Evie se precipitó con rapidez en ayuda del anciano, que la hizo compadecerse ante su estado tan deplorable.
—Lo lamento mucho, pero, sabe ¿Por qué no intenta cruzar por la puerta pequeña? Recuerdo que cuando llegué a Hilwerthmield y terminé hecha un cuadro, crucé la puerta y no sólo estaba limpia, sino que me encontraba seca y hasta planchada, le juro que no fue mi intención, es sólo que me ha asustado.
—No tengas pena, es sólo un poco de magia inocente ¿No te parece?
Evie asintió.
—Soy Erick, permíteme presentarme e invitarte una copa.
Evie frunció el ceño, enojada.
—Por favor, con ello podremos calentarnos, o al menos, yo.
Evie se indignó, se puso recta y muy molesta, dispuesta a reclamar el atrevimiento del viejo, cuando se percató de que aquel viejo, seguramente era un joven de su edad, que había tomado una de las pócimas de las brujas oscuras, la idea de abofetearlo le pareció tristemente graciosa, y se echó a reír, desconcertando a Erick.
—Usted me confunde, señorita, mire que burlarse de mí, cuando vengo de buen mozo a invitarle una copa.
—Lo lamento, es que he pensado en algo muy gracioso.
—Por favor, compártame sus pensamientos, o su nombre al menos.
—Soy Evie, Evie Grehnne. —Evie le extendió la mano en un saludo, que el viejo tomó con torpeza entre las suyas, y la besó.
—Por favor evite, evita eso.
—¿Por qué?
Evie soltó una risita, luego se acercó al oído de Erick, y le dijo en voz muy baja.
—Porque eres un viejo muy feo.
—¡Oh, no! ¡Siempre creí que sería un viejo muy atractivo! —Erick rió, mostrando una sonrisa a la que le faltaban dientes, lo que hizo a Evie dar una risotada. —Ahora que lo pienso, eso explica el cansancio y la lentitud al andar, pero supongo que no importa ¿Por qué no me ayudas a llegar al bar y tomamos una copa?
—Por supuesto. —Evie le sonrió.
—Y me explicas cómo puedo comprar un traje de Canbry para varón, porque me temo que mi magia es muy limitada por aquí, mientras que la tuya fluye al menos, un poco libremente.
—Me parece que “muy limitada” es una descripción que se queda corta.
—Como te guardo el secreto de usar magia dentro, aunque sabes que por tu seguridad se recomienda no hacerlo, te cuento que me he traído un pañuelo de Canbry, con tela de un vestido muy bonito que era de mi madre, y que mi descripción de “muy limitada” es acertada.
Evie llevaba del brazo al anciano, que con frecuencia le sonreía, y la alentaba pues estaba por llegar al bar, una vez ahí, ella pidió una margarita, que fue servida de inmediato por una mesa mecánica, Erick pidió una copa de vino blanco.
—Que terrible elección.—Evie negó con la cabeza.
—¿Cómo puede decirme eso? ¡El vino blanco es la gloria de este mundo! Por favor, si no le gusta, retírese, me temo que nuestra relación no puede continuar, y no puedo retirarme yo, porque camino muy lento.
Evie se soltó a reír.
—Se burla de mi, jovencita, pero usted bebe margaritas.
—No conozco mucho de bebidas, las margaritas son zona segura.
—No lo dudo, sé que pareceré un poco imprudente, pero, quisiera saber tu edad, sin que me mientas, tengo un código de edad muy estricto, y eso de que no sepas de bebidas, me preocupa un poco.
—¿Qué es lo que te preocupa exactamente?
—Que seas menor de edad, me temo.
—No lo soy.
—Oh, señorita, me hace un hombre muy feliz esta noche, pues si no, tendría que esperar por usted, y detesto con el alma esperar, yo tengo 21, al menos la mayoría de las noches.—Erick se encogió de hombros.
—Me parece un poco extraño que las pociones les cambien la edad ¿No es eso peligroso? ¿No podría venir aquí un tipo muy mayor y poner en riesgo a las brujas?
—Ustedes las brujas son demasiado orgullosas, creen que pueden contener a cualquiera con su magia, y no lo dudo, pero muchas, como tú, aun no saben utilizarla por completo, y eso las pone en peligro, aun así, supongo, lo más peligroso es, desde mi perspectiva, la inteligencia que como vampiros poseemos ¿Sabes?, yo temería más por la manipulación emocional, que alguno pudiera hacerle a alguna de las brujitas.
Evie se quedó en silencio, tratando de digerir las palabras.
—Si te sirve de algo, Emma está mirando Harry Potter en el cine con Daniel, que tiene 12, y que además dice, que no permitirá que nadie le haga daño, y Ethan fue amenazado por algunos de nosotros, sobre romperle la cara, si se le acerca a alguien que no sea Harper o Lily.
—No me parece que puedas hacer mucho, en tu estado.
—Traigo un pañuelo, querida.—Erick le hizo una media sonrisa.
—Apuesto que tu media sonrisa es un éxito con las chicas, al menos cuando tienes dientes.
—¿Cómo? ¿De verdad no tengo dientes?
—Tienes dos.
Erick se soltó a reír.
—Está bien, me temo que ganaste, tendré que valerme de mi encanto mental, ya que no me sirve lo físico.
Editado: 07.08.2021