Eternamente - Miriams

Capítulo 1

Dame cinco motivos de por qué ir a la cena y te daré diez razones para no aparecer... Y es que no entiendo en qué momento vieron una buena idea reunirnos los dieciséis en un mismo local después de todo lo que ha pasado cuando acabó la gira -vale, solo a mireya y nerea son capaces de hacerlo- y mucho menos después de estar un año sin vernos entre nosotros, pero como dijeron en el mensaje: somos una familia.

¡Ja! El ser una familia es muy relativo y más ahora después de todo lo que ha pasado desde que las luces del Santiago Bernabeú se apagaron, cerrando una etapa muy intensa.

Psicólogos, terapias muy intensas, lágrimas, discusiones... pero tardaría otro año para contarlo y ahora mi problema es que no encuentro la manera de evitar ir a la cena y evitar verla a ella.

—Un año sin verla... un año evitando de todas las maneras posibles por no encontrarme con ella y mucho menos después de la manera en la que nos despedimos—Intento controlar la poca paciencia que tengo ahora mismo—. Además no podéis obligarme a ir.

—¿Vas a estar toda la vida evitandola?—Pocas son las veces en las que Nerea puede enfadarse de verdad y cómo negar que conmigo suele enfadarse más de lo que os podéis imaginar—No eres una cría de dieciocho años para huir tanto.

—Nerea...

—Miriam, no me importa que me digas, pero joder va hasta Cepeda después de todo lo que le ocurrió.

—Con dos condiciones—Asiente segura—y no acepto un no por respuesta. Si la situación me supera hasta el punto de tener ansiedad, me iré y está será la última vez que aceptaré ir al mismo sitio que ella.

—Vas a estar con nosotros en la mesa y ella se pondrá en la otra esquina por lo cual no tiene que pasar nada malo y además quién sabe... Podréis hablar.

—No...—Siento como mis ganas de llorar aumentan por momentos—no quiere saber nada de mí y no soy capaz...

—Tampoco sabes lo que pasará—Me abrazo a ella y vamos hacía el sofá—. Lleváis un año sin cruzaros y quién sabe... podréis hablar.

—La cagué, sufrí y no quiero volver a nada... estoy bien así—Lo digo más por mi, pero se que en el fondo ni yo mismo me lo creo—. Además no estoy preparada y me queda mucho para estarlo.

—Bueno, piensa que esta cena es para disfrutar y no para tener problemas.

Cojo un cojín y lo abrazo con todas mis fuerzas. Mi plan de noche, vino, guitarra y composición queda eliminado. Sigo sin querer arriesgarme ya que he dicho no a muchos trabajos, entrevistas, conciertos, etcétera... por no ser capaz de verla cara a cara.

Eso no significa que no sepa nada de ella...

Desde que sacó su primer single, ahí estuve siguiendo paso a paso su carrera, yendo a conciertos sin que nadie lo supiera y celebrando todos sus exitos.

te querré eternamente...

Todavía me duelen sus palabras y más aún mi comportamiento, el haber rechazado lo que es el amor por la comodidad... Bueno lo que pensaba que sería comodidad.

—Bueno, dejemos penas a un lado y, ¿qué tienes pensado ponerte?—Nerea se pone en pie y se queda mirándome fijamente.

—Algo sencillo y cómodo—digo sin ganas alguna.

Me levanto antes de que Nerea me obligue hacerlo y me voy directa a mi habitación. Abro el armario y me quedo un rato mirando toda la ropa que tengo -bueno, haciendo que miro-.

—Recuerda que a las ocho nos recogen Ago y demás...

Suspiro y cogo lo primero que veo en el armario: un pantalón de cuero negro básico, un top lencero y una americana azul electrico. Voy al baño directamente a encerrarme y poder poner en orden todas las ideas. ¿Volver a verme con ella? ¿Cómo reaccionara? ¿Cómo reaccionare yo?

—Miri—Grita Nerea desde el salón—. Esta Ago ya abajo, voy a ir bajando yo. No tardes o vuelvo a subir a tirarte de las orejas.

Acabo de ponerme el pelo bien y salgo, no sin antes comprobar que todo esta correcto. Bajo y en el portal veo como Nerea, Ago y Mireya están como unos tontos -con cariño- mirando a la puerta.

—Menos mal que no querías venir Miri—El primer abrazo que recibo es de la malagueña, que llevaba meses sin verla.

—Eso es, que nos ha contado que has dado problemas chica—Le planto un beso a Ago—Ni Aitana se quejo...

—¿Estoy aquí? Si, no... Pues por favor, vamos antes, que así me puedo ir más pronto—Nunca me han gustado las comparaciones y ya sabía cómo saldría la cosa.

—Pasen los años que pasen seguirás siendo una sargento.

Me siento atrás con Ago y apoyo la cabeza mirando las calles pasar. Llegamos mucho más rápido de lo que pensé al restaurante y ya veo que estaba gran parte de la gente, pero ella no.

—Me debes diez euros—Dice entre risas Roi. Enarco una ceja sin entender nada—. Lo siento leona, pero apostamos por si venías o no. Luis pensó que ni un torbellino te haría venir y yo tenía toda mi fe puesta por que Nerea o Mireya te obligarían.

—No tenéis remedio carallo—Ruedo los ojos, pero acabo riendo. En verdad no sé qué haría sin ellos. Fue de los primeros que en verdad se quedaron a pesar de todo lo que pasó cuando acabó la gira.

—Si te sirve, yo también vengo obligado—Dice Cepeda señalando a Roi.

—¿Estás preparado? Después de todo...

—Después de todos los insultos, mensajes bastantes feos de parte de quien tu sabes... Verla creo que no va a ser gran cosa, ¿no?—Dice haciendo una mueca y encogiendo los hombros.

—Lo vuestro fue demasiado hablado por las redes sociales...

—Tampoco pensaba que después del Bernabéu, acabaría de esa manera conmigo.

—¡HEMOS VENIDO A PASARLO BIEN!—Doy un repullo al escuchar el grito de Roi—Podemos dejar las penas cuando estemos lo suficientemente borrachos.

—Mejor vamos adentro—Me engancho de los brazos de Cepeda y Roi.

Entramos al restaurante y buscamos la mesa donde estaba el resto. La mesa es enorme, por lo cual me tranquiliza porque puedo estar literal, lejos de ella... Y con un poco de suerte, paso la cena normal.



#3312 en Fanfic
#3864 en Joven Adulto

En el texto hay: lgtb, operaciontriunfo, miriams

Editado: 07.02.2022

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.