Canción: Cada Estrella-Kari Jobe
Prefacio.
ESTRELLAS OSCURAS.
Con mi padre, tomando mi pequeña mano entre la suya, caminábamos a casa contentos porque seguramente mamá tenía el almuerzo listo.
¡Vamos, amaba la comida de mamá!
Carcajeando papá por las anécdotas que le narraba por mi día de escuela pasamos él umbral de la puerta de la entrada. No me había equivocado, el pollo asado de mamá se introdujo en mi sistema respiratorio mejorando mi día.
Toda la casa estaba inundada con ese peculiar olor a el almuerzo de mi madre, contenta corrí por toda la casa gritando el nombre de mamá. Quería verla y darle un gran abrazo como siempre lo hacía después de volver de la escuela, mis pasos fueron más lentos al notar que no veía rastro de mamá por ninguna parte. Pasé el umbral de la cocina y me congelé al ver a mamá, ella yacía en el suelo con sus párpados cerrados, todavía con una cuchara en sus delicadas manos pálidas.
¿Se quedaría dormida allí?
Me acerqué a ella con la esperanza que estuviera dormida, pero luego de leves toques y llamarle a que despertara, me desesperé, ella no se movía, no respiraba, parecía un cadáver muy pálido.
Luego de tantas vueltas en mi cabeza entendí todo, mamá ya no estaba conmigo. Mis ojos se cristalizaron y empezaron a brotar ríos de agua salada, con las yemas de mis dedos toqué los labios resecos y pálidos de mamá y empecé a cepillar su cabello castaño recordando como ella lo hacía conmigo cada mañana antes de ir a la escuela.
-¿Leyla?- Llama mi padre-. Cariño, ya llegué.
Mi padre se adentra en la cocina, sentí sus pasos detrás de mí, pero yo no me moví de donde me encontraba, no podía hacer nada.
-Esther, cariño ¿No has visto a tu ma...
Observé a papá tensarse y en su rostro apareció un rastro de dolor. Corrió y tocó el cuerpo pálido de mamá.
-¡No! ¡No! ¡No!- Exclamó mi padre llorando-. Leyla, cariño despierta, no nos dejes-. Lloriqueaba mi padre abrazando al cuerpo de mamá.
Yo lloraba en silencio.
¿Qué más podía hacer? Mamá se había ido y no entendía el por qué.
Papá me miró con tristeza, tomó de mi muñeca y me envolvió en un cálido abrazo.
-Mi niña, se ha ido nuestro ángel- susurró papá cerca de mi oído.
Y lloré, lloramos juntos hasta que nos secamos.
Entré a mi alcoba triste y con ganas de morir, le he pedido explicación a papá de porqué mamá murió y sólo dijo que era muy chica para entender esas cosas. ¡Pero vamos, tenía derecho a saber! Tiempo después de mi insistencia me dí por vencida, sé cuanto le afecta todo esto. Yo sólo quería dormir y no despertar jamás.
Mi frente se arrugó al notar que en la pequeña mesita de noche, que se encuentra en la parte derecha de mi cama, está ubicado un pequeño libro azul marino -un poco grueso- con pequeñas estrellas blancas en su portada, lo tomé entre mis manos y lo abrí para observar lo que había en su interior.
En la primera página encontré el nombre completo de mamá con estrellas de adornos, en la segunda solo hay algunas frases de vida y en la tercera me encuentro con la hermosa letra de mamá:
Hoy, Martes 28 de Octubre de 1997, nació la estrellita de la familia Clark ¡Estoy tan emocionada! Dios me ha enviado este hermoso ángel del cielo, que cuidaré y amaré con todo mi corazón. Es tan hermosa y pequeña, sus labios son rosas, su piel morena como la canela, es tan tierna.
¡La Amo!
Des inmediato mis mejillas se humedecieron.
-Yo también te amo mamá- susurré pasando las manos por aquel libro.
Seguí con mi trabajo, y me detuve a la mitad, en esa hoja estaba grabado mi nombre: Esther Saraí Clark.
Mis iris viajó a la pequeña nota que estaba más abajo:
Hola mi Lucesita, quería obsequiarte este diario cuando fuera tu cumpleaños quince, pero me he adelantado porque ya es hora de irme, quisiera seguir luchando por ti, por tu padre, pero ya no puedo hacerlo más, hasta aquí llegan mis fuerzas ¡Pero no llores! Estoy bien, estoy en un lugar mejor, aquí todo es paz y puedo descansar. Sólo te pido que cuides de tu padre, él es muy sensible y sé que se volverá loco cuando yo no este, no sabe cocinar así que tendrás que comer tostadas quemadas en las mañanas. Hija te amo con todo mi corazón, sé valiente y feliz siempre, Dios estará contigo donde quieras que estés sanando tus heridas.