gustaría ser como tu amigo? ¿Marco?— Me preguntó. — ¿Aún no sabes lo que es? Pero si es tu mejor amigo, el jamás te mentiría. Después de todo, es el único al que tienes en el mundo ¿O no sabías que él era ese chico con características de un león?
Marco era uno de ellos… ¡Maldición! ¿¡Como pude ser tan estúpido!? Ellos son tres… ¡Kevin! ¡Génesis! ¿Por qué no me lo dijo? ¡¿Por qué me mintió!?
— Creo que no lo sabias, pero… ¿No te gustaría ser como él? Ya sabes, ¿Aplicar la justicia por tu cuenta? Yo puedo darte eso y más. Si quieres respuestas y poder, sígueme. Si quieres seguir viviendo tu vida llena de mentiras, quédate. — Dijo mientras entraba en la obscuridad del callejón, no tenía mucho que pensar, aquí no tenía nada ni a nadie. Comencé a caminar y entré al callejón, perdiéndome en la oscuridad.
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Editado: 27.04.2021