Esta soy yo y ¿qué?

Capitulo 1

— Agus — giró el rostro y Melissa tiene una ceja enarcada — ¿Me has escuchado?

— si — hago una mueca que parece una sonrisa.

— ¿Has comido? — muerdo mi labio inferior y no respondo, simplemente continuó acomodando las pinturas de uñas... trabajaba en un salón de belleza, pero cómo ayudante de las chicas... a duras penas podia acomodar mi propio cabello asi que no me metia en corte o otro servicios del salón.

Melissa la única chica que me trataba cómo ser humano, ya que el resto de las chicas me miraban por encima del hombro y cada dia que llegaba a trabajar no pasaba por alto las miradas que me dirigian de arriba hacia abajo y luego terminaban en risitas burlescas y cuchicheos.

Seis largos meses llevaba fuera de mi pueblo, sin ver a papá, a mamá. Cierro los ojos para controlar la llorona. Cada vez que recordaba las mañanas impregnadas por los gritos de mamá, llamandonos a desayunar o el gallo que le habia tomado manía de anunciarme que había amanecido junto a mi ventana.

Extrañaba mi hogar, a mis viejos pero no estaba lista para regresar aún, si estaba aprendiendo que la crueldad a las personas pasadas de peso era aqui y en la conchinchina.

Hombres y mujeres me veian cómo si yo fuera un bicho raro.

— Agus — salgo de mis pensamientos y Melissa está junto a mi, su rostro bien maquillado está lleno de preocupación — te veo pálida, muchas ojeras ¿Estás bien? — asiento pero ella suejeta mi mano, mi mirada baja hacia la de ella y me siento mal. Sus manos se ven delicadas en cambio yo... — ¿Que pasa?

— estoy bien, sólo un poco cansada.

— no cometas una locura Agus — frunzo el ceño y ella se acerca a mi y susurra — te escuché la semana pasada en el baño — desvio la mirada pero ella continua — vomitar la comida no es una buena opción.

— andaba mal del estómago — me encogo de hombros tratando de restarle importancia.

— está semana, no te he escuchado.

— por que ya no estoy enferma.

— creo que es más bien por que no estás comiendo Agustina Palacios— ella me observa molesta — esa no es una buena opción para bajar de peso.

Me dejó caer en el sofa y mi mirada está sobre las paredes de vidrio, mostrandome toda la gente que llegaba al centro comercial, chicas jovenes con sus novios. Todas con cuerpos de modelos, mi mirada bajó hacia mi gruesas piernas, me sentia fuera de lugar. Mis ojos se aguaron, lo único que yo queria era ser una chica normal, alguien con talla pequeña.

— Agus — la mano de Melissa se desliza por mi cabello — ve a comer algo, tú cuerpo necesita alimentó.

— ¿Cómo lo hacen las demás? Yo sólo con ver la comida y engordo.

— ve a comer — niego y suelto el aire cuándo una clienta de Melissa entra para ser atendida, me quede ahí quieta, observando a cada mujer ahi presente. Todas bonitas por ser delgadas, con ropa a la moda por que les quedaba a la perfección. Cómo mencionó Paul, mi ropa parecia una carpa de circo.

— Agustina, trae por favor las pinturas de uñas — una de las chicas me lo pide y me levantó apresuradamente, lo que no entiendo que tan apresurada lo hice por que todo se puso negro.

Alejandro.

— ¿Qué rayos es esto? — ruedo los ojos ante la pregunta de la chica con la que estuve saliendo.

— mi estudio — ella mira alrededor, luego el techo. Todo estaba impecable, limpió.

— ¿Pero por qué aqui? Tienes un estudió en el centro de la ciudad con una maravillosa vista y... — levantó la mano.

— me gusta aqui Victoria — ella niega y camina hacia el cuarto de revelado.

— esto es una pocilga, ¿Perdiste tu fortuna? Has ganado premios por tus fotos, eres famoso ¿Cómo rayos Alejo Blanco, vino a parar aqui?

— no me interesa si se inventan una telenovela conmigo y mi nuevo estudio. Aqui nació Alejo Blanco, mis primeras fotos las saque aqui.

Ella coloca sus manos en la cintura, viste un elegante vestido y tacones altos a juego con su vestido.

Victoria sigue hablando acerca del estudio y el lugar dónde estaba, que este cambió brusco no seria nada bueno para mi carrera, frunzo mi ceño al ver movimiento en la entrada del salón que está frente a mi estudio.

Una de las chicas con desesperación sujeta a los hombres que van pasando enfrente y la siguen adentro para salir  inmediatamente negando.

— ¡Alejo! — escuchó el grito de Victoria pero la ignoró, algo está pasando con mis vecinos y debia ayudar.

Me dirijo con paso apresurado y la chica está preocupada.

— señorita, ¿Está bien?

— por favor, ayudeme, una de las chicas se ha desmayado, necesito moverla — asiento y entró al salón, para empezar hay un circulo de mujeres, que hablan y hablan como loras pero ninguna está preocupada en levantar a la chica, sólo puedo ver sus zapatos.

— con permiso — ellas giran su rostro y puedo notar la apreciación en sus rostros al verme, se hacen a un lado pero siento manos pasar por mis brazos.

— es ella — murmura la chica que estaba en la entrada buscando ayuda.




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