Eternal Night ~taehyung~

10

Taehyung no dijo nada, pero su sonrisa, esa sonrisa que antes había sido encantadora, ahora se había transformado en algo aterrador, revelando ligeramente sus colmillos afilados, apenas visibles, pero suficientes para confirmar mis peores temores.
Di un paso atrás, pero él no me dejó ir demasiado lejos. Antes de que pudiera reaccionar, me agarró por la muñeca, tirando de mí hacia él de nuevo, esta vez con una fuerza que no había mostrado antes.
—No te resistas, no será tan malo —murmuró, sus ojos fijos en los míos, como si intentara calmarme, pero el terror en mi interior ya había crecido demasiado.
Luché contra su agarre, pero él era sorprendentemente fuerte, mucho más de lo que había imaginado. Mientras trataba de soltarme, mi mente buscaba desesperadamente una forma de salir de esa situación.
—¡Lía! —grité, con la esperanza de que mi amiga, o alguien, escuchara.
Pero mi voz se ahogó entre la música y el ruido de la fiesta. Nadie parecía notar lo que estaba sucediendo.
El agarre de Taehyung se hizo más firme mientras trataba de liberarme, pero su fuerza era implacable. El sonido de la fiesta seguía resonando a nuestro alrededor, ajeno a la tensión que se desarrollaba entre nosotros. Mi corazón latía con tanta fuerza que sentía que podría romperme el pecho. Todo en mí gritaba que corriera, que escapara, pero no podía. Su mirada, ahora totalmente transformada, no dejaba lugar a dudas: él no era humano.
—¿Taehyung, qué eres? —volví a preguntar, mi voz temblorosa, sintiendo que el terror comenzaba a paralizarme.
Él sonrió, esa sonrisa inquietante que ya no escondía la verdad. Sus colmillos se hicieron más visibles, brillando bajo la luz tenue que rodeaba la piscina. La respuesta no la dijo con palabras, sino con su expresión: era un vampiro. Uno de verdad. Algo que jamás había creído posible, pero ahora no había lugar para dudas.
—Eres más perceptiva de lo que pensaba —dijo, su voz baja y seductora, pero con una amenaza latente—. Pocas personas lo notan tan rápido. Eso es lo que me gusta de ti.
El miedo me envolvió completamente. Mi cuerpo quería moverse, gritar, correr… pero parecía estar bajo su control. Intenté apartarme de nuevo, pero era como si mi energía estuviera siendo drenada poco a poco, al igual que la fuerza con la que él me mantenía a su lado.
—Déjame ir —insistí, intentando sonar más fuerte de lo que me sentía.
Taehyung inclinó la cabeza, sus ojos brillando con un extraño destello de diversión y hambre.
—No quiero hacerte daño… al menos no más del necesario. Pero necesito que entiendas algo: lo que está pasando esta noche es solo el comienzo. Tú eres especial, y no puedo simplemente dejarte ir.
Mis pensamientos se arremolinaban en un caos de pánico y confusión. ¿Qué quería decir con que era especial? ¿Por qué yo? Antes de que pudiera formular una respuesta, sentí su aliento en mi cuello, su boca tan cerca que el miedo escaló a otro nivel. Todo en mi cuerpo se tensó ante la inminente sensación de peligro.
—No... por favor —susurré, mis palabras casi ahogadas por el miedo.
—Shh... solo será un momento —dijo en voz baja, su aliento frío contra mi piel.
Entonces, justo cuando sentí que estaba a punto de sucumbir ante él, un grito desgarrador rompió el aire. Lía. Mi corazón dio un vuelco al reconocer la voz de mi amiga. Ella había visto lo que estaba sucediendo, y aunque su grito me llenó de alivio, también me dio una sensación de pánico.
Taehyung levantó la vista de mi cuello, sus ojos oscuros y furiosos dirigidos hacia la dirección del grito.
—Mierda —murmuró entre dientes.
Aproveché el momento de distracción para liberarme de su agarre, empujándolo con toda la fuerza que me quedaba. Tropecé hacia atrás, casi cayendo al suelo, pero me las arreglé para mantener el equilibrio. Mis piernas temblaban, pero logré dar unos pasos hacia Lía, que ahora corría hacia nosotros con una expresión de puro terror en su rostro.
—¡Corre! —grité, mis palabras resonando en mis propios oídos como una súplica desesperada.
Lía se detuvo en seco al ver la mirada de Taehyung, que ahora estaba completamente transformado. Sus ojos brillaban con un resplandor rojo intenso, y la sonrisa que había mostrado antes se había desvanecido, reemplazada por una expresión de pura furia. Él no estaba dispuesto a dejarme ir, no sin una pelea.
—Lía, ¡corre! —repetí, esta vez con más desesperación.
Sin embargo, Lía parecía petrificada. Sus ojos se agrandaron mientras observaba la escena, incapaz de procesar lo que estaba viendo. Finalmente, reaccionó, agarrándome del brazo y tirando de mí para alejarnos de Taehyung.
—¿Qué demonios está pasando? —preguntó Lía, su voz temblando.
—¡Es un vampiro! —respondí, las palabras sonando ridículas, pero no había otra explicación. Mientras corríamos, podía sentir la presencia de Taehyung detrás de nosotras, como si no necesitara correr para alcanzarnos, como si el mundo mismo estuviera a su merced.
Corrimos por la zona de la piscina, esquivando a los invitados que aún seguían disfrutando de la fiesta, completamente ajenos al peligro que se cernía sobre nosotras. El sonido de la música seguía siendo ensordecedor, y nadie parecía notar lo que estaba sucediendo. Era como si estuviéramos atrapadas en una pesadilla en la que solo Lía y yo éramos conscientes de la amenaza.
De repente, sentí que algo me atrapaba por el brazo, y fui arrastrada hacia atrás con una fuerza inhumana. Taehyung estaba allí, sujetándome de nuevo, pero esta vez su expresión era más oscura, más peligrosa.
—Te lo advertí —dijo con una voz baja y amenazante—. No puedes escapar de mí.
Lía gritó y trató de golpearlo, pero Taehyung simplemente la apartó con un movimiento de su brazo, enviándola al suelo sin esfuerzo alguno.
—¡Déjala! —grité, mi voz temblando de rabia y miedo.
Taehyung me miró con una mezcla de frustración y algo más que no pude identificar. Sus ojos brillaban con intensidad, y podía ver el conflicto en ellos. Finalmente, con un gruñido bajo, me soltó, dando un paso atrás.
—No haré esto aquí —dijo, su voz aún controlada, pero cargada de amenaza—. Pero no creas que esto ha terminado. Vendré por ti… y cuando lo haga, no tendrás dónde esconderte.
Con esas palabras, desapareció en la oscuridad, dejándonos a Lía y a mí temblando de miedo junto a la piscina.
Mi cuerpo colapsó en el suelo, el aire regresando a mis pulmones en jadeos desesperados. Lía se arrastró hacia mí, con los ojos llenos de lágrimas y miedo.
—¿Qué… qué fue eso? —preguntó, su voz apenas un susurro.
—No lo sé —respondí, mi mente aún en shock—. Pero tenemos que salir de aquí antes de que vuelva.




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