— Eder, ¿Por qué dices eso?
— Estoy harto de que la gente se porte mal con nosotros, que haga comentarios de nuestros amigos, que tengan actitudes que no van de acorde a lo que predicamos, que es ser cristianos
Recuerdo muy bien que ese día no asistimos a célula y fue a buscarme a la casa
Platicamos largo y tendido pero seguía sin convencerme de regresar, de hecho así fue toda la semana, hasta llegar al domingo
El domingo asistí normal a la iglesia, todo parecía normal, ese día regresaría a casa en el auto de la familia de Eve, pero al llegar a la desviación para Coacalco su mamá se volteó hacia el asiento trasero y me dijo:
— Eder, tienes de dos, o te bajas en la desviación o vas a desayunar con nosotros, sé que no traes dinero así que te conviene ir con nosotros, porque tenemos que hablar
Eso me asustó, La mamá de Eve ya me había regañado un par de veces, era muy severa, y además era la única persona que no fuera mi mamá la que le permitía un regaño, pero en esta ocasión no sabía si sería plática o regaño
Llegamos al restaurante, era un lugar de barbacoa, la verdad muy sabrosa, y todo avanzaba con tranquilidad, pero por más que buscaba la mirada de Eve para poder saber que iba a suceder, ella no volteaba a verme, y eso me ponía nervioso
Cuando terminamos de comer, comenzó una larga plática del por qué no debía abandonar la célula, que ella hablaría con las personas de la célula etc.
Después de exponer mis puntos y escuchar los de la mamá de Eve, llegamos a un acuerdo, yo seguiría en célula, ella hablaría con los hermanos de la célula y las autoridades de la iglesia, yo no era el único que sentía que no debía de ir.
La mamá de Eve me contó cómo ella también había estado a punto de salirse, y ni qué decir de Eve, un día casi nos salimos juntos
Al final de la plática, Eve por fin intervino
— Perdón que haya usado a mi mama para esto, pero la célula es un lugar más donde pasamos tiempo juntos y no quiero perder ese tiempo
— No te preocupes Eve, lo entiendo
Terminando el desayuno de ese día, nos disponíamos a regresar a casa, pero al papá de Eve lo llamaron para reportarle un accidente de auto, así que tuvimos que acompañarlo, Eve venía cansada, así que se recargo en mí y se quedó dormida, se veía hermosa mientras dormía, quería observarla así todo el camino, pero al final, el sueño también me venció
Llegando a casa, nos despedimos, pero recordé que en la semana se había estrenado una película que nos llamó la atención, así que la invite
— Eve, ¿vamos al cine en la semana?
— ¡Claro! ¿Te parece el martes o el jueves?
— El jueves esta mejor, además el martes toca célula, y me acaban de convencer de no faltar
— ¡jajaja! tienes razón, lo había olvidado
Durante los dos meses siguientes, seguí asistiendo a célula, tratando de hacer oídos sordos a los malos comentarios de la gente, y nos dedicamos únicamente al objetivo, que era el estudio bíblico. Nuestra amistad continuaba como de costumbre, algunas salidas, algunas canceladas, cine, cenas, etc.
Pero un día, todo comenzó a ser diferente, el cancelar los planes se volvió lo habitual, nuestras largas platicas dejaron de existir, y los mensajes se volvieron ocasionales, incluso en los días de célula parecía que yo no existiera
Trate de hablar varias veces con ella, pero siempre evadía el tema del porque estaba muy distante, eso sí, siempre estaba ahí cuando no me sentía bien o tenía algún problema, y era recíproco, hubo veces que me busco para contarme sus problemas, o simplemente para estar sentados el uno junto al otro en total silencio; pero hasta eso, poco a poco fue desapareciendo
Siendo una persona solitaria y de pocos amigos, no tenía con quien platicar lo que estaba pasando, pero en ese momento Cristhian, mi jefe, comenzó a ser un buen amigo, con quien podía platicar no solo de temas del trabajo, de hecho comenzamos a apoyarnos en muchas cosas, desde pequeños problemas personales de fácil solución, algunos préstamos de dinero e incluso ayuda con nuestros clientes fuera del trabajo
Fue en uno de esos días que nos tocó atender al cliente más grande que teníamos, que a la hora de la comida, comencé a contarle lo que pasaba con Eve, para eso, tenía que ponerlo en contexto, contarle cómo pasó de ser mi vecina, hasta convertirse en mi mejor amiga
— ¿De verdad no te hace caso?
— No Cris, para nada
— y ¿haz tratado de buscarla, y platicarle lo que sientes?
— Varias veces, nos vemos 3 días a la semana, y en cada uno de esos días la he buscado pero...