Mientras veía a Lía alejarse con el chico, no podía evitar sonreír por ella. Lía siempre había sido atrevida y desinhibida, y la forma en que se marchó con él me hacía pensar que definitivamente estaba en control de la situación.
Decidí regresar a casa, pensando en lo diferente que era mi vida amorosa. Apenas conocía a Taehyung y, aunque había una química innegable entre nosotros, todo estaba avanzando de manera más lenta, casi como si estuviera esperando a que algo estallara. Me gustaba esa tensión, esa sensación de lo no dicho, de lo que está por suceder.
De camino a casa, recibí un mensaje de Lía. "Nena, ¡es increíble! Te contaré TODO más tarde. ;)". Rodé los ojos, sonriendo.
Llegué a casa, me cambié de ropa y me acomodé en el sofá, pero mi mente seguía dando vueltas. Me preguntaba qué estaría haciendo Lía en ese momento, pero sobre todo, no podía dejar de pensar en Taehyung. ¿Por qué ese chico me hacía sentir tantas cosas solo con una mirada? Era como si cada vez que estaba cerca, el aire se volvía más denso, más cargado de electricidad.
De repente, sonó mi teléfono. Era un mensaje de Taehyung: "¿Estás en casa?". Mi corazón dio un vuelco.
- Sí, ¿por qué? - le respondí.
- Estoy cerca. ¿Te importa si paso por ahí? - preguntó, su tono siempre relajado.
Mis manos temblaban ligeramente mientras escribía la respuesta: "Claro, ven cuando quieras". ¿Era una buena idea? La emoción palpitaba en mi pecho. Sabía que esta noche podía ser el comienzo de algo más intenso, algo que llevaba esperando desde que lo conocí.
No pasaron más de 20 minutos antes de que escuchara el timbre. Cuando abrí la puerta, ahí estaba él, con su chaqueta de cuero y esa mirada que me derretía por dentro. Sin decir una palabra, entró, y la tensión en el ambiente era palpable.
- ¿Te molesta que haya venido sin avisar antes? - dijo acercándose un poco más, su voz baja y grave.
- No... en absoluto - respondí, sintiendo cómo mi respiración se volvía más rápida.
Taehyung se acercó aún más, su mirada fija en mis ojos, como si estuviera esperando una señal. Y entonces, sin previo aviso, sus labios rozaron los míos. Fue suave al principio, como si probara el terreno, pero rápidamente el beso se volvió más intenso, cargado de deseo contenido.
Su mano se deslizó por mi espalda, atrayéndome hacia él mientras mis manos se aferraban a su cuello. Era como si todo el tiempo que habíamos esperado hubiera sido una preparación para este momento. Cada beso, cada caricia encendía un fuego que no podía detener.
Me llevó hacia el sofá, sin dejar de besarme, y cuando me tumbó sobre él, su cuerpo se colocó encima del mío. Podía sentir el calor de su piel incluso a través de la ropa, y su respiración acelerada coincidía con la mía. Las manos de Taehyung comenzaron a explorar mi cuerpo, con delicadeza pero con una urgencia innegable.
El tiempo parecía detenerse, y en ese instante no existía nada más que nosotros dos y el deseo que nos consumía...
La tensión entre nosotros crecía con cada segundo. Taehyung movía sus manos con una mezcla perfecta de seguridad y delicadeza, como si supiera exactamente lo que hacía, pero también como si estuviera disfrutando cada segundo de descubrirme. Mis manos, temblorosas pero ansiosas, recorrieron su espalda mientras él bajaba lentamente por mi cuello, dejando besos suaves que me hacían estremecer.
Cada caricia, cada movimiento, estaba cargado de una energía intensa que electrificaba el ambiente. Mi respiración se volvió errática, entrecortada, mientras sus manos viajaban por mi cuerpo. Parecía que quería memorizar cada parte de mí, como si no quisiera que nada se le escapara.
Sus labios encontraron los míos nuevamente, esta vez con más urgencia. El beso se tornó más profundo, nuestras lenguas danzando en perfecta sincronía, mientras mis dedos se entrelazaban en su cabello. Sentía cómo su cuerpo presionaba suavemente contra el mío, cada roce, cada toque encendiendo una chispa que me recorría entera.
Taehyung me miró, sus ojos oscurecidos por el deseo. "¿Estás segura de esto?", susurró contra mis labios, dándome una última oportunidad para detener todo. Pero yo ya no quería parar. Lo deseaba tanto como él a mí.
Lo miré a los ojos, respondiendo en silencio, dejando que la intensidad de mi mirada hablara por mí. Y eso fue todo lo que necesitó. Su boca volvió a la mía, más hambrienta que antes, mientras nuestras manos se apresuraban a deshacerse de la ropa que se interponía entre nosotros.
El calor de su piel contra la mía era como un incendio que se propagaba sin control. Cada beso, cada caricia se sentía como si estuviéramos al borde de algo grande, algo que no podíamos detener. Me entregué por completo a las sensaciones, a las manos de Taehyung, a su cuerpo que parecía encajar perfectamente con el mío.
El mundo fuera de este momento dejó de existir. Solo éramos nosotros, enredados en un torbellino de deseo, dejándonos llevar por la pasión.
Taehyung desabrochó lentamente los botones de mi blusa, su mirada fija en la mía, cada gesto suyo cargado de intención. Sentía sus dedos rozar mi piel mientras la tela caía suavemente, dejando expuesto mi torso. Su respiración se volvió más profunda al mirarme, como si quisiera devorarme con los ojos.
Me quedé quieta, expectante, mientras sus manos exploraban cada centímetro de mi piel desnuda, sus dedos trazando delicados círculos sobre mi abdomen, subiendo lentamente hacia mis pechos. Sus labios bajaron desde mi cuello, dejando un rastro de besos cálidos y húmedos que me hacían estremecer. Cada contacto era una mezcla de suavidad y deseo, como si estuviera saboreando cada momento, cada sensación.
Cuando sus labios finalmente encontraron mis pechos, no pude evitar soltar un gemido suave. Sentía cómo su lengua trazaba líneas lentas y precisas sobre mi piel, como si estuviera marcando su territorio. Mis manos se enredaron en su cabello mientras mi espalda se arqueaba involuntariamente, mi cuerpo reaccionando a cada una de sus caricias.
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Editado: 26.11.2024