Noa la estaba pasando de maravilla, ya tenía unas copas encima, pera las suficientes, para no decir incoherencias y poder caminar sin restricciones, la fiesta tenía un buen ambiente, veía que la gente que estaban allí sabía cómo pasarla bien, además de que la mayoría ya estaban un poco tomados.
Noa se sentó un momento, ya le dolían los pies por andar con tacones caminando de un lado a otro, por todo el salón en donde se estaba llevando a cabo el evento, en ese momento estaba conversando con un chico que platicaba que llevaba poco más de dos años allí, se dedicaba a la zona de redacción, oficina que estaba cerca de la oficina en donde estará Noa.
—Entonces vienes de Miami. — El chico que se había presentado minutos atrás como Joshua. — ¿Qué tal te parece el frío?
—Supongo que tendré que acostumbrarme. —Noa alzó los brazos pero con la confianza que el chico le había dado. — Tengo una pregunta, ¿Tendré secretaria?
—Creo que seguirá una chica llamada Lucy. — Joshua le sonrió a la chica tan guapa que sería ahora su jefa. — Es muy buena, es muy responsable.
—¿Está aquí? — Noa preguntó para saber quién sería con la que trabajaría desde ahora. — Quiero saber quién es.
—No vino en esta ocasión. — Joshua sonrió nervioso ante la mirada que Noa le dio. — Creo que no pudo venir.
—¿Eso es una suposición? — Noa preguntó antes de causar malentendidos ya que acababa de decir que la chica era responsable. — ¿No me acabas de decir que era responsable?
—Posiblemente se le hizo tarde.
—Ya veo. — Noa decidió ir por un momento al tocador para ver si su maquillaje había sufrido algún daño. — Tengo que irme por un momento, discúlpame.
Noa se dirigió hacia el baño, para retocar su maquillaje, decidió que no va a tomar nada que tuviera alcohol, no quería causar una mala primera impresión, por suerte al verse al espejo observó que su maquillaje seguía intacto pero unos sollozos que venían de un cubículo llamaron su atención.
Noa se acercó para comprobar que eran sollozos, cosa que lo eran, decidió a tocar la puerta del cubículo, haciendo que la persona que estuviera llorando dejara de hacerlo y guardara silencio.
—¿Estás bien? — Cuando la voz de Noa retumbó por el lugar la respiración de la persona que estaba en el cubículo se hizo presente. — ¿Necesitas algo?
—Necesito estar sola. — Por primera vez la chica habló haciendo de Noa se levantara hacia la puerta y se alejara un poco. — No puedes decirle a nadie que estaba así.
—Ni siquiera sé quién eres, no diré nada. — Noa abrió la puerta y salió. — Cuídate.
Noa salió del baño y observó que Joshua estaba platicando con otras personas, así que decidió irse a sentar por un momento en un sillón cuadrado sencillo, en donde sus pies le agradecieron por el descanso.
Ella observó ya con detenimiento la reunión y observó que ya había visto a la mayoría de las personas, así que se decidió a mandarle un mensaje a Tyler de que la recogiera, un hombre de apariencia afable apareció enfrente suya y le ofreció una bebida. Noa aceptó la bebida, ya que sus pies la estaban matando, tomó un trago largo de la bebida que un extraño le había ofrecido y comenzó a sentirse mareada y confundida.
"Algo tenía esa bebida, tengo que salir de aquí”. — pensó de inmediato Noa mientras se levantaba del asiento pero era detenida por un brazo que con fuerza la jalaba.
—¿Qué ocurre? — El hombre afable que le había ofrecido la bebida sostenía con fuerza el brazo de Noa. — ¿Te sientes mal?
—Tengo que ir al baño, permíteme. — Noa pudo decir de forma lenta esa oración pero saliendo casi corriendo y colapsándose hacia el baño.
Llegó a uno de los retretes, recargándose y vomitando, agradecía haber salido de casa con el pelo recogido, pero comenzaba a sentir la vista borrosa, el hombre la había drogado, Noa golpeó con enojo pero de forma débil la pared del cubículo.
Alguien tocó la puerta del cubículo y Noa decidió no abrir, lo que el hombre afable hizo fue arrancar con una facilidad la puerta de metal que tenía el cubículo, haciendo que Noa tratara de cubrirse pero el hombre la jaló del brazo y la arrastró hasta el fondo del baño como si fuera una especie de costal, azotándola sobre la pared, haciendo que la cabeza de Noa se golpeara contra la pared.
—Dos en una noche. — El hombre afable que miraba a Noa como si se tratara de un pedazo de carne.— Me enorgullezco de mí mismo.
—Qué asco de persona. — Noa logró lanzarle una patada en la entrepierna del tipo haciendo que se encogiera, ella trató de salir, pero se estaba debilitando y perdiendo sus sentidos. — No puedes hacer eso.
El tipo se tomó el tiempo para respirar y disfrutar el momento, tomó con una de sus manos la cara de Noa y la observó con detenimiento, Noa alcanzó a darle una cachetada con las fuerzas que le quedaban.
El hombre después de sentir la cachetada frotó su cara en el enrojecimiento que Noa le acababa de provocar y comenzó a reírse como si le hubieran dicho el mejor chiste en años, pero no era una risa tranquila de felicidad, era una de maldad.
—Acababas de prenderme. — El hombre volvió a tomar la cara de Noa mientras ella sentía la erección que el hombre empezaba a tener y trataba de patalear sin resultado alguno.
—Por favor. — Noa trataba de liberarse del agarre del tipo pero sus esfuerzos fueron en vano.— No lo hagas.
El tipo comenzó a romper la tela de la camisa de Noa, mientras deslizaba sus toscos labios por la piel de Noa, quien empezó a llorar al ver que no podía evitarlo, estaba frustrada y demasiado asustada, no podía hacer nada, su fuerza incompetente a comparación de la del tipo.
—¿Noa?. — Uno de los chicos con los que se había presentado al inicio de la fiesta entró al baño y azotó la puerta en busca de la chica que vio entrar y que no había salido.