Alexa
Cuando logramos poner un punto, me dedique a observarlo, era tan apuesto. Si no fuera por mi madre él nunca me hubiese mirado.
—¿Qué piensa la pequeña?
—Reflexiono en cómo sería de distinto si no fuera por nuestros genes.
—¿Por qué?
—Seamos realista, mírame, nunca ibas a fijarte en alguien como yo, pasada en libras.
—Cariño no estás gorda, solo tienes la carne bien repartida, en tus curvas bellas. Además, te equivocas, nunca me han gustado las mujeres delgadas.
—¿En serio?
—Anja. —Me haló hacia sus brazos—. Tú eres hermosa. —Besó mi cabeza—. ¿Cómo te sientes?
—Estoy algo adolorida pero bien y feliz.
Ambos sonreímos.
—Debo confesar que, no creo que nuestros genes sean completamente responsables de lo que sentimos. Quizás ayude a poner las cosas por las nubes y facilite la relación, pero quizás en un 50 %.
—¿Eso piensas?
—Sí, aunque lo de estar satisfechos con nuestros cuerpos, eso claramente es algo animal.
Nos reímos, luego de darme caricias, me cargo de repente por lo que grite. Él se carcajeó diciendo que era pesada, por lo que lo golpee en el pecho. Luego de besarme, fuimos hasta el baño y preparo la tina.
Eso era un súper lujo ya que había que racionalizar el agua, es por eso por lo que ese tipo de baño desapareció e incluso las piscinas fueron prácticamente desaparecidas y la mayoría de ahora usan agua de mar filtrada.
Debo decir que esto es una delicia, el cuerpo se relajó y el dolor se apaciguó. Nos acurrucamos dentro de ella por un rato y luego nos enjabonamos uno al otro.
—¿Qué piensas hacer?
—¿Con qué?
—Con esta relación, estás pensando en contarle a tu padre.
—¡Ay! ¡Mi padre me mata!
—Tranquila, él sabe que estás aquí.
—¡¿Cómo?!
—Anoche le pedí permiso para llevarte con la excusa de que nos íbamos a reunir todos.
—¿Tú? ¿Tenías esto planeado?
—No, mi plan era que habláramos, tratar de entender que íbamos a hacer y dormir, cada uno en un cuarto. Luego, ir a reunirnos con los otros.
—Y qué cambio tu plan.
—Factor tú cambias la ecuación de mi plan. Ya de por sí era casi imposible estar lejos, tan solo pusiste tus manos en mi cintura, supe que esta noche todo cambiaría.
—¿Te afecto que fuera virgen?
—Si, pero más me afecto no tenerte.
—Todo un don Juan el muchacho, nada más salen cosas dulces. ¿Eh?
—¿Ah sí, quien es el dulce? —Comenzó a hacerme cosquillas y cuando me retracté me dejo ir—. Vamos, nos esperan.
—¿Anjil y Dael?
—Anja.
—No les digas nada sobre nosotros aún.
—Si eso es lo que quieres, tus deseos son órdenes.
—Gracias. —Nos vestimos y desayunamos—. Creo que tampoco debemos contarle a mi padre, aunque sospeche.
—Tienes miedo de que te dejé.
—Eso… y otras cosas.
—Alexa, yo no voy a ningún lado. No ves como mi lado animal te desea todo el tiempo.
—Eso no es gracioso Lee.
—Okey, no te pongas brava. —Se reía y besaba mi mejilla—. Anda vamos.
Salimos a toda velocidad una vez montados, era adicto a esto sin duda, cuando lleguemos va a oírme.
—Bájale a tu intensidad Superman.
—No, esos poderes no me los incluyeron.
—Ja, ja, hubiesen sido mejor que los que tienes, un loco y enloquecedor de mujeres.
Él se carcajeó y en eso se nos acercó primero Dael, detrás venía Anjil.
—¿Ya están peleando de nuevo?
—¿Quién? ¿Nosotros? No solo pidiéndole que le baje a la velocidad. —Les sonreí—. Hola, chicos, que bueno verlos.
—¿Hay algo distinto en ti?
Dijo en lo que me besaba en la mejilla.
—¡¿Qué dices Dael?! —Me miraba de arriba abajo, mientras Lee aguantaba la risa—. Basta, hablemos en serio.