Besaré tu alma y la tomaré, la atesoraré como es debido haré de ella una estrella colocándola en el cielo, junto a la luna, en una noche muy oscura para que brilles e ilumines toda mi maldita locura.
Besaré tu mano, para que no me pierdas de vista.
Besaré tus dedos para que no me sueltes y me agarres fuerte.
Oh, cariño.
Besaré tus tiernos cachetes, y te diré lo mucho que me importas, hasta que lo tengas presente en tu memoria.
Te besaré a ti, ahí, sobre tu frente y te abrazaré cuando más lo necesites y mucho más cuando no.
No olvides, alma divina, que esta errante en pena ha pasado por muchas luchas internas y de ser necesario lucharé por ti las tuyas cuando ya no tengas fuerzas.
Te recordaré lo mucho que me importas y te animaré, dándote amor, cariño y comprensión.
Te escucharé cuando creas no tener a nadie y podré escuchar todas tus quejas y las guardaré en mi corazón, recordándolas; una a una, como si fueran mías propias y te ayudaré a cargarlas para que así ya no te agobies, amor mío, porque yo estoy allí contigo.
Me iluminarás y te acompañaré.
Como una compañera te aliviaré y como tu confidente escucharé cualquiera de tus deseos.