Fuiste un sueño en una noche de verano; acalorado y fugaz. Una luciérnaga en mi camino, una nube en el cielo despejado o quizá también como una llovizna en un desierto desolado.
Tan tierna como la luz de la mañana, tan candente como los rayos del mediodía, tan taciturna como los de un atardecer.
Tan única, tan tú.
Me encantaste como si fueras mago, me hechizaste como una bruja y me ataste cómo presionera, ¿Te harás responsable de las consecuencias?
Cuando estuviste frente a mí, mirándome con esos ojos tuyos, hablándome a través de esos delicados labios , yo caí.
Caí como piedra en avalancha, como gota en aguacero, como copo en nieve.
Mientras que tú te fuiste, sin piedad, pudor o arrepentimiento, golpeándome con todo lo que te dí en bandeja de plata, que goteando sangre carmesí estaba proveniente de mi corazón dolido.
Te fuiste y me obligaste a ir.
yendo por diferentes caminos, pero deseando más de ese néctar dañino que provenía más de ti que de mí.