—¿Quiénes son ustedes? — Jeliel aún desnudo apuntó su espada de plata celestial en dirección al azabache que yacía arrodillado cerca de la inconsciente chica — ¡Aléjate de la joven!
—Mi nombre es Azai y ellos son mi equipo —Habló el chico levantándose del suelo — Somos de Argel. Nos han informado que debíamos venir por un ángel — Azai trató de explicar mientras veía por el rabillo del ojo a su amigo sacarse su chaqueta oscura —Tranquilo… Zadquiel es nuestro líder
—¿Zadquiel? — Jeliel bajo su espada y trotó donde los presentes
—Sí — confirmó Azai — Nuestro líder, el arcángel Zadquiel. Somos tus aliados y…
—Yo soy Jaziel, el más guapo y encantador de todos —el castaño fornido que momentos atrás retiraba su abrigo interrumpió a Azai — Cúbrete. Los humanos son más quisquillosos — acercó la prenda de vestir al ángel
Acacia, la chica peliblanca que manejaba una gran destreza en el combate cuerpo a cuerpo,al notar que el ángel no recibía la prenda tomó el abrigo de su novio Jaziel y con un solo movimiento el ángel tenía la ropa sobre sus pies descalzos.
—Póntelo, ángel. Los humanos no te alabaran si te ven desnudo caminando por ahí — Ironizó la peliblanca.
—¡Azai! — Evangeline la diminuta chica que se mantenía en silencio posaba firmemente sus manos resplandecientes en el cuello de Nilo — Debemos llevarla con Tauret. Está muriendo, no sé como expulsar el veneno demoniaco del cuerpo humano
— Evangeline… — Azai y el resto de su equipo se acercaron a Nilo
— No es humana, ella me vio — Jeliel se arrodilló frente a Evangeline con el abrigo de Jaziel ya puesto — Ella me escucho…
— ¿Cuál es su sangre? — Evangeline aún presionaba el cuello de Nilo
— No logro distinguirla — contestó confundido Jeliel
—¿Es una broma? Pues déjame decirte que no tienes un concepto apropiado de broma —Acacia ironizó
—¡Tauret! — Azai reconoció al hombre que se acercaba a paso apresurado a ellos — ¿Aún tienes la conexión con él, Evangeline?
—Sí. Sabes que es el novio de mamá —habló la morena levantándose del suelo para dejar el camino libre al hombre.
— Mientras ustedes discuten, un grupo de demonios se acercan por el norte — Habló el hombre de piel negra llegando donde los jóvenes se hallaban — ¿Qué esperan? ¡Tomen a la chica, vendrán conmigo!
— No podemos trasladarnos con ella, no resistirá los viajes y lo sabes, Tauret — Azai lo detuvo con su mano ya que este se acercaba a Nilo — Además no sabemos si es humana o como nosotros.
Tauret no tomó en cuenta el comentario de Azai, se acercó a la mal herida y le colocó un pequeño pétalo negro en la boca.
— Pétalo de la flor de Amets, mantendrá sus signos vitales estables. Además tenemos un ángel que aún conserva sus alas, el puede mantenerla viva hasta que lleguemos — Tauret tomó a Nilo en brazos y la cubrió con su abrigo para que mantenga su temperatura corporal —Cúbrela bien con tus alas así no recibirá el impacto del viaje. — Se la entregó al ángel.
El ángel se sacó el abrigo de Jaziel y desplegó sus grandes alas rodeando a Nilo con ellas
— Ahora todos tómense de las manos — Tauret sonrió
Los chicos obedecieron a Tauret ya que lo conocían suficiente para saber que si se negaban, él ocuparía su magia en contra de ellos para logar lo que quiere.
Tauret movió sus manos de un lado a otro atrayendo hacia él chispas rojas que se acumulaban en sus manos. Cuando ya estaban cubiertas con aquella energía, elevo sus brazos y los bajo cubriendo a todos con una espesa nube color gris, para que segundos después todos sintieran como su cuerpo era arrastrado y tironeado hasta otra superficie desconocida.
Evangeline después de sentir sus pies tocar algo firme, miró a su alrededor encontrándose con una vieja y conocida casa. Corrió hasta la puerta y al colocar su mano en la manilla la casa se ilumino por completo, ya no tenía ese aspecto viejo o de estar a punto de derrumbarse. Ahora parecía una casa recién construida por los mejores arquitectos romanos, su material era tan delicado y hermoso que cualquiera pensaría que es una casa de algún millonario.
— ¡Entren rápido a mi humilde morada! — Gritó Tauret desde su casa
— Debí imaginármelo — Susurró Evangeline indicándole un sillón a el ángel
— ¿Qué cosa? — Preguntó Jeliel entrando con Nilo para luego dejarla en el sillón que le indicaron y colocarse el abrigo de Jaziel
— Tauret es un descendiente. Según él, Salas es el lugar que concentra más energías para poder manipularlas — Respondió Evangeline quitando los largos cabellos del rostro sudoroso de Nilo.