Evolución

7. Sola, un amigo no tan amigo y atrapada

 

Sola, un amigo no tan amigo
@

Annalise.

—¡Ahhh! ¡Que golpazo! –dije al sentir el dolor en la nuca. Me reacomode en el pequeño y sucio rincón donde dormí. Ya amaneció, miró alrededor y una sombra tapa mi vista.– Mierda –musite al ver un raspón en mi brazo izquierdo con mucha sangre seca, debi habermelo hecho al salir del apuró. 

—¿Pitufa? ¿Eres tú Anna? — mis ojos se agrandan y mi boca se abre, miro hacia al dueño de la voz y siento que Dios me ha mandado a mi Ángel guardián.

Bennett, el único amigo que tuve de niña estaba frente a mí, estaba cambiado, su sobrepeso había desparecido y en su lugar estaba un hombre formado y con grandes musculos que casi no cabían en su camiseta.

—¿Ben? –asintió mientras una sonrisa se iba formando en nuestros rostros.– ¡Por Dios! ¡amigo! ¡Tanto... tanto tiempo! —grite con alegría, fue tanta la emoción de volver a verlo después de diez años que no me importó estar con la ropa manchada, me lancé a sus brazos. Por un momento pensé que por estar muy sucia y apestosa no me abrazaria pero mis dudas se disiparon en cuanto él me rodeó de vuelta con sus brazos–. Mirate nada más, ¡Dios! no puedo creer que te encuentre justo en esta situación.

—Pequeña, pensé que no te vería después de ese día, ¿Qué ha sido de tu vida, donde estuviste después del accidente? –me apapacha contra él para después desviar su vista hacia mi vestimenta –. ¿Qué te paso?, No me digas que el ogro te sacó de la casa! –"El ogro" así le llamaba él de pequeño a mi tío.

— Es... complicado, es una historia muy larga si te la resumo desde que nos dejamos de ver y en est... – mi estómago hace un ruido y recuerdo que no he comido nada desde ayer al mediodía justo cuando la clientela empezó a ser más de la diaria.

—¡Vaya! Alguien tiene hambre. –Dice, soltando una risita y siento mi mejillas calientes de la vergüenza ya que mi intención principal nunca sido dar lástima, todo lo contrario–. pero no eres la única, conozco un lugar para desayunar, es está a unas cuadras de aquí, pero no dejan entrar a vagabundos, ya sé... ponte esto –me ofrecio su abrigo quedando solo con un suéter blanco y busco algo en su maletín mientras yo hacía lo que dijo– mírame –cuando levante la mirada me hecho un poco de agua en la cara, me restrego sus manos en toda ella y me paso un pañuelo, yo me dejé hacer porque bueno, no tenía de otra–. Listo, por lo demás así no te pueden sacar, vamos y de paso me cuentas qué paso. –tomo mi mano y me llevó hacia la cafetería.
 

............

Lo primero: No era una cafetería, es un bar pero puedo contar que no me sacaron en cuanto entré, cuando pasamos por la puerta las pocas personas que había ahí posaron su vista en nosotros. 

Lo segundo: no sabía porque, hasta que vi nuestras manos entrelazadas, rápidamente me alejé. En el rostro de Ben apareció un mueca que me hizo pensar que estaba enojado.

¿Lo tercero?: Parecía que todos ahí lo conocían y... evitaban... mirarlo... a los ojos. Que raro.
 

"¿Solo eso?"

¿Qué quieres que piense? Supongo que es porque nunca me han visto.

"¿No lo miran a los ojos porque nunca te han visto?"

Cierto... punto para tí. Fue una pregunta estúpida. Pero no tengo ninguna explicación para sus actitudes.

"Puff pff Él ya no es el mismo niño de hace diez años, no sabes como es ahora" 

¿Dices que no debo confiar en él?

"Por el momento... ahora estamos solas recuerdas? Solas."

Ok...

Ve a la barra. –ordenó, en su voz había rabia contenida,– Pide lo que quieras y di mi nombre. Haré una llamada. –dio media vuelta y entró a una cabina.

Camine hasta la barra donde había una señora con uniforme rosado y un delantal.

—Buenos días –saludé tratando de agilizar el momento con una sonrisa pero...

—¿Que vas a pedir? –demando con el mismo tono de voz de mi amigo, mirándome con recelo.

—Emm... me podría dar algo sin canela, por favor, soy alérgica a la canela.

Si, ya se que es algo ilógico ya que trabaja en una panadería pero nada durante todos estos años me impidió hacer una de las pocas cosas que amaba solo por ser alérgica a la canela.

Me miró unos segundos y se alejó para poner a hervir agua—no me importan tus alergias, niña. –hizo silencio mientras terminaba de preparar lo que parecía ser chocolate y regresaba a donde yo estaba con un plato lleno de frutas picadas.– Dime algo niña, la persona con la cual entraste ¿de dónde la conoces? –dijo colocando el plato frente a mí y volteando a ver a Ben, que había sacado un cigarrillo y lo estaba encendiendo.

—Ibamos a la misma escuela, eramos mejore amigos pero me tuve que mudar a Sicilia con mi tío y ahora regresé a L' Aquila temporalmente; me perdí y en el camino me reencontré con él, hace años que no nos veíamos. ¿Porqué pregunta? –mentira. Pero no podía ir diciendo que me fui de mi casa porque a mi único familiar disponible se le ocurrió venderme como ganado.

—Para saber si eras parte de su grupo. –Miro hacia la cabina donde Ben le dio una última calada al cigarrillo y lo piso.

Espera...

¿Qué?

¿Grupo?

¿De... amigos?

¿Cosdplayers?

¿O acaso... él estaba siendo parte de mafia...?

Nah, imposible.
Decidí ignorar lo último y sacarme las dudas, ya que está señora me estaba hablando como si tu tuviera que adivinar.

—¿De que grupo me habla?

Ella frunció el ceño y me miro como si le estuviera tomando el pelo, yo hice lo mismo pero para saber que me quería decir. —Solo te diré una cosa. Él no es normal, niña. –dijo en susurró para después irse a atender una mesa. Mesa en la cual había dos hombres de edad avanzada mirándome como si hubiera cometido un pecado.

"¿Qué carajos crees que significa eso, eh? Yo tampoco soy normal, señora, míre lo que estoy comiendo"




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.