Exertion.

Capítulo 1: La audición.

MÍA.

Daba toscos pasos debido al cansancio que sentía en esos momentos, eso de ensayar sin límites era un nuevo grado de complejidad para mi persona, pero ahí me encontraba… intentando dar todo de mí en un simple ensayo.

Quería dar una buena impresión a los jueces sobre mi baile ya que no era muy talentosa en ese ámbito. Mis pies ardían de lo mucho que me esforzaba en cada paso, pero sabía que eso era sólo el comienzo y que debía esforzarme más y hacer que cada gota de sudor valiese la pena.

Los días que restaron para que llegara la audición me esforcé de manera excesiva logrando que al final del día mis tendones ardieran y se entumecieran por el trabajo hecho. Mi madre solía ir cada noche a mi habitación, entreabría la puerta y asomaba su cabeza, murmuraba un: «¿estás?» y entraba. Me platicaba sin parar de cómo podía perjudicar mi salud por una audición y que no tenía que extralimitarme, que estaba bien si descansaba. No hace falta decir que la ignoré ya que día tras días me esforcé en todos los aspectos posibles, ya sea practicando el inglés, el coreano, incluso el español —la cual es mi lengua materna—. Bailaba y practicaba todos los pasos sin tener un límite, sin darme tiempo de colocar alguno. Intenté perfeccionar mi canto tanto como pude, fui con mis profesores de la universidad de artes para que me ayudaran, incluso mis compañeros. Realmente, me esforcé para que todo saliese a la perfección el día de la audición, tenía que dejar al margen cualquier tipo de error, sino... lo lamentaría mucho.

🌼🌼🌼

Aquel ansiado momento había llegado finalmente, no logré conciliar el sueño por la acuciosidad que sentía. Mi estómago cosquilleaba con nervios.

La espera había acabado y el día había llegado, así que cuando el reloj marcó las 3:50 pm comencé a guardar todo lo que necesitaría para la audición, mi cuerpo se encontraba un poco entumecido por la práctica constante en la que me había sumergido pero era fácil no tomarlo en cuenta debido a la agitación ansiosa que sentía. Me subí al auto de mi madre para dirigirnos al centro de Seúl.

Ella y yo habíamos conseguido una bonita y económica casa en Seúl, Corea hace un tiempo ya, la única contrariedad que la casa padecía era que estaba lejos del centro y la vida activa de éste, por lo tanto, si queríamos estar puntuales en algún sitio siempre teníamos que salir con un buen tiempo de anticipación. Lo aprendimos llegando tarde a muchos lugares.

Llegamos a la localidad buscada y me topé con un imponente edificio que me hacía sentir amedrantada, mas me adentré en él con valor y llegué a la recepción. La recepcionista me guió hasta una sala de espera donde me quedé aguardando a que me llamaran para comenzar.

El lugar donde me había dejado la recepcionista estaba adornado con sillones de cuero negro mullidos y se podían ver posters de los idols que habían triunfado en la agencia o que, por lo menos, habían sido representados por esta agencia, pegados en las paredes blancas como trofeos y el único que reconocía era de Bangtan Sonyeondan, aquel grupo coreano que tanto escuchaba; había un filtro de agua y una máquina de café a su lado con otra máquina con jugos con una bandeja con vasos y sobres de azúcar y dentro se encontraba un plato de donas glaseadas.

Engullí algunas de las donas mientras esperaba mi llamado, a nadie debía importarle si las comía, ¿no?

Luego de minutos, y varias donas ya comidas, me llamaron para comenzar. Entré a una sala con una pista de baile en el medio y una pared forrada de un gran espejo; frente había otra pared blanca, ahí se encontraba escrito Big Hit en letras azules grandes, recordaba esta habitación de los vídeos de ensayo de BTS, sentía un profundo miedo de que alguien notase los arrítmicos y descontrolados latidos enfurecidos que mi corazón despedía; había una mesa rectangular tenía encima un mantel negro, arriba de la mesa habían vasos que contenía algún tipo de bebida que no reconocía, cada una de las personas que allí se encontraba tenía un bolígrafo y una hoja.

En la mesa se encontraban 5 personas había porta nombres frente de cada uno de ellos y pude leer los nombres: Shin Sunhee, Jeong Youngsun, Cho Baekseok, Kwan Yoonho y Kim Seungjung. Pero nada indicaba que iba a recordarlos.

— Buenos días —me dijo una de las mujeres con una voz imponente—. Como puede ver, me llamo Shin Sunhee y seré una de sus jueces, necesito que me entregue su ficha y se presente.

Hice lo que me pidió, le entregué mis papeles y comencé a presentarme.

— M-mi —tartamudeé, maldije en mi interior— nombre es Mía Gonzales. Nací el 9 de septiembre de 1996 en Maracaibo, Venezuela, un país latinoamericano, sin embargo emigré a los 14 años hacia los Estados Unidos donde terminé mis estudios de bachillerato —callé turbada.



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En el texto hay: romance, namjoon

Editado: 10.03.2018

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