Cuando he tocado fondo pude hablar con Jesús, él me dijo que todo estará bien, solo era cuestión de esperar.
Él me abrazó con tanta fuerza que mató mis inseguridades y ahogó mis miedos.
A veces uno se siente tan pequeño, tan agradecido, ante la bondad inmerecida de Jesús.
Cuando mis lágrimas formaban un río, acudí a Jesús, oré para superar lo peor , casí sentí que iba a morir, pero sobreviví gracias a Jesús.
Él me dijo qué aferrará mi corazón a lo que me hará fuerte, arte, familia y amor.
Cuando dejé qué el sonido de la orilla de aquel manso río sintonizará con la armonía de mi alma, sentí que lo bueno está por llegar en medio de tanta inestabilidad.
Sé que terminaría agradeciendo por todo a Jesús, desde allí supe que él jamás me abandonaría.