Cassian sabía moverse sigilosamente, desde niño había sido entrenado como un guerrero, siendo cauteloso para una batalla que parecía nunca iba a ocurrir, pero para la que siempre tenía que estar preparado.
Vio que se alejaban los dos chicos, empezó a escalar la torre de forma cuidadosa; apenas eran poco mas que unos niños como para patrullar el distrito. Aún no se levanto el toque de queda, él estaba casi seguro de que su padre lo haría cuando pasara la dichosa luna de miel. Llego a la cima de la torre sin problemas, la niebla de Nidia ayudo a tal cometido, Jacinda vigilo mientras ascendía, nadie lo había visto. Si esa era la suerte de ella, solo esperaba que al final de la noche no fueran descubiertos.
En cuanto los dos estuvieron en la cima se quedaron viendo mutuamente recordando. Aquí fue su primer beso.
—Vaya que eso genero adrenalina ¿no crees? —Dijo ella, para aligerar el ambiente.
—Si, vamos a cenar, muero de hambre. —Dijo Cassian simplemente. Aunque ella pudo sentir por el vínculo que también recordaba aquel beso.
Se sentaron en el suelo con cuidado, Jacinda podía ver el atardecer a lo lejos, ya casi anochecía; y la niebla de Nidia empezaba ser un poco más densa para proteger las casas del distrito y los pocos edificios que se permitían. Ella ama estos lugares y paisajes, este es su hogar in lugar a dudas, no podía permitir que Severin hiciera con este lugar lo que quisiera, ya no.
—Toma. —Le ofreció Cassian, una rebanada de pizza aun tibia. Para ella con lo hambrienta que estaba le sabría a gloria.
—Espero no llueva, el toldo aun es un poco resistente, pero mojara la pizza. —Él miro hacia arriba mirando el toldo con un poco de desconfianza, le daba la bienvenida a la conversación banal.
—No creo, hoy salió un poco mas el sol pese a la neblina de Nidia así que no debemos tener problemas al menos hasta la madrugada.
Comieron el resto de la pizza como siempre; Jacinda empezaba acostumbrarse a estos silencios bienvenidos, no quería hablar de lo que había ocurrido en la mañana después del desayuno. Aún sentía su corazón un poco oprimido, pero mas ligero sin duda. Esperaba poder recuperarse del todo cuando encontrara a su madre.
Por otro lado, él, luchaba contra sus emociones, recordó perfectamente lo que paso en esa torre; aquella noche discutía con Jacinda, casi le declara su amor. En cambio, ella simplemente lo agarro y lo besó. Tenía que cambiar su tren de pensamientos porque, de lo contrario, debido al vinculo, Jacinda sabría con exactitud que estaba pensando.
Terminaron de comer la pizza, bebieron el chocolate caliente que llevo Cassian y… si entraron a un silencio incómodo. Jacinda pretendía que en esta torre se diera todo de forma tan natural; que simplemente se besaran, como parte del plan de Az; pero ahora sabía lo ridículo que era todo esto del plan.
—¿Quieres hablar de lo que paso esta mañana? —Dijo Cassian mientras recogía lo que habían llevado.
Jacinda no quería sinceramente hablar del tema en absoluto, sentía que si lo hacía volvería a volverse una fuente de mocos y menos quería hablarlo con él. Como le iba a decir lo que aún parecía sentir por otro hombre y ni se diga de lo que planeaba hacer contra Severin. Su padre. Si, veras quiero dar un golpe de estado y demostrar que no necesito a ningún hombre a mi lado. Significa que no te necesito, pero si te utilizo. Pensó, si eso podría decirle a Cassian.
—Jacinda estoy buscando a tu mamá, puede que tenga alguna pista de a donde fue.
Con eso ella lo miro atentamente. Definitivamente había captado su atención; ¿Él había leído la nota que le dejo su madre? ¿O Como rayos lo sabía? Ella tenía en la memoria aquella nota y no estaba mas cerca de saber de que palmera hablaba su mamá.
—Dime más, ¿Cómo sabes a donde fue? —El negó con su cabeza lentamente; ella se exaspero.
—Te diré lo que se si tú hablas conmigo. Si me dices que te pasa. Ahora estamos juntos Jacinda… —lo interrumpió.
—¡Basta, esta unión no es algo que yo quería fue en contra de mi propia voluntad! —Dijo ella gritando. Olvido donde se encontraba.
—¡Baja la voz! —Le dijo Cassian susurrando. Hasta ahora habían hablado en voz baja.
—¡No! ¡No la bajare! ¡Que se enteren todos…
Cassian se levanto rápidamente para taparle la boca a Jacinda, pero con la sorpresa ella y él con el impulso terminaron en el suelo de la torre, ella rezaba que no se cayera el suelo.
—¿Escuchaste? Creo que venían voces de esa torre.
—No lo se viejo me da miedo, ¿no se supone que esa torre está completamente abandonada?
Jacinda y Cassian solo escucharon las pisadas alejarse rápidamente; seguro se echaron a correr por el miedo de la torre con voces. Se quedaron en silencio. Si vaya Jace lo estaba haciendo realmente bien. Le quito la mano de la boca lentamente. Eran un revoltijo de piernas y brazos, estaban tan pegados, y nerviosos, que no sabían ella o el dónde terminaban y empezaban el uno o el otro.
—Jacinda, ¿comprendes que, si nos movemos de forma repentina, las tablas debajo de nosotros se derrumbaran? —Su aliento le rozo el cuello, lo que le puso la piel de gallina.
Ella solo asintió levemente y trago saliva, solo ella se metía en estos problemas. Sí los chicos que los habían escuchado iban a decirle a alguien más puede que vendrían a investigar y los descubrirían. Cassian se movió lentamente como si de lagartijas se tratase.
—Opino que exageras, estas tablas son fuertes, solo muévete rápido y salgamos de aquí. —Cassian rodo los ojos.
—Bien, pero sal debajo de mí, toma la mochila y sal de aquí. Y procura que no te vean, o te escuchen. —Ella pudo sentir su enojo. Y lo comprendía nada de lo que estaba pasando iba bien. Y si, gracias a ella que no pudo controlar su temperamento.
Jacinda se movió rápido y escucho el crujir de las tablas, sí se encontraban más frágiles. Entonces escucharon a alguien venir. Ella reconoció la voz de Corbin regañando, imagino, a los chicos que anteriormente los habían escuchado. Cassian se levantó rápidamente.