—Dirás: el día que te abandoné— Lilith se cruza de brazos y espera pacientemente a que el hombre justifique su acción de hace millones de años.
—Creo que no tenemos tiempo de esto— Altaír intenta acercarse y justificar su interrupción, pero para Lilith hay tiempo de sobra, ella quiere saber la verdad detrás del abandono de Caín.
—Cariño, si tocas ese libro terminarás igual que Ágata, así que no lo intentes, solo yo puedo manipularlo sin que me genere daño, así que claro que hay tiempo— Lilith pronuncia cada palabra sin voltear a verla y solo levanta una mano con el dedo índice levantado hacia ella como si estuviera corrigiéndola. Altair algo desesperada busca con la mirada a Tony quien parece no saber tampoco que hacer. —Te escondiste todo esté tiempo Caín, ni siquiera te despediste, simplemente te fuiste como si yo fuera a hacerte daño, como si tú desaire fuera a provocar mi ira.
—¿No fue así?— Caín intenta levantar la mirada, pero el dolor se hace cada vez más grande, su frente se llena de perlas de sudor y forza su boca para generar una sonrisa.
—No te hubiera retenido a la fuerza, tampoco te hubiera hecho daño si te ibas, yo te quería grandísimo hijo de puta— haciendo a un lado su coraje añejado por el paso de los años regresa al libro y lo abre con confianza y determinación.
—Tenía miedo, debes de comprender… fuiste la primera esposa de mi padre, una demonio consumada, ¿Qué te podía ofrecer yo?— Lilith levanta su mirada herida del libro y lo ve directamente, valorando si creer o no en sus palabras.
—Tu amor era más que suficiente— la voz de Lilith sale quebrada, cargada de descripción y dolor.
Regresa su mirada hacía el libro y llega a la página que le interesa ante el silencio de todos, de repente toma la hoja con seguridad y la empieza a arrancar, pequeños rayos rojos salen del libro y las luces comienzan a parpadear, tanto Altair como Tony ven hacia los focos con temor, si esto es generalizado no tardarán en saber que están aquí; cuando Lilith termina de cortar la hoja la calma regresa, pega la hoja sobre ese muro invisible que rodea a Caín y el hechizo se rompe, esa luz escueta color rojo desaparece, la demonio deja el libro a un lado y quita una de las lanzas mientras Caín parece regresar a la paz, se estira como si hubiera perdido un gran peso de encima y después de un par de movimientos de cabeza y espalda ve fijamente a Lilith con tristeza, con arrepentimiento.
—Nunca creí ser lo suficiente para ti, jamás creí ser digno— dice Caín y lentamente levanta su mano hacía ella alcanzando su mejilla y acariciándola con cariño desarmando a la demonio, haciendo que su rencor se desvanezca en el viento.
—Si, si… que lindo, pero tenemos otros asuntos— Tony llama la atención de todos en la habitación que siguen su mirada hacía la puerta que se ha abierto, ahí parada, pero sin sorprenderse se encuentra Abril, quien de un momento a otro retrocede un par de pasos para después echarse a correr en busca de su amo y alertar a todos en la casa.
El parpadeo en las luces no solo fue en la enorme casa, todo Monteriggioni padeció las alteraciones en la energía que arrancar esa hoja del libro provocó, como si este gritara de desesperación al sentirse mutilado por alguien que ha nacido y aceptado la oscuridad en su corazón, que tiene el mismo origen y no puede ser manipulado por su magia. Las repercusiones de tal hecho fueron claramente notorias en cada habitación sin excepción; mientras Caipora buscaba las armas de Tyra y Gio empezaba a apoderarse de la enorme mansión con sus enredaderas y tallos las luces titilaron, titilaron poniendo nervioso a Caipora antes de apoderarse de las pequeñas hachas de Tyra que se mantenían en un sótano lleno de armas, no se puso tan nervioso en todo el recorrido, sorteando la seguridad del lugar como en ese momento, cuando la incertidumbre de no saber que pasa se apoderó de él haciéndolo dudar por un segundo si sería correcto simplemente tomarlas y salir de ahí; así como Gio tuvo su momento de duda, creyendo que tal vez las plantas que invocaba podría haber tocado algún cable importante, pero al darse cuenta que la falla era en cada casa de Monteriggioni pudo distinguir que claramente no era el culpable de lo que ocurría, algo más grande se estaba desenvolviendo dentro de la casa y no tardaría mucho en saberlo, después de todo su jugada era destrozar hasta el último cimiento del lugar, tirar cada pared, cada columna y sepultar a todos los que no salieran a tiempo de ahí, ese era el plan B, cuando ya no se puede hacer más para detener la amenaza a veces es necesario hacer sacrificios, así implique la vida de tus amigos y compañeros, un precio justo que pagar por el bien común ¿No?.
Al mismo tiempo que Caipora y Gio se sorprendían por lo que arrancar esa página desató, al mismo tiempo que Tony y Altair permanecía atentos al reencuentro de Lilith y Caín, en ese mismo momento Tyra tenía su propia pelea, su propio trabajo que hacer el cual se empezaba a salir de las manos. Antes de que las luces de la mansión empezaran a variar un pequeño descuido le estaba costando la cabeza a Tyra.
—¿Qué es eso?— Abel pregunta mientras se aleja de Tyra, puede ver algo pequeño y negro cerca de la cama, se balancea sobre el suelo con la más leve brisa. Camina hacia el dejando atrás a Tyra quien parece no comprender que es lo que lo ha alejado de ella. Él se hinca y toma con su dedo índice y pulgar aquel objeto de su interés, una delicada pluma negra. —¿De dónde salió esto? ¿Estás segura que estabas sola aquí?— Abel parece esperar que Tyra sea lo suficiente valiente para admitir su mentira. Cierra su puño con fuerza alrededor de la pluma y aprieta los dientes mientras camina de regreso a ella.
Editado: 04.10.2020