Esto es irracional: Amor incondicional

CAP 1: La isla del tesoro

Unos rayos de luz despertaron a una muchachita, se encontraba sola acostada en la arena, no era consciente de cuánto tiempo había pasado o de la vez que quedó dormida, de lo único que estaba segura ella, era que poco a poco empezaba a sentir el movimiento de cada parte de su cuerpo. Persibiendo así la arena bajo su piel junto a una brisa cálida de aquel verano, a la vez que poco a poco un gran pedazo de tela caía a encima de su espalda y muslos.

Curiosa de saber de dónde provenía la tela, la muchacha se forzó a abrir los ojos, observando frente a ella a un joven arrodillado con un polo holgado manga cero que cubría su torso con un shor de color azul, apreciando el llamativo collar en su cuello.

Desorientada, alzó más la vista perdiéndose en esos ojos azules como el océano junto que hacían juego a dos largos mechones dorados que caían por los lados de su cara.

—¿Estás bien?—preguntó el joven a lo que la muchacha asintió incorporándose mientras se colocaba correctamente el pedazo de tela que cubría su espalda.

Al terminar de cubrirse, alzó nuevamente su vista y al ver su rostro, pudo notar que esperaba una respuesta por parte de ella.
Así que usó sus manos para expresar una disculpa, pidiendo a la vez que repitiera la pregunta, observando incomprensión en su cara.

—Tendremos que hallar una forma de comunicarnos, pero antes te daré algo de ropa para vestirte—sugirió con incomodidad antes de levantarse, ayudándola de igual forma a ella.
La muchacha asintió mientras sus manos mantenían aquel contacto; observando como sus labios se movían nuevamente para hablar una vez más.

—Deberia de ponerte un nombre—dijo—, será mucho más fácil referirme a ti hasta que logremos comunicarnos fluidamente—sonrió y la muchacha concordó con un asentimiento de cabeza.
El joven meditó por unos minutos, pensando en un buen nombre para darle, luego sonrió diciendo:

—Nyoko, es un buen nombre para ti—hace una pausa viendo cómo la muchacha asentía gratamente con el nombre asignado—, está decidido, ese será tu nombre—sonrió nuevamente—, yo soy Ónix, encantado de conocerte Nyoko.

Ambos sonrieron y se pusieron en marcha a la aldea, sin duda era uno de los recuerdos más atesorados por Nyoko, por lo que no pudo evitar sonreír mientras se encontraba recostada en el hombro de Chrome, soñando con el día que conoció a Ónix.

Desde que el viaje había iniciado, Nyoko no durmió durante tres días maravillada del Perseo, recorriendo de un lado a otro, teniendo mareos ocasionales, algo del cual estaba acostumbrada y que sus amigos ya estaban acostumbrados a verlo.

—Parece que está teniendo un sueño agradable—comentó Yuzuriha al otro lado de la mesa mientras veía como Chrome trataba de moverse lo menos posible para que Nyoko no despertara.

—Es Nostálgico verla dormir sin preocupaciones—acotó Kohaku sentándose a lado de su amiga, sonriendo—, Me recuerda la primera vez que Llegó a la aldea.

—A pesar que no podíamos entenderla—continuó Chrome—, su entusiasmo por ayudar era muy contagioso—sonrió observando como su amiga dormía plácidamente.

Yuzuriha sonrió feliz de ver la Bonita amistad que tenían junto a Taiju y aunque Senku y Ryusui querían seguir observando a su amiga, sabían que tenían una misión que cumplir, gracias a que Soyuz (un integrante de la aldea Ishigami que se sumó al viaje) reveló que era de aquella isla, pudieron confirmar que habían más supervivientes, por lo que la idea de que Nyoko halla venido de esa isla, era una de las probabilidad más altas. Fue así que todos estaban más que entusiasmados por llegar a aquella isla.

(***)

—Hasta qué no regresemos a Japón, se quedaron dentro del barco—Sentenció Ryusui de brazos cruzados a Suika, Taji, Kane, Hisui y Mirai luego de que el grupo liderado por Senku saliera a explorar.

—Solo queríamos ser de ayuda—confezó apenado Taji.

—¡Esta bien no sé preocupen! ¡Hay un montón de cosas en las que pueden ayudar!—expresó optimista Taiju a los niños—¡Mientras esperamos a su regreso, podemos terminar de limpiar la cubierta!

—¡Si!—gritaron en unísono mientras Ginro se quejaba por tener que ayudar a limpiar; por otro lado, Nyoko despertaba de su siesta asomándose donde Ukyo, observándole que estaba muy concentrado en aquel radar, por lo que se acercó y posó su mano en su hombro para llamar su atención.

—¡Hola Nyoko! ¿Dormiste bien?—saludó Ukyo recibiendo un asentimiento afirmativo para luego el explicar lo que había visto, señaló para que Nyoko pudiera observar.

Mientras tanto arriba, Ginro limpiaba de Mala gana, escucho por el comunicador como Ukyo pedía a alguien a ver que pasaba bajo el agua. Así que sin darle chance a otros, se tiró al mar, topándose con estatuas de piedra iguales a la de la aldea, comunicando a los del barco el descubrimiento.

—¿Qué pasa?—preguntó Yo al ver subir a Ukyo intranquilo seguida de Nyoko que no comprendía la situación del todo.

—La cronología no encaja, está isla estaba deshabilitada desde antes de la petrificación—explicó poniéndose en guardia mientras Nyoko protegía a sus niños junto a Magma.

Fue entonces que desde el risco cerca de ellos se asomó una mujer de cabellera negra hechas rastas, teniendo adornos de piedra en las puntas del cabello. Surostro reflejaba una mirada inexpresión junto a unas marcas faciales extranas; llevando un vestido holgado y transparente con accesorios bulbosos que cubren el área de su pecho y que hacía juego al collar que cubría la mayor parte de su cuello.



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En el texto hay: romace, drama, drstone

Editado: 22.09.2024

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