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Capítulo 2

La noche está en calma mientras Jacinda y Cassian se acercan al círculo de vuelo, Jacinda esta vestida con un manto ámbar exuberante que la hace sentir un cordero, Cassian lleva un manto con brillante color negro. Todos miran absortos el acontecimiento. Miram quien no aceptaba que estaba más aliviada de que a Jacinda no le quitaran sus alas, aunque volverla parte de la familia no era un plan tampoco que aceptara mucho. Tamara observaba un poco dolida, preocupada y aliviada tenía muchos sentimientos y emociones encontrados, pero quería ver todo, al menos gasta donde pudiera.

Jacinda y Cassian fueron retirados de los mantos y proceden a beber del cáliz ceremonial, del cual generaciones de drakis habían bebido para sus uniones, Jacinda no se iba a dar por vencida, vencería a Severin en su propio juego, esta unión no era real, no para ella. A pesar de que sabía que no iba estar ya con Will no se permitiría amar a otra persona… o era lo que ella creía. Cassian tampoco se iba a dar por vencido conquistaría a Jacinda y mejoría las condiciones del clan, tenía todo un plan, el no solo gobernaría el clan, sino que lo guiaría a la grandeza.

Severin habla como en todas las uniones, Jacinda y Cassian casi no lo escuchan están absortos en sus pensamientos hasta que aparece el alijo de joyas de casa familia. Uno de los ancianos es quien saca una de las gemas de la caja de Jacinda, ella piensa en la gema perdida en Chaparral y de que le hubiera gustado que hubiera sido su padre quien sacara su gema. La gema es de un brillante y muy bonito color ámbar, al mismo tiempo sale la de Cassian, una perla de color negro que llena la palma de su padre, Severin es quien la saca y posteriormente la coloca en una caja negra, con tallas de rojo fuego esculpidas sobre la tapa. Esto es de Jacinda y de Cassian. Y Jacinda se pregunta cuánto hace que fue hecho en preparación de este momento. 

Entonces es hora. Deben empezar su ascenso. Su último vuelo como individuos independientes.

Con los ojos cerrados, se levantan del suelo y se remontan. Se elevan, cada vez más y más.

La cara de Jacinda enfocada hacia el viento frío, húmedo, disfruta de estar en el cielo otra vez. A pesar de la herida en su ala ella vuela. Cierra sus ojos y saborea el viento.

Por un momento, Jacinda, se permite pensar en nunca descender, al menos no en los terrenos del clan, irse lejos, muy lejos de ahí. Y mira a Cassian remontarse en el aire con sus enormes alas con matices purpuras. Él sabe los pensamientos de Jacinda, piensa que puede dejarla ir ser feliz, pero Jacinda lo duda un momento, pero toma la decisión de bajar con él al vació y ser uno.

*******

Después de la celebración Cassian y Jacinda van a casa, en donde creció Jacinda, esta última no entiende por qué precisamente aquí.

—Mi padre dijo que debemos vivir aquí.

Jacinda entiende entonces, que ahora que su madre fue exiliada y no esta su padre ni su hermana, su casa está vacía ¿en dónde más podrían vivir?

Entran a la casa en un silencio incomodo, Jacinda se siente nerviosa pero no sabe si es ella o los nervios de Cassian; así que decide darse una ducha y relajarse. Pese a la hora ella simplemente se queda mirando a la nada pensando en Will. Jacinda no se iba a detener, encontraría la manera de ser libre, con o sin Will ella encontraría la forma de poder decidir por si misma que hacer con su vida, no permitiría que Severin gane no así.

Después de la ducha sale y espera encontrar a Cassian en su habitación, pero se tranquiliza de no encontrarlo ahí, va hacia la sala y se encuentra con él, Cassian se levanta nervioso, observa a Jacinda de pies a cabeza, pregunta en que habitación dormirá, la quiere, la quiere, pero le da su espacio él también está cansado y nervioso. De hecho, ambos parecen dos pajarillos asustados en una jaula. Jacinda le indica que puede quedarse en la habitación de Tamara.

Cassian le dice que puede esperar para lo que sea correcto. Pero Jacinda sabía que Cassian debido a su padre tenía una versión un poco retorcida de lo que era correcto; ella no le dio más importancia y se alejó de ahí, fue a la habitación de su madre para ver si esta había dejado algo más para poder encontrarla. Busca por toda la habitación, pero solo logra desacomodarla sin encontrar nada más que algunas botellas vacías de vino y otras aun sin abrir.

Decide que de momento no puede hacer nada. Esta batalla la gano Severin, pero aún no había ganado la guerra, ella no se daría por vencida. Abrió una de las botellas de vino, al parecer su madre sí que estuvo empeñada en ocultar su adicción por que encontró el sacacorchos en uno de los cajones a lado de la cómoda de la cama de sus padres, había bebido vino antes, durante las festividades en el clan se les daba un poco de vino a los niños de 13 años, obviamente nunca sin excederse, pero hoy definitivamente estaba de ganas para excederse.

Cassian está en la cama pensando en que no era así precisamente como quería hacer las cosas, es respetado en el clan, querido, casi adorado porque es quien heredara la dirección del clan, pero no estaba de acuerdo del todo en cómo eran dirigidos, empezaban a menguar en número, había más clanes allá fuera con los cuales no habían tenido comunicación con quienes podían convivir coexistir; Cassian sabía muy bien la historia de sus antepasados y las guerras que se habían desatado pero él no creía en todo lo que se enseñaba en la escuela; ¿por qué no luchar contra los enkros?, ¿contra los mismos cazadores? Él quería más igual que Jacinda, quería libertad, para él, para su clan.

Cerro los ojos y justo cuando se estaba durmiendo lo sintió, un dulce mareo, la tristeza le pego sabía que no era completamente suya, el vínculo con Jacinda era fuerte y sentía todo lo que ella sentía también; los nervios, la tristeza todo, pero algo era diferente. Escucho un ruido, como de cosas siendo alborotadas y de algo rompiéndose. Se levanto enseguida para ver que era o quien. Siguió el ruido hasta la habitación que al parecer eran de los padres de Jacinda, cuando entro encontró todo tirado y alborotado como si un tornado hubiera pasado por la misma habitación la lampara de noche tirada aun encendida las almohadas y sabanas esparcidas por todos lados, botellas de vino rotas y algunas vacías; Jacinda se encontraba mirando hacia la ventana, no tenía que verla para saber que lloraba, podía sentir sus lágrimas como propias pero lo que no se espero es que estuviera ebria que al menos tres botellas esparcidas en la habitación habían sido drenadas por ella.



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En el texto hay: romance, youngadult, drakis

Editado: 09.03.2021

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