Evans

Capítulo 7

En carro llegaron a una tienda de ropa para el acompañante, el cual Samantha no sabía ni como se llamaba, así que se estacionó y no se bajó y le preguntó al acompañante su nombre:

—¿Cuál es tu nombre?

—Soy Stefan—. Respondió el joven.

—Soy Samantha Evans—. Se presentó Samantha con una sonrisa—. Stefan , ¿Cuál es tu apellido?

—Oh—. Dijo Stefan—. No tengo apellido, sólo soy Stefan.

—Bueno Stefan estamos aquí en una tienda de ropa para comprar ropa para ti.

Samantha salió del carro y ya se iba a dirigir a la tienda de ropa pero se dio cuenta de que Stefan no se había bajado , es más se notaba como si se hubiera quedado congelado.

Así que regresó y cerró la puerta del carro, y se sentó mientras se mantenía en silencio y antes de que ella comenzará a hablar , Stefan comenzó.

—Nunca en toda mi existencia pude salir libremente, siempre era oculto o como si fuera un objeto de contrabando—. Tragó en seco y continuó—. Tengo miedo.

—No tienes por que estarlo—. Lo tranquilizó Samantha—. Nunca más vuelvas a estarlo, voy a cuidarte, así que acompáñame por que tenemos que comprarte ropa, ¿Está bien?

Stefan se mantuvo tranquilo, respiró con una sonrisa en el rostro mostrando una tranquilidad que Samantha le contagió.Salieron del carro y se dirigieron a la tienda ropa, ya que Stefan no tenía ropa además de la que traía puesta que era un pantalón muy viejo y una camisa blanca también muy vieja.

Samantha estaba pensando en todas las cosas que tendría que comprarle a Stefan, varios pantalones, camisas, suéteres y ropa interior.Stefan entró a la tienda para comprar ropa, pero se sintió una sensación de satisfacción y vio mucha ropa y comenzó a ver como si fuera un niño pequeño.

Mientras Samantha hacia una lista mental de que debía de comprarle a Stefan, Stefan había visto bastante ropa que le había gustado y llevo una prenda de cada tipo a Samantha en busca de su aprobación.Samantha asintió mientras Stefan se emocionaba escogiendo ropa, pero tendría que ponérsela por encima, ya que tenía que bañarse para luego estrenar la ropa nueva.

Comenzó agarrando dos paquetes de boxers, unas ocho camisas con diferentes estampados, unas cuatro poleras , cuatro camisas para vestir, cinco pantalones de mezclilla Y cinco de vestir. Llegó con toda esa ropa con Samantha que estaba sentada con la mirada perdida y le dijo que si eso estaba bien.

Samantha sólo le dijo que recogiera un par de zapatos y suéteres gruesos, así que Stefan fue por cuatro pares de tenis y unas sandalias.

Antes de tomar los suéteres, sintió la mirada de muchas de las chicas que se encontraban en la tienda, pero las ignoró ,escogió unos suéteres algo gruesos y regresó a la caja en donde estaba Samantha junto a la cajera que estaba apurada cobrando Ya que eran arriba de treinta prendas de vestir, además de los pares de zapatos y suéteres gruesos.

Cuando por fin terminaron de cobrar todo, el monto final fue de dos mil quinientos dólares que Samantha pagó por medio de su tarjeta de crédito, guardaron todo en bolsas y salieron de la tienda de ropa y Stefan seguía sintiendo la mirada de la gente.

Entraron al carro y se dirigieron hacia el Banco, ya que según Samantha era posible que los maletines tuvieran un Gps y lo mejor sería meter el dinero en cuenta para sólo tener ahí.

Llegaron al banco y enseguida Stefan sintió las miradas de muchas personas en el Banco y se sonrojo, y se acercó a Samantha.

—¿Por qué me miran tanto?—. Preguntó un poco incómodo Stefan.

—Por que eres guapo—. Dijo mientras le daba palmadas en espalda y le sonreía.

Llegaron a la fila de depósitos y Samantha pidió que se depositara todo el dinero que se encontraba en los dos maletines y los que tirarán los maletines. La transferencia se completó y salieron del lugar ambos con miradas tanto de hombres como de mujeres.

Samantha encendió su celular y busco el hotel más cercano para darse una ducha antes de regresar a Vancouver pero había olvidado el factor más importante que era que Stefan la acompañaría o se quedaría en Seattle.

- Hey Stefan-. Carraspeo y Stefan la vió-. Yo no soy de aquí sólo venia de paso a Seattle para ver a una amiga, pero yo Vivo en Vancouver y no sé...

- Te acompañaré a Vancouver- .La interrumpió-. Nunca he ido así que será una nueva experiencia, además no puedo dejar a alguien que me regaló más ropa de la que he tenido toda mi vida.

Samantha regresó al celular y vio que a unas pocas cuadras había un hotel así que arrancó el carro con una satisfacción que Stefan lo acompañaría.

Pidieron una reserva por celular y al llegar al hotel sólo les entregaron la llave, Stefan bajó una de las bolsas en donde estaba una camisa, un pantalón, un paquete de boxers y unos tenis y otra en donde Samantha había comprado un paquete de ropa interior, una camisa holgada color azul rey y un pantalón color mostaza.

Samantha se metió primero a bañar, sintiendo totalmente aliviada, se vistió en el baño para evitar accidentes de algún tipo con Stefan, no quería que la viera desnuda o algo parecido, se puso las prendas que compró en la tienda, ya que no le había dado tiempo de arreglar una maleta antes de salir de Vancouver.

—Está listo el baño, ve y date una ducha para que te pongas un poco de la ropa que te compré.

—Gracias—. Dijo Stefan con una sonrisa en el rostro.

Stefan tomó la ropa que había apartado y se metió al baño a bañarse, se comenzó a quitarse su ropa, encendió la regadera y se sintió cómodo.

Tenía años que no había tomado una ducha tan relajante, pero se apuró ya que tenían que regresar a Vancouver y no quería retrasar a Samantha que le había brindado una oportunidad de tener un lugar en donde dormir, prácticamente ya era libre pero por lealtad no se iría y seguiría ayudando a Samantha.

Terminó de bañarse en menos de diez minutos, ya que además de bañarse quiso conservar el recuerdo de su primer día como un acompañante libre.




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