Lycaen, era una brillante joya de segundas oportunidades en el medio de una tierra devastada por la guerra y en su mayor parte, un desierto. El hogar de la ley, el orden, la paz, el honor y todas esas buenas cosas de propaganda. Los pocos individuos "civilizados" que permanecían ahí, donde eran protegidos detrás de esos colosales muros, la conocían como "Las tierras domesticadas", "Las tierras seguras", "Las tierras civilizadas". Parches de territorio tallados en los escombros grises, donde humanos y elementales con las monedas y conexiones necesarias para hacerlo comenzaron de nuevo, para tratar de ser parte de la segunda clase civilizada.
Porque detrás de los muros de cien pies que rodean los relucientes edificios de vidrio, piedra y metal que ya estaban parados como pilares, realmente había una posibilidad para que la raza humana intentara comenzar de nuevo y los Meta humanos fuesen aceptados. Recuperar la humanidad robada y el hogar que una vez destruyeron.
Y en las tierras del Opositor, uno podría creer que le estaba yendo bastante bien.
Si tus ojos se mantenían alejados del complejo militar en el centro de la ciudad, que servía como la sede de los Gryders y la Guardia de Élite, así como la mayoría de sus hogares y el palacio de Lorcan- si uno pudiera llamar a una humilde casa, un palacio - entonces probablemente fue fácil olvidar que, fuera de la ciudad, aún había una guerra muy real.
Había un mundo fuera de esos altos muros. Un mundo que todavía estaba en guerra consigo mismo.Y esconderse detrás de las paredes nunca los mantendría a salvo de lo que estaba debajo de la superficie.
Probablemente por eso Evory siempre se había reído de ellos.
...
Había muy pocas cosas en la vida que Evory temiera. En la mayoría de los casos, ella encontró el peligro mortal como algo gracioso.
Sin embargo, llegar adolorida y ser atada a una camilla en el medio de un salón médico era una de esas cosas que realmente aterrorizaban a la mujer. Una, porque hace mucho tiempo había jurado que moriría antes de ingresar a otra sala médica, y dos porque ... bueno, tenía malas experiencias con todo lo que tenía que ver con ellas; médicos, drogas, cirugías...de alguna manera, una o dos veces la había atormentado.
Ella activamente trató de evitarlos.
Así que durante unos largos segundos, la chica parpadeó, sus ojos grises se habían abierto tanto, redondos como dos lunas, con miedo mientras miraba un techo de color blanco perla sobre ella y una lámpara colgante mientras cada musculo se tensaba, sus puños se apretaron, su mandíbula se puso rígida, y sus ojos se tiñeron completamente de negro, su visera la cual había estado destruida, se materializó en su propio lugar, escondiendo esos dos abismos.
Había algo que podía oír con toda claridad, ya que había un monitor al lado de su prisión que sonaba como si estuviera a punto de cortocircuitarse. O tal vez era ella.
Tragándose el pánico que se acumulaba en su garganta, Evory se apresuró a buscar la respuesta a cómo en el maldito infierno, ella había terminado magnetizada en una litera médica con cables y dispositivos aleatorios que la apuñalaron, y durante unos ¿Qué? ¿Minutos? ¿Horas? estaba completamente en blanco. No era algo que fuera una gran sorpresa para ella. Se despertó más veces de lo que quería admitir sin una jodida idea de donde se encontraba. Normalmente eso le haría reír también. Esta vez, sin embargo, no lo encontraba todo tan divertido.
Miloc.
Ella había atacado a Miloc.
Ella había matado a Miloc ... después de que ella había desgarrado su cuerpo...pero no había un corazón.
Estaba como el noventa y tres por ciento segura de que eso había sucedido. Para el otro siete por ciento, se recordó a sí misma que podría haber estado muy alterada o con demasiada adrenalina o muchas otras cosas que hizo para delirar aquello, pero en su mayor parte fue realmente, más o menos, positiva de que se había asustado al abrir a Miloc y descubrir que no había nada dentro.
¡Porque eso no era posible!
Con un gruñido, Evory se sacudió contra la sujeción magnética que la tenía atada y se retorció por todo lo que valía antes de que siseara con rabia y miedo, sus pensamientos eran oscuros y demasiado confundidos para poder manejar la sensación de ser atada.
—¡WILL!
Un grito de pánico se abrió camino a través de su lucha, y de alguna manera se dio cuenta de que los monitores enganchados a ella se estaban volviendo locos y que estaba luchando contra las sujeciones magnéticas sobre ella con tanta fuerza que estaba arrancando su propia piel.
Pero ella no sintió nada de eso. Lo único en la cabeza de la chica era que tenía que sacar aquellos enlaces de su cuerpo y su culo de donde quiera que estuviera, porque Miloc había estado allí y eso solo podía significar más cosas que ella no sería capaz de manejar.
Entonces ella luchó.
—¡WILLIAM TRAE TU CULO AQUÍ, ANTES DE QUE ELLA SE SUICIDE! —La misma voz hizo eco de su paliza, pero no se hizo eco del grito que se abrió paso a través de sus labios.
Mientras destrozaba todo lo que había dentro de ella, Evory golpeó con su cabeza lo poco que pudo levantarlo de la sujeción magnética y lo golpeó tan fuerte como pudo contra la superficie que la mantenía prisionera. De sus dedos, las garras abrieron paso y apretaban, tiraban de las esposas de metal que no solo mantenían los brazos a los costados, sino también las piernas atadas.
Pateó y se agitó con cada gramo de fuerza que tenía en ella, tratando de romper el agarre magnético, pero todo lo que logró hacer fue sacar su propia sangre mientras inclinaba su cabeza hacia atrás y gritaba tan fuerte como podía.
No podria sentirlo por el pánico de todos modos, así que en ese momento ni siquiera cruzó su cabeza que literalmente se estaba tratando de desmembrar. Un poco más fuerte y ella sería libre.