Capítulo 15

Ariadna: entonces primero debes de controlarte antes de irnos a tu despacho. Además, no tienes ninguna necesidad de acompañarme y sobre todo necesito privacidad para escribir la carta que le enviare a mi tía.

Dante: no te pienso dejar sola y la escribirás ante mi presencia. Pero si quieres que te deje hacerlo eso será lo que harás o prefieres no hacerlo.

Ariadna: acaso es difícil para ti dejarme sola por un tiempo. Porque de todos modos sabes en donde estaré y siento que estas exagerando.

Dante: yo únicamente estoy siendo precavido con lo que es mío, así que debemos de irnos a mi despacho y después subiremos a descansar a nuestra recámara.

Él solo sonríe al ver a su futura esposa enojada. Dante sabia que tenia que vigilarla para evitar que intentara escapar de su destino de estar casada con él, Ariadna no tenía otra opción que aceptar lo que el quería. Ellos empiezan a caminar rumbo a su despacho y tiempo después llegan.

Ariadna: entonces si vas a estar a mi lado será mejor que tomemos asiento. Sabes que es imposible escribir la carta de esta manera y antes de hacerlo necesito que me des lo necesario para poder escribirla.

Dante: sabes que tengo demasiados recuerdos de este lugar. Además, esa es la razón por la cual me gustaba estar aquí, porque recuerdo perfectamente ese día como si fuera ayer.

Ariadna: podías dejar de hablar de eso, por favor. Necesito que dejes hacerlo por unos momentos y te pido que no intentes hacer nada.

Dante: tan siquiera debes dejar que te de un beso. Aunque yo no necesito que me des permiso para ser lo que quiera y se que debo de ser paciente para que seas mía.

Ariadna: no quiero que insista en ese asunto. Necesitas entender que no va a pasar nada en tu despacho como lo estas imaginando y cuando lleguemos de nuestra boda seré de nuevo tu mujer, pero antes no ya que necesito recordarte que este es tu castigo por haberme hecho esperar por años para que te casaras conmigo.

Dante: me imagino que nunca vas a olvidar eso. Además, no pierdes ninguna oportunidad para decirme que fui un mal prometido contigo.

Ariadna: te recuerdo que si lo fuiste y especialmente conmigo. Jamás me trataste como tu prometida sino como tu mujer desde un principio.

Dante: es que tú eres mi mujer. Solamente que te demostré que lo eras desde el primer momento en que te besé y desde ese mismo instante decidí que serias mía.

Ariadna: así que solo me convertiste en tu mujer. Porque tú lo decidiste de esta manera y será mejor que me des lo que te pedí para poder salir de tu despacho.

Ella toma asiento y Dante le da un papel y una pluma. Ariadna empieza a escribir la carta explicándole que se casaría y que no iría a su casa, pero cuando termina de escribirla suspira para después dársela a su prometido y ella le dice la ciudad en donde estaba su tía y cuando ya tiene la información necesaria sobre la tía de su mujer, él se la da a unas sirvientas para que sea mandada la carta a su destino y el camina unos cuantos pasos para estar a su lado.

Dante: la carta que le escribiste a tu tía llegara a su destino. Ahora que has terminado te daré un beso y no quiero que me digas una excusa para que no pueda hacerlo.

Ariadna: nunca te vas a cansar de querer besarme todos los días. Necesitas controlar tus impulsos y por más que te lo diga nunca lo harás.

Dante: no tengo ninguna necesidad de saber controlarme. Además, mi comportamiento siempre ha sido así por ti, pero ahora eres tu la que me vas a controlar.

Ariadna: siempre me has dicho que la única manera de controlarte es que me beses. Aunque esa no es una razón suficiente y siento que lo haces solo para besarme.

Dante: esa fue una simple excusa que me invente para que lo hicieras. Nada más que funciono y yo no iba a perder la oportunidad de besarte.

Ariadna: todo este tiempo me mentiste. Ahora por eso no dejare que me beses y sobre todo quiero que me lleves a tu recámara a descansar.