Esto es guerra, querido vecino

5. Una fiesta, mil problemas

Después de haber pasado por todo esto necesitaba un descanso y urgente; el apartamento estaba completamente para mí, aprovecharía esto para relajarme y ver una buena película. Me puse mi piyama y me envolví como un rollito en mi tibia cobija.

“Nada mejor que hacer esto una noche de sábado”. Hasta ahora todo está de maravilla, el delicioso helado de chocolate me hace olvidar todo, tengo un par de mensajes pero lo verdad estoy tan agotada que me da flojera tener que pararme para revisarlos. Me levanto y doy pequeño pasito para revisar que todo esté bien con Tara (mi tortuga). Regreso y cuando estoy por nuevamente acomodarme el estremecedor y alto sonido de la música me lo impide, llego hasta mi puerta y por la mirilla llego a la respuesta de todo este alboroto.

¡Stone está haciendo una fiesta! me controlare un poco; estoy más que segura que alguno de los vecinos presentara una queja. Nuevamente trato de concentrarme en la película pero ese sonido no me lo permite.

¡Voy a enloquecer! ¡Juro que voy a enloquecer! primero los Adams y ahora el ¿Dónde están sus padres cuando los necesito?; tomare medidas extremas, tomo el teléfono y marco al vigilante.

¡Stone, creo que tu fiestita terminar más pronto de lo que te esperas!

-Puedo ayudarle en algo –a decir verdad su voz suena totalmente cansada y harta de su trabajo, el señor Maket siempre ha sido un viejo gruñón.

Si Tyler o alguno de sus molestos amigos se entera de esto sé que me ira mal pero ni modos reglas son reglas, así me llamen grinch de las fiestas –v-vengo a presentar una queja – el hombre bosteza para luego gruñir con desagrado, está más que claro que no le caigo para nada bien –hay una fiesta al lado de mi apartamento, por favor haga algo.

Se queda en silencio por escasos segundos –lo siento pero para hacer eso se necesitan por lo menos cinco quejas –me quedo boquiabierta ¿quiere decir que Stone al final y como siempre terminara saliéndose con la suya? – al parecer usted señorita es la única aguafiestas de todo el vecindario así que si me disculpa tengo trabajos más importante que escuchar quejas tontas de una adolecente – al parecer cuelga el teléfono con brusquedad… ¡demonios! es un hombre grosero.

El volumen de la música aumenta mucho más, ¡Dios que carajos hice para merecer esto! ¿Es que no puedo tener ni un solo día normal?

Ni modos, no hay de otra, si el viejo gruñón de abajo no quiere hacer su trabajo pues así le tenga miedo lo tengo que hacer yo, bueno, o al menos intentarlo.

Estoy frente a la puerta y no puedo evitar sentirme nerviosa e intranquila, trago saliva un par de veces para finalmente tocar el timbre; un moreno de ojos tan chocolates que por un momento hace que recuerde el helado que olvide en mi cama y ya debe estarse derritiendo ¡demonios! que desperdicio, todo por culpa del idiota de Stone!, el chico me regala una pequeña sonrisa de medio lado mientras sostiene la puerta para con un gesto invitarme a pasar – ¡Kelsie! no pensé que vendrías –si yo tampoco.

-Hola Black, no, yo solo quiero hablar con… –el me interrumpe y presiento que algo que no me va a gustar para nada va a decirme.

-Lo sé, lo sé – ¿sabe que busco a Stone? –Sé que buscas a tu hermana – ¿Sara estaba aquí?; la señala y con la mirada la busco, no me es muy difícil encontrarla pues como en todas las fiestas está haciendo el ridículo. Está rodeada de sus dos “amigas” (si se les puede llamar así).

– ¡pero que está haciendo! ¿Por qué las ranas no se lo impiden? –Black frunce el ceño e inmediatamente me doy cuenta que es por mi apodo, no tengo tiempo para explicaciones, lo aparto y me dirijo a ella. Está tomando una gran cantidad de alcohol mientras todos gritan ¡bebe, bebe, bebe!; tomo sus bebidas y la aparto de los demás. Ella se tambalea de un lado para el otro sin control mientras se ríe por cualquier tontería – ¿Qué haces? – susurro enojada tratando de no captar la atención de los demás.

Nuevamente se zafa de mi agarre y se sienta risueña en uno de los muebles – ¿Qué no ves? lo estoy disfrutando anciana aburrida –no puede ser, algún día voy a morir de un ataque cardiaco por su culpa, eso es seguro. Un tipo aparece como un vampiro a mis espaldas y termina por sentarse muy cerca de ella con una sonrisa, lo he visto un par de veces en clase de artes pero nunca le he hablado, la principal razón es porque es igual de pesado que Tyler y sus amigos –ahora si me disculpas, piérdete hermanita –resoplo furiosa mientras pongo mis ojos en blanco. La odio pero igual me preocupo; no pierdo más el tiempo y voy en busca de mi verdadero objetivo, desgraciadamente escucho las familiares risas y voces de… no puede ser, ellos no pueden traicionarme de esta manera ¿venir a la fiesta de mi enemigo sin ni siquiera avisarme?

A pasos cortos llego hasta donde están ellos mientras me cruzo de brazos y les miro de una forma asesina –Becca y Jack ¿Qué hacen aquí? –no parecen tomarme en serio pues enseguida se miran el uno al otro y entre risas contestan al mismo tiempo.

-Fue su idea –se señalan el uno al otro ¿nadie esta sobrio aquí o qué? Jack finalmente se estabiliza y nuevamente me habla –nos invitaron, debiste haber venido con nosotros, mejor toma esto y quita esa cara –quedaba claro que este par no tenían remedio.



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En el texto hay: novelajuvenil, comedia romantica, vecinos

Editado: 05.02.2020

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