Cuando uno hablaba sobre Eijiro Kirishima, automáticamente uno podía visualizar su hermosa sonrisa escapandose por sus labios. Aquella sonrisa que era capaz de iluminar hasta el más oscuro y turbio día.
Todos lo sabían y todos lo admiraban por ello. No todos podían ser como él. No todos podían tener la autoestima tan alta a pesar de las situaciones.
La calma estaba presente, pero sabían que no por mucho. Luego de las grandiosas preparaciones para el Festival Cultural (que fue todo un éxito), los aspirantes a héroes sabían que pronto tendrían algún otro villano a quien enfrentarse.
Pero aún así, Kirishima estaba ahí.
- ¡No se preocupen, podemos enfrentarnos a todo! - exclamó el pelirrojo - Somos la clase 1-A. ¡Somos lo mejor de la U.A.!
Y con esas simples palabras, todos estaban dispuestos a seguirle el paso con esperanzas y alegría.
Bueno, casi todos.
Bakugo observaba desde lo lejos a su amigo mientras intentaba taparse los oídos y concentrarse en sus pensamientos. ¿Por qué el chico tenía que ser tan ruidoso?
- ¡Blasty, tu también lo harás genial!
El rubio cenizo gruño por ser llamado de esa forma. Escuchó a las amigas de Uraraka riéndose de su expresión. Quería romperlo todo. ¿Acaso no podían dejarlo en paz por un minuto?
Esa misma noche, luego de la cena que Sato y Momo prepararon, Bakugo, como era costumbre, fue el primero en irse a dormir. Quería por fin descansar de los gritos de Midoriya y Kaminari, quienes habían estado bromeando todo el día sobre lo sucedido en el Festival Cultural. Sus oídos sangrarian si seguía escuchandolos un poco más.
- ¡Kacchan!
Por supuesto, tenía que ser él.
- ¿Qué quieres, Deku? Déjame dormir, pedazo de bastardo - gritó Bakugo.
- Eh, es que... - Midoriya no sabía como expresarse - Kirishima...
- ¿Qué con ese?
- Kirishima... no está.
Bakugo fruncio el ceño confundido.
- ¿Cómo que no está? No intentes jugar conmigo, Deku.
- ¡N-no juego contigo! ¿Acaso lo viste en la cena?
Bakugo se detuvo a pensar un momento. Estaba tan irritado con los gritos y conversaciones absurdas de sus compañeros que no había notado que Kirishima no había estado en la cena.
- Tsk. ¿A donde se fue?
- No lo sé.
El rubio cenizo rodó los ojos.
- Y supongo que yo debo encontrarlo, ¿no es asi?
- ¡Genial! ¡Gracias, Kacchan!
- ¿¡Qué!? ¡Pero yo no dije que iba a hacerlo, imbécil! ¡Vuelve aquí!
Pero Midoriya ya se había ido.
Con un suspiro Bakugo se vio obligado a buscar a Kirishima. Le resultaba extraño. Normalmente él estaba reunido con el resto de la clase y se devoraba rápidamente la comida. ¿Qué le habría pasado?
Buscó por todos los pisos e ingresó sin pedir permiso en las habitaciones, pero no lo encontró. Comenzó a preguntarse. ¿A donde se habría ido?
No se esperó acabar finalmente en la terraza del Heights Alliance.
- Ahí estas, maldito bastardo.
Kirishima se encontraba de espaldas a Bakugo, sentado, abrazando sus piernas. La noche fría caía sobre ellos abrazandolos con un manto de estrellas.
- Ya, vuelve abajo. Todos están preocupados por ti.
El rubio iba a irse, cuando noto que Kirishima no le había respondido. ¿Se habría percatado de su presencia?
- ¿Kirishima?
Un sollozo lo quito de sus casillas.
Se acercó un poco más y pudo distinguir a Kirishima ocultando su rostro entre sus piernas, sollozando como si no quisiera que lo vieran hacerlo.
- No... no me veas, Blasty... llorar no es de hombres - la voz rota de Kirishima activó algo en el héroe explosivo.
Bakugo se vio obligado a acercarse a su lado, pero se mantuvo de pie, mirándolo desde arriba.
- ¿Qué fue lo que pasó? - preguntó.
- Nada... No es nada. Sólo olvida esto e ignorame.
Eso no estaba bien, pensó Bakugo.
- ¿Y quien eres tu para pensar que podría hacer eso? No pienso bajar. Ni mucho menos cuando todos están tan irritantes hoy - Bakugo se sentó a su lado.
Kirishima seguía llorando. Bakugo no podía ver su rostro pero cada lágrima que veía caer al suelo le partía el corazón.
Porque si. Bakugo sí tenía corazón.
- Ya, deja de llorar - refunfuño. Pero el pelirrojo no podía - Ey, Kirishima. Mirame.
A duras penas Kirishima obedeció, mostrando a la luz de la luna y las estrellas un rostro rojizo, lleno de lágrimas y ojos humedecidos. No. Ese no era el Kirishima que Bakugo conocía. Algo debía estar muy mal.
- ¿Quien fue el bastardo que se robó tu estúpida sonrisa?
Kirishima hizo un esfuerzo para dejar de llorar. Bakugo podía sentir lo triste que estaba. La nula presencia de su sonrisa delataba ello.
- No... no tienes que preocuparte, Blasty...
- Respondeme.
El pelirrojo suspiró.
- No fue nadie, creo... - Kirishima se enjugo las lágrimas con una mano - Es que... sólo estuve pensando cosas.
- Pues no me dejes con la intriga. Habla.
Kirishima apartó la mirada avergonzado y apretó los dientes.
- Tu sabes que siempre estoy sonriendo, ¿verdad? - él se sobo los mocos - Yo sólo intento de que los demás no se sientan mal con toda esta situación... estamos en una guerra de la que no podemos escapar. Es nuestro destino ser héroes pero... a veces tan sólo quisiera sonreír sabiendo que todo está bien.
Bakugo no comentó nada. Lo observó atentamente y espero a que continuara.
- Un héroe debe ayudar a los otros, y eso es lo que hago. Quiero ayudar a todos con mi sonrisa... intentando que se sientan mejor, subirles la autoestima... pero no puedo hacerlo porque... - observó a su amigo con los ojos llorosos - Blasty, t-tengo miedo.
Aquellas palabras hicieron que Bakugo abriera los ojos como platos.
- Tengo miedo de que perdamos, que finalmente hayamos muerto sin hacer nada... No quiero morir. Y se que esto no es de hombres, no es de hombres sentir miedo, y por eso debo ser tan imbécil...
- Kirishima - Bakugo observó al mencionado.