El almuerzo es la hora favorita de las personas en aquella ciudad. Había puestos de comida y de bebidas en cada esquina de las calles, algunas (la mayoría) eran de comidas rápidas, otras eran de comida extranjera. No había una comida tradicional en aquella ciudad, pero para algunos los sábados de hotdog. Eran lo tradicional del lugar
— Entonces, ¿hotdogs en casa de Alí el sábado? —la pelirroja se sentaba en la baca del parque central— Sus padres no están
— ¿Viaje de negocios? —preguntó una rubia retocándose el maquillaje en su espejo portátil— o simplemente salieron
— Creo que dijeron de ir el fin de semana a Londres —la pelinegra subió los hombros restándole importancia al lugar donde estarían sus padres el fin de semana— Me dejaron al cuidado de la Señora Colin, lo cual es raro porque se supone que estaba de vacaciones
— ¿Desde cuándo toma vacaciones la Señora Colin? —preguntó curioso el azabache de pecas mientras abría el paquete de sus golosinas— Sin ofender, pero esa señora trabaja más que un burro
— Tiene vacaciones desde que su hija tuvo a su último nieto. Ahora tiene cuatro
— Pobre, Señora Colin —la rubia cerró su espejo portátil mirando divertida a la pelinegra— ¿Cómo vas con las clases?, escuche que pronto harán casting para un musical
— No me interesa —negó de inmediato— El teatro no es lo mío. Hago ballet, no dramas
— Deberías decirle eso a tu contratista —Maice le ofreció de sus papas— Siempre trata de conseguirte papeles en obras
— ¿Cuándo cambiarás a tu color natural? —preguntó la pelinegra robándole el paquete de papas— Te ves bien, pero es raro tener dos pelirrojas en el grupo…
— Parecemos comunes —decía la otra pelirroja dándole una mirada medio seria— Nosotros nunca fuimos comunes. Teníamos a los chicos de la banda. Romance gay, mucho. Drama, demasiado y teníamos la esencia de cada uno. Ahora solo somos un grupo de personas comunes
— Lo que quiere decir Aurora —la aperlada por fin habló tras mantenerse ajena a la conversación debido a que no podía abrir su paquete de golosinas— Es que dejamos de ser los populares…
— Sabes como nos llaman, ¿verdad? —la pelirroja interrumpió a la latina, para atraer la atención de la falsa pelirroja— El grupo de la gran ruptura. ¡Gran ruptura! —el azabache de pecas asintió, pese a que él sólo llevaba tres años en aquel grupo— Tuvimos una ruptura y ahora todos nos ven por eso
— No te ofendas, Au —maice le dio una mirada de arriba hacia abajo— pero todas de las personas que dices que nos llaman así, ya salieron de este lugar. En cambio, nosotros no podemos salir de este maldito lugar —la rubia miró con lástima a la pelirroja real que simplemente bajó la mirada ante el comentario— ¿Qué hubiera pasado si aceptaba esa beca de Yale? —aquella pregunta tenso a la mayoría de los que estaban en esa banca— Tal vez, hubiera tenido una carrera de escritora grandiosa, en vez de ser la escritora fantasma. ¡Ojalá le parta un rayo a la maldita universidad de Yale!
— Tranquila, Clari —el de pecas le dio una tenue sonrisa para mirar a la otra pelirroja— Es normal que los grupos rompan. No todo es eterno
— Aparte solo hicieron una tonta promesa en el festival de primavera —la rubia la miró con una ceja alzada, la bajo al mirar los ojos de la pelirroja. Lucían heridos, eso hizo que el humor de la rubia cambiará— Entonces, ¿sábado de hotdogs en casa de Alice?
— Claro —digo la aperlada con sarcasmo mientras comía otra de sus golosinas— El sábado
La gran ruptura
Aquel momento en donde los gritos y bullicio de la gente sonaba por todo el gimnasio. Una canasta de tres puntos había sido encestada, quedando el marcador a 12-14. Ganando el equipo de hogar, pero no solo pasaba aquello en la cancha pues del otro lado de las enormes puertas del gimnasio se hacía una tormenta a punto de explotar. El grupo de amigos de toda la vida, serían separados por el destino de la vida misma.
Al día siguiente todos preguntaban si estaban bien, pero el silencio era la única respuesta que reinaba. No porque no supieran la respuesta, era porque no la querían aceptar.
Su grupo. Sus amigos. Su familia. Había sido arrebatada por un tonto contrato y sueños de ellos mismos, pero como dijo el azabache de pecas; Nada es eterno
— ¿Cómo vas con la despedida, Celia? —la castaña mayor evanson. Miraba a través del espejo a sus damas de compañía, que eran demasiadas— Espero que Amber no se haya metido en nada
— Odio que me consideres la más fiestera —la rubia la miró incrédula mientras se tomaba su margarita recién preparada— Alice es el alma de la fiesta
— Pero yo me controlo a la hora del alcohol, querida —la pelinegra la miró con orgullo mientras giraba el ventilador para que le diera más aire— Deberías intentarlo tú
— Ignoralas —Celia le dió una leve sonrisa a la Evanson mayor— Todo está siendo meticulosamente planeado. Sara confirmó su asistencia —aquello tensó a algunas de las chicas presentes— Y algunas amigas tuyas de la universidad no podrán ir a la despedida, pero sí a la boda. No recordaba que tuvieras muchas amigas
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Editado: 27.05.2024