Un sueño de transición hacia la gloria, un canto que entonan los búhos camino al Edén.
El tiempo del tiempo ha terminado, los vientos traen una copa e invierno se llena de ella. Hace mucho frío y los lirios del campo se cristalizan.
Todos se hallan rezagados en sus cubos de abeto, aplastados bajo capas y capas de gruesas colchas que los resguardan del frío.
En una vieja choza habita una familia de gatitos de escasos recursos, una pareja de felinos que con su acto de unión sagrada quedaron atrapados por sus propias obligaciones, así tuvieron una docena de peluditos.
Mas hay uno que siempre se queda atrás y sueña que vuela, al rato se estampa contra una gran montaña, cae girando hacia un lago de aguas negras y es salvado por un cisne de luz.
Sueña que sueña todo el día, mientras toda su familia se reúne a su alrededor esperando que dicte su último veredicto.
Por la angustia de verle agonizando, la madre cae desplomada al suelo.
Mientras el pequeño sueña que sueña y ve que el cisne lo agarra con su pico de su lomo y lo transporta en su espalda hacia aquella orilla de luz y oscuridad.