(Comienzo-Parte 2)

 Todo dependía de mí esa mañana, en ese momento, en ese instante que transcurría el tiempo. Mis manos se mantenían cerradas, mi mente se hallaba perdida y mi alma se sentía pesada.                                                                    ¿Volver al cuerpo? o ¿Dejarlo morir?

 Tengo dos opciones:

1-)Continuar.

2-)Dejar todo.

   Pero obviamente no dejaría  todo, no puedo dejar nada sin haberlo resuelto y tampoco debo hacerlo por lo que es de cobardes abandonar personas a las cuales tengo deudas pendientes y dejar todo por miedo. La decisión ya estaba tomada, y es en CONTINUAR. Mi alma entra ha aquella Ambulancia para seguir con el plan, con ayudar a las personas y evitar que más problemas aparezcan. Mientras esperábamos ha llegar a emergencias decido tocar la mano de mi cuerpo sin vida, sus manos se estaba empezando a poner frías,  la toco para poder entrar en ella pero el sujeto misterioso había vuelto para evitar que lo hiciera. Había abierto las puertas de atrás para poder sacarme de ahí y no poder regresar a lo  que me hacia sentir humana. 

 Mi deseo en ese momento solo era poder tocar sus dos manos para estar dentro de ella y escapar de aquel sujeto que me hacia sentir el miedo y el dolor. 

-¡Suéltame!- grite.   

 Al estar algo lejos de mi cuerpo, aquella camioneta freno para saber cómo las puertas estaban abiertas, y aprovecho para correr al lugar donde se hallaba mi oportunidad de arreglar las cosas, Pero el sujeto nada que me dejaba seguir. Intente una y otra vez pero las opciones se me estaban agotando y mi alma se sentía cansada de tanto luchar con el poder de aquel misterioso hombre.

-¡Basta! ¡¿Que quieres de mi?!- Grite con fuerza 

-Quiero tus vidas- Agregó él.

-¡¿Mis vidas?! ¡¿Para que las quieres?!- Grite enojada y confundida en aquella petición.

-Entrégame tus vidas y estarás libre- Dijo de tal manera a la que me estaba convenciendo, ya que si se las entrego podría empezar mi propia vida, una a la que todas las decisiones las tomaría yo sin el permiso de un reglamento, una en la que amar no estaría mal, una a la que sentir los verdaderos sentimientos humanos, esos de tal forma que todo lo que quiera y ame sea de verdad y sincero, una donde los delitos sea entregar el corazón y dejar ser amado, aunque te rompan el corazón, sentir la verdadera tristeza o la verdadera felicidad de lo que es tener una familia propia. ¡Quiero sentir todo eso y más! Pero si lo hago no podría hacer mi trabajo, mis visiones y mi fuerza ya no las tendría, ni la forma en la que veo el mundo la podría enseñar. 

-¡No! ¡No te las voy a dar!- le dije para hacerle entender ya que así podría ayudar a Matteo y las otras personas que se encuentran en peligro que aparte de eso se viene más problemas. 

 El sujeto se hallaba riendo ante mi respuesta, pero con una risa parecida a la de un payaso.

-Volveré- Dijo de tal forma a la que ya no me sentía atrapada en su poder.

Corrí rápidamente detrás de la camioneta para volver a intentar tener mi cuerpo con el cuál podría terminar mis deberes como un Ángel guardián del destino, uno de muchos...

 Toque sus manos y la realidad se había pintado de un color negro, sin razones o acciones, sin tiempo o destino, todo era como una pausa y un silencio profundo. 

 Sentía un clima frio tocándome desde el pecho hasta mi cabeza. Estoy acostada y percibía una energía pesada. Abrí mis ojos para poder ver el lugar donde me encontraba y note que estaba en mi habitación, pero al estar analizando las cosas mi madre actual había entrado a mi recamara.

-Que bueno que despertaste- Dijo sin problema -Saldremos temprano hoy ¿Quieres venir?

-¿Salir? ¿A donde?- dije confundida.

-Daremos un viaje, nos hace falta salir en familia- Agregó emocionada. 

-M-Mamá, ¿Qué paso ayer?- Pregunte para aclarar mis dudas

-Ayer solo te la pasaste encerrada en casa viendo películas y comiendo algo de helado, luego saliste al balcón y te quedaste dormida-.- ¿Por qué hija? ¿Sucede algo?-.

-¿No tuve algún accidente o algo ayer?-

-Jajaja no, bendito dios y no tuviste uno aparte de aquel accidente con aquel chico-Dijo de forma triste al final.

-Jumm, entonces... ¿Nada de nada ayer?- Pregunte por ultima vez.

-No hija, nada malo paso ayer-Agregó sonriente. -Bueno, alístate que se nos hace tarde- Terminó aquella conversación.

 No entiendo... ¿Y la ambulancia, las personas, el sujeto? ¿Todo fue un sueño?. No encuentro la respuesta para describir lo que pasó, pero lo sentí tan real.

En todo el camino hasta el aeropuerto estuve pensando en lo que sucedió en aquella mañana, ¿seria alguna visión o un mensaje?. Todo me estaba volviendo loca, ¿y si podía entregar mis vidas, como lo haría? Tampoco puedo descartar que seria una posibilidad para cuando todo esto termine. Bueno, ahora solo puedo calmarme y buscar algo de comer, ya me encontraba con mucho apetito y ese sueño o visión me había dejado agotada y con hambre.

 Mientras estaba tomando un café granizado, en mi teléfono había llegado un mensaje...

                                            -A Matteo, le dieron de alta hoy-

  De solo haber podido leer ese mensaje me había echo sentir mejor, Matteo pronto estaría mejor y bien recuperado. Talvez podría pedirle ayuda con algunos consejos para los problemas que tengo, pero seria otro gran problema... Es una idea descabellada y absurda.

 Mientras me encontraba en el avión sin aún haber despegado ha mi mente llega una nueva visión... El cielo, unas risas, tranquilidad y aventura. No, no es una visión es un recuerdo, un recuerdo muy agradable, un recuerdo que traía guardado de una de mis vidas, estaba en el mejor momento de tener mi primera experiencia al estar en un avión con un padre de muchos de los que tuve. Vivía sola con él y trabajaba de fumigador, y fumigaba cultivos grandes desde una altura baja. Una tarde se encontraba libre, pero en ese momento estaba arreglando algo del motor de aquel pequeño avión.