Samantha y Dan salieron del hospital y se dirigieron hacia el departamento que compartían los cuatro Evans, en el carro ninguno de los dos habló, a decir verdad Samantha no tenía ganas de hablar y Dan al ver que Samantha no hablaba decidió comenzar.
-Cuatro millones es mucho dinero, no pensé que te llevarás con esa señora, ¿desde hace cuanto la conoces?
-La conocí hace un año, estaba en uno de esos callejones súper oscuros y pasaba casualmente por ahí y dos hombres la amenazaron con unos cuchillos de quitarles su dinero, pensé en ir a ayudarla pero me sorprendí, ¿sabes?-Samantha se río un poco antes de proseguir-. Les hizo unas llaves como una profesional y creo que les rompió aunque sea un hueso a cada uno, cuando ambos cayeron al suelo, ella se desmayó y la lleve al hospital.
Samantha tragó un poco antes y unas lágrimas amenazaban con salir pero las decidió manterlas lo más que pudo.
-Le diagnosticaron cáncer de piel y me pidió que me quedara con ella, sus hijos en todo el camino que hizo no fueron ni una vez, sólo la apoyaron económicamente, ni un "Hola mamá" o un "¿cómo estás?, nada, no dijeron nada.
-Y te da rabia, ¿por qué crees que así tratamos a madre?-preguntó dudoso Dan.
-No quieras comparar las cosas así-respondió secamente Samantha-. No compares cosas totalmente diferentes.
-¿Tal ves ella hizo algo a sus hijos y no lo sepas?
-Ella es una de las personas más dulces que he conocido-dijo Samantha- ella no es como madre.
-Si pero...-Dan estaba diciendo.
-No Dan,madre hizo algo peor y esa es mi razón por la cual no quiero hablar. Todo lo que le hizo a Rose es su culpa y no creo que alguna madre quiera hacerle algo así a sus hijos.
Dan no respondió, se quedó callado mientras miraba a la ventana, Rose era una persona muy especial en la vida de Samantha, que por un acción egoísta de su madre, murió pero eso era algo que Samantha no le perdonaría nunca, a decir verdad ella era una persona muy cercana a todos los hermanos Evans, era querida pero murió por culpa de su madre Elizabeth y era algo egoísta la razón por la cual lo había hecho.
El carro se estacionó enfrente de su departamento, así que bajaron y vieron a Tyler encima de un camión de mudanzas.
-¡Chicos¡-gritó Tyler señalado camión-. ¡Lo conseguí!
Samantha comenzó a reírse y su hermano Dan la miraba con curiosidad mientras la risa de ella lo contagiaba y le daba ganas de reír.
-Por estas cosas sigo con ustedes-paró de reírse pero todavía contaba con una sonrisa en su rostro-. Ustedes no han cambiado a pesar de todo este tiempo.
Entraron a el departamento viendo muchas cajas y cosas tiradas por el suelo y encontraron a Dylan metiendo todo en ellas, mientras tanto Dan y Samantha se acercaron para ayudar.
-Hey-samantha agarró unas camisas y las metió en una caja-Ya tenemos todo, conseguimos dinero de una amiga mía, ella me lo regaló.
- Una amiga mía también me regaló dinero-dijo Dylan sonrojandose.
-Entonces yo también quiero una de esas amigas-lo dijo mientras guiñaba un ojo.
Dylan le dio un pequeño golpe en el brazo a Dan y siguieron llenando las cajas con ropa, pertenencias y muchas otras cosas. Mientras llenaban las cajas bromeaban y jugaban con las cajas que llenaban, hasta que el departamento quedó vacío.
Comenzaron a transportar las cosas del departamento al carro de mudanzas que Tyler había conseguido según él por un favor que una persona le debía. Así que se dirigieron hacía Vancouver.
Era un viaje un poco largo unas 4 horas mientras tanto cantaban canciones mientras gritaban, Dan iba manejando, Samntha de copiloto y los dos gemelos Tyler y Dylan iban en la parte trasera gritando también.
Pararon en varias gasolineras para comprar golosinas y para ir al baño, mientras más se iban acercando más felices se sentían de llegar a su destino y a las ideas que pensaban poner en el.
Finalmente llegaron a su destino parando en un área un poco transitada por personas en donde había una cafetería y un local lo bastante grande para una librería.
-Vamos- dijo Dylan.- Vamos a comer a esa cafetería.
-Creo que el local a un lado sería perfecto para colocar la librería-opinó Samantha.
Dan aparcó el carro de mudanzas cerca de la cafetería para bajar rápido. Se dirigieron a la cafetería que se llamaba "Royal". Un nombre elegante pensó Samantha.
Ingresaron al local y se encontraron con un albino que los atendió y llevó a su mesa. Mientras los dirigían Samntha sintió una presencia conocida y no era por ninguno de sus hermanos.
-¡Sam!-Gritó una voz a lo lejos.
Samantha volteó hacia donde se dirigía a la voz que la llamó y era un amigo que no veía de hace mucho tiempo era un pelirrojo muy querido por ella y corrió a saludarlo.
-¡Ezequiel!- gritó mientras lo abrazaba como un koala- te extrañe.
-¿Que haces aquí?-Ezequiel todavía no entendía ni asimiliba la sorpresa de encontrarse a su mejor amiga-¡Pensé que estabas en Seattle!