Me encontraba en clase de Matemáticas.
Si.
¡El profesor ya me dejó entrar porque se enteró que tengo tutor!
¡Estúpido maestro!
Por suerte esos días acosando al rubio sirvieron de mucho, el maestro al enterarse de esto enseguida me dejó pasar. Profesor de los mil demonios.
—Salgan a receso —habló el profesor escuchando el timbre.
—Vamos a la cafetería —avisó Carolina.
Llegamos a la cafetería y nos sentamos en una mesa.
—¡Hannah! —Oliver gritó llegando a mi lado.
—¿Qué quieres? —respondí de mala gana.
—Bueno, nosotras nos vamos —dijo Isabela arrastrando a Carolina.
¡¿Por que me dejaron con este idiota?!
¡Que buenas amigas tengo!
—¿Y ese humor? Así no se le trata a un tutor prestigiosa.
—Si, claro, ¿Qué quieres?
—Tengo sed, quiero un jugo.
—Anda, ve y búscalo tú.
—¿Segura?
Y ahí fue cuando me acordé de nuestro estúpido trato.
—¡Agh! ¡Te odio!
me paré de la mesa y fui a a comprar su bebida
Iba sentarme en la silla cuando el muy estúpido de Oliver me pone su pie haciéndome caer.
—¡¿Estas loco?! ¡¿Que te pasa, imbécil?!
—Eso es por intentar matarme ayer.
—¡Solo fue picante!
—No me importa, dame mi jugo.
Esto no se va a quedar así.
Le iba a dar su bebida, pero se me ocurrió una mejor idea.
—¡¿Qué demonios?! —gritó Cooper.
Le había lanzado todo el zumo de naranja en su cabeza manchando toda su ropa.
—¡Felicitaciones! ¡acabas de ganarte una gran macha en tu camisa! —grité sarcástica.
-¡Loca!
Oliver agarró su almuerzo e intentó lanzármelo pero yo fui mas rápida y me escondí haciendo que el almuerzo le cayera a otro estudiante y este enojado le tirara su puré a Oliver.
—¡Guerra de comida! —gritó alguien.
Y así todos los estudiantes que se encontraban en la cafetería comenzaron a lanzarse lo primero que veían.
—¡¿Qué es todo esto?! —gritó la voz de el director.
Todos al instante hicimos silencio.
—¿Alguien me puede decir quién empezó todo esto? —preguntó y todos me señalaron.
Delatadores.
—Señorita Anderson, la espero en la dirección.
—Querido Director yo no fui la única que empezó —traté de defenderme.
—¿Así? ¿entonces quién fue su cómplice?
—Oliver Cooper.
—¡¿Qué?!
Parece que acabo de malograr la buena reputación que tenia mi querido tutor.
—¡Es mentira! —gritó el rubio.
—¡Los dos, a la dirección! ¡Ahora!
Mierda.
.
.
.
—Bien, ahora me pueden decir ¿por qué hicieron la cafetería todo un asco?
Estábamos en la dirección.
Cooper estaba todo nervioso.
Pareciera la primera vez que pisa una.
—Director todo fue una confusión —hablé.
—¿Confusión?
—Es que Oliver se me declaró y yo lo rechacé, entonces se puso molesto y comenzó a tirar todo, luego los otros estudiantes copiaron lo mismo.
¿Qué carajos?
No me juzgues, fue lo primero que se me ocurrió.
—¡¿Qué?! —gritó Oliver.
—¿Es verdad eso joven Cooper?
—¡Claro que no, papá! —negó este, su padre, el director le dio una de esas miradas matadoras.
—Lo siento, señor —se disculpó.
Habia olvidado de Cooper era el hijo del director.
—¡¿Alguien me puede explicar que sucedió ahí afuera?! ¡Y quiero la verdad!
—Solo deme mi reporte y nos ahorramos tiempo saltándonos esta parte —ya estaba acostumbrada a ganarme reportes.
Soy toda una bad girl.
Nah mentira, solo que en cualquier problema que hay, la culpable soy yo.
Y pues la verdad no es mi culpa que los profesores sean todos unos amargados.
—Oh no señorita, hoy no habrá reporte para ninguno de los dos.
—¿Enserio? —preguntamos felices Oliver y yo.
—Tendrán que limpiar toda la cafetería.
—¡¿Por qué?!
—¿No creen que seria algo injusto que la señora de la limpieza limpie algo que no hizo?
¡Diablos!
Salimos de dirección y fuimos al salón de limpieza.
—¡No puedo creer que fui a la dirección por una estupidez tuya! —gritó mi acompañante.
—¡Tu fuiste quien empezó!
—¡Se supone que mi primera llamada a la dirección del director sería para que me premie como mejor estudiante!
—Si que eres un Nerd.
Agarramos los materiales necesarios y nos dirigimos a la cafetería.
—Mierda.
—¿Eso hicimos nosotros? —preguntó Oliver viendo todo el desastre de la cafetería.
—Desgraciadamente si.
—¡Menos charla y más trabajo!
Agarré una escoba y me puse a limpiar todo el piso mientras que Oliver limpiaba todas las mesas.
Esto demorará . . . . y bastante.