El hombre palidece al reconocerme.
Mira a su alrededor y se sorprende de que todos estén pendientes al show que ha formado
Sabe que yo y toda la gente aquí ha visto todo lo que ha pasado.
-¿Que hago aquí ? Viendo como trata a sus empleadas de la peor manera. Temo que me no puedo arrendarle el edificio a una persona como usted.
-Señor, Esto es un mal entendido. lo que pasa es que usted no sabe lo que pasó. No puede hacer esto.
-Al parecer usted tampoco sabe lo que pasó.
-Que?
-Esta chica -señalo a la joven- estuvo a punto de recibir una bofetada sin que usted le creyera al menos una de todas las palabras que dijo. No la dejo hablar, solo le gritaba, la agredía y cuando por fin la dejó hablar, le dice todo, usted solo le levanta la mano.
-Señor, es mejor que hablemos a solas. Por favor, pase por aquí.
Me señala un pasillo.
-Sigan haciendo lo suyo. -les digo a los presentes. - el horario de despacho finalizará pronto.
Esta vez me dirijo a la joven, que por cierto no se a movido.
-Por favor, empacame una docena de panecillos con jalea de Guayaba, por favor.
Ella solo asiente y retira. Yo sigo por el pasillo al espécimen que tiene por jefe.
Entro a una puerta con el cartel el nombre de "Abdiel Salvatore" y me siento en silencio. Clavo mi mirada en él.
Nadie dice nada.
Lo miro, lo analizo a él y sus movimientos y espero.
Pasan los minutos y seguimos en silencio.
Decido romper el silencio, pero él me gana.
-Señor, es bueno verlo por aquí, solo... no pensé que fuera a estas horas.
-O con la actitud con la que lo encontré, ¿no es cierto?; Le propongo algo.
-lo escucho, señor.
Narrador omnisciente
Ambos hombres conversaron con una incomodidad invisible debido al numerito que Abdiel y la bella Analise habían montado. Discutieron de diversos temas, entre ellos la relación que mantenían, la renta del local y un acuerdo donde Abdiel le cedía todos los derechos sobre Analise a Daniel por un monto muy grande de dinero vendiéndole así su sobrina a un desconocido para ella.
En otro lado estaba Analise junto con Karen, tratando de descifrar quién era aquel guapo hombre que tuvo el poder de bajarle los humos a su tío, dejándolo pálido.
Karen es una mujer de 63 años, de piel canela, ojos color esmeralda totalmente hermosa pero pésima actitud con los demás. Siempre cargaba un aura de amargura, a veces ofendía a los clientes, pero la mala suerte de sus compañeros de trabajo, ella, era muy eficiente en cada cosa que hacía. Prácticamente se podría decir que lo que era de buena en la cocina era de mala persona con las demás personas.
-¿Quien es él? ¿Sabes cómo se llama?
-¿Te puedo hacer una pregunta?
Solo asiento
-¿A ti que te importa?
Bufó -No te parece raro que justamente cuando ese hombre llegó mi tío se volvió una especie de santito, porque a mi sí. Él habló de un arrendar el local ¿Es acaso el dueño?
-Mira, hagamos algo, yo te responderé cinco preguntas, solo cinco, si tú te callas ¿si?
-Esta bien. ¿Quien es?
-El hijo mayor del señor Orlando, heredero principal de su fortuna.
-Oh y ¿Cual es nombre?
-Daniel Miret.
-¿Conoces a su hermano?
-¿Tú crees que yo conozco a todos los riquillos de la ciudad o que? ¡Por supuesto que no!.
》Con la reputación de su madre todos hacen sus negociaciones a distancia, niña.
-¿Quien es... su madre? -pregunto en un susurró
-Alguien no quisieras conocer, estoy segura.
-¿Sabes a que vino?
-A comprar, de seguro su padre lo envió por tu especialidad.
-Ahhhh ¿Que crees que estará hablando con Abdiel?
-Algo malo, nunca había venido aquí y lo que se dice de él, es que es frío como el hielo y duro como una roca, dicen que despidió a un hombre porque se equivocó tocándole el violín en una fiesta que organizó. Todo lo que te digo son rumores.
Ahora, haz silencio que te respondí seis preguntas.
Media hora despues salen los dos hombres llamando la atención involuntariamente de las pocas clientas que ahí allí, pero casi nadie mira al viejo, tienen sus ojos en el guapo hombre parado junto a él.
La bella señorita cuyas manos están en una masa tiene la vista fija hacia abajo, pero la levanta cuando dos pares de zapatos se posan frente a ella.
Frente a ella está su tío y él.
Con sus ojos verdes, mirada seria y cejas un poco fruncidas, la hace caer en un estado de sordera hasta que su tío le pasa la mano por la cara y ella reacciona.
-Empaca tus cosas, ahora eres responsabilidad de él. Te vendí a Daniel. A partir de hoy yo ya no soy tu tío y ya no tienes familia. A partir de ahora seguirás sus reglas y pautas, ahora él es tu dueño.
Analise apenas si pudo entender las palabras que le seguían a te vendí a Daniel.
Impactada solo pudo articular la palabra ¿Qué? Antes de desmayarse.