Eternity

Encontrando la oscuridad.

Eran dos cuerpos sin existencia, sus ojos solo eran dos cuencos vacíos, nada de ellos había sobrevivido a esa vida tan gloriosa que merecían haber tenido. Francis no era ese muchacho hermoso y viril al cual Erendida sacrifico para obtener un poder vació y egoísta. Enhia surgía como la altiva guerrera que había sido pero sin esa luz que la enmarcaba como un ser noble.

A la reina Helena nada de aquello le importó solo corrió abrazarla, pero antes de que pudiera hacerlo una fuerza increíble como un campo de protección alrededor de Enhia la paralizó.

_ ¿Crees que será tan fácil?, querida reina-sonrió Aika y se sintió como si el aire se congelara.

_Estás jugando con fuego- dijo Erendida con sus ojos llenos de lágrimas al mirar el despojo del que había sido su gran amor.

La risa de eco funesto y macabro resonó por todo el recinto.

_ ¿Fuego?, pues es algo irónico Erendida soy de hielo como que no resultaría, además yo no juego, yo actuó, ¿no eran lo que esperaban? Cuanto lo siento es todo lo que tendrán, simples sombras autómatas.

_Déjame abrazarla-suplico La reina sin dejar de mirar a su hija o lo que fuera de ella.

Aika se sentó nuevamente en su trono y tamborileo sus dedos en el frio posa brazos, no pensaba solo actuaba, el pensar solo es para aquellos que deben decidir entre el bien y el mal y ella ya había decidido.

_Bien pero quiero que sepas algo antes…

La reina Helena bajo su mirada, no hacía falta que lo dijera

_Lo se

_Bien entonces te será mucho más simple el despedirte de tu alma aunque creo que hace tiempo ya no la tienes…al abrazarla te estarás entregando, le darás tu vida, nada quedará de ti, será solo un segundo y todo habrá terminado, solo eso puedo darte…que por cierto es demasiado para ti, que me traicionaste, mataste y enterraste por toda una eternidad.

Se miraron solo unos segundos, qué había sido del todo y la nada que las unió, dónde se había ido ese gran amor que las hizo renacer y hoy las hundía sin retorno.

_No te culpo, te perdonó….

_ ¿Me perdonas?-se rio irónica Aika.

_Sí, te perdono y me perdono por ser débil, cobarde, porque no pude luchar, protegerte o tal vez esta fue la única manera de no perderte. Porque todo destino no escrito por los dioses es cruel, no quise perderte, no quiero perderla, pero yo ya no importo, si yo debo morir para que ustedes vivan, pero solo dame un último abrazo de mi hija, deja que vea sus hermosos ojos, deja que a sienta, déjame acariciarla por última vez…ya no me odies, tu más que nadie me entiendes y sabes que al fin no te traicioné solo hice…lo que mi débil corazón marcó…por eso te perdono porque sé que no quieres esto pero debes hacerlo para que ella regrese…es la única manera.

_Lo es…-dijo Aika poniéndose de pie- yo no te perdono reina, te maldigo y sabes lo que eso significa.

_Lo se…y lo acepto_ Dijo sin perder a compostura y parándose más firme que nunca

Erendida retrocedió no podía mirar aquella sombra que alguna vez amó.

_Veo que sigues siendo la misma cobarde de siempre…no darás la vida por tu gran amor._ dijo Aika rodeándola

_Eres una maldita…

_Nada que no sepas Erendida…pero es muy simple, tu vida por la de Francis._ Erendida apretó sus dientes, ella tenía demasiado por perder no estaba preparada para hacerlo._ Lo supuse dejarás que el pobre Francis pase por este infierno nuevamente, tu no lo amas solo lo utilizaste, vamos, convéncete de ello ya.

_No_ Grito Erendida cargada de furia e impotencia._ Crees que no puedo destruirte maldita.-S e abalanzó sobre ella, Aika extendió su mano quedó suspendida en el aire y una corriente eléctrica envolvía su cuerpo su traje rojo se convirtió en fuego y eso se sentía.

_No, no desgraciada_ gritaba Erendida tratando de contrarrestar el poder de Aika, era imposible.

Aika lo disfrutaba, la mirada llena de tristeza de la reina Helena le hizo entender en lo que se había convertido, en la versión más amarga de todas ella.

Extendió su mano y la bajo como si tuviera un látigo al instante Erendida cayó.

Aika sintió un frio indescriptible en su cuerpo que la hizo doblar en dos.

_Ya ha comenzado-dijo la reina Helena mirándola con la misma expresión que la hiciera dudar.

_ ¿De qué hablas? _Aika se recompuso y camino hacia su trono.

_ La oscuridad, su frio están entrando en ti, cuando llegue a tu corazón no quedará nada de la Aika que fuiste.

_No se si no te has dado cuenta querida reina, tú contribuiste junto con toda esta lacra para que yo dejara de ser quien era, que importa si la oscuridad me posee…

_Si la oscuridad te posee, nada de lo que fue será, ni en tus recuerdos, ni tu existencia, ni tu alma…

_Yo ya no tengo alma…-dijo Aika bajando su cabeza.

_La tienes…-La voz de Sacha la sorprendió.

 

 

 

 

 



#49842 en Novela romántica

En el texto hay: profecias amor

Editado: 03.01.2019

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