Evolución

4. Escapé.

El techo de mi habitación.

Eso es lo primero que veo al ser consiente de nuevo.

Recordando lo último que escuché antes de tocar el piso. Mi mente empieza a trabajar en cómo salir de aquí antes de que ese hombre venga por mí.

Es mentira. Esto no me puede pasar a mí, mi vida está muy lejos acabar siendo esclava de alguien o por aún de un hombre. Siempre he hecho todo lo que me ordenan, solo hoy no aguante que me echarán la culpa de algo que no hice, no creo que por eso tengo que ser vendida.

-Te ayudaré a escapar, si tu quieres.

Esa voz. Nunca le he caído bien a ella y jamás me ha querido ayudar en algo. ¿por que ahora quiere hacerlo?

-¿Cómo entraste?

-Subi las escaleras y entre por la puerta, estoy segura que tú también entras así.

-Samantha, por favor, ¿Que haces aquí, en mi cuarto y por qué estabas velando mi sueños.

-El viejo me dejo entrar, le dije que supuestamente hiba a cuidarte hasta que despertarás, pero él nunca me cayó bien, así que te voy a desaparecer.

-¿qué?

-Escuche lo que dijo el viejo, nadie debe pasar por eso, el es un hombre machista, abusador, ahora que lo digo ni quisiera debe llevar el título de hombre, así que dime, ¿quieres salir de esto si o no?

-Claro que quiero pero ¿como? Las únicas salidas que conozco son la principal y la de atrás. De aquí nadie se escapa sin el consentimiento de mi tío.

- Llevas años aquí y no has encontrado la subterránea por lo que veo.

-¿Hay una salida subterránea?

-Todas sabíamos de salida, el viejo la usa por las noches para entregar cosas grandes en camionetas negras, no te hagas.

-¿Sabes como llegué aquí?

-Sí y te envidio por eso, el papasito castaño te cargo hasta aquí, ¿crees que sí me desmayo frente a él me cargaría?.

-¿Quién es ese?

-Daniel, el papasito castaño. -dijo suspirando.

-¿El hijo del dueño? .-pregunté atónita.

-¿Como sabes eso?

-Karen me contó unas cuantas cosas. Y tu? ¿Como sabes quién es?

-Me lo topé llegando de dónde Don Mauricio, fue como una película, era muy chicle la escena -dijo viendo sus uñas postizas.- pero el caso es que me regó las frutas y las verduras y bueno como todo caballero me ayudo a recogerlas, hayyy y no sabes lo que me dijo.

-¿Qué te dijo a ver?

-Que era muy bonita, que le gustaba mi sonrisa y mi cabello, que vendría más seguido a verme.

-¿De verdad te dijo eso? Yo lo vi muy serio la verdad.

-Por supuesto que sí, nadie duda que soy hermosa. 
Guarda en una bolsa pequeña cosas útiles, aunque no creo que tus cosas resistan mucho, la mayoría de ellas están muy dañadas, vengo en quince, apurate niña, ya levántate!.

-No es fácil aceptar lo que me pasó, déjame unos minutos sola, porfa.

-¡Pero muévete!.

Solo asiento.

*****

Diez minutos después voy cargando una bolsa de explorador de montañas a hurtadillas y a escondidas de mi tío, como una rata huyendo de su cazador que sola la quiere matar, me siento como una criminal mientras que Samantha camina igual a mi como si estuviera jugando a el escondite, lleva su teléfono con el brillo al máximo ya que si enciende la linterna reflejaría hacia la zona donde están los dos hombres que trazaron mi futuro, esperando para que me vaya con él.

Aunque viví toda mi vida aquí nunca supe de este túnel secreto, sé que no suena muy creíble pero es la verdad. Abdiel siempre me decia "Vete a dormir que no quiero que mañana los clientes huyan cuando vean ojeras en tu cara. Lárgate antes de que te haga desmayarte " nunca me golpeó pero ya sé la razón por la que me mandaba a dormir temprano, él sabía que si algún día me quería ir sin que él lo supiera tomaría la primera ruta a la vista, nunca pensé que llegaría a esto pero siempre que ahí una situación desesperada, la más loca la idea hay que ponerla en práctica.

Veo el final del túnel una pequeña luz, ¡¡es la salida!!, supongo que tendría ser el final esperado, pero no, lo inesperado fue que cuando casi salíamos de ahí oyeramos gritos, sí, gritos, cuatro grandes hombres venían a toda velocidad hacia nosotras, me paralice, me entró el miedo y mis pies se plantaron sin recibir orden del cerebro. Yo solo pensaba : corre, corre, corre, ¡¡¡¡CORRE JODER!!! Pero no me movía. Mi tío se dio cuenta de me iría. Los hombres venían por nosotras. Nos hiban a encerrar. Ellos si nos golpearian. Entre en crisis, quedé en modo estatua, una estatua que fue empujada por Samantha y que reaccionó cuando le gritaron :

--- ¡¡¡ANA, CORRE!!! ¡¡Corre, maldita sea, no quiero morir junto a ti.!! -susurró algo en voz baja pero no logré escucharla, los gritos de los hombres no sesaban y las pisadas hacían vibrar el suelo de tierra.

Corrí.

Si que corrí porque cuando llegué a la salida, mi salvadora venía diez metros detrás de mi, me seguía gritando que corriera mientras que gritaba varias groserías. Todo se juntó, los hombres corrían y gritaban que pararamos, Samantha gritaba con fuerza para que huyera y sin importar qué, lo hice, tomé el pomo de la puerta y salí. 


 

 

 

 

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