Después de tardar horas viéndote en el espejo, asimilando quien eres, porque el complejo de la apariencia te sigue atormentando: perdiendo el concepto de ti misma, (si antes eras baja, cabello levemente tornado de un color marrón, labios delgados y ojos cafés, ahora te ves como una masa deforme, has olvidado quien eres), decides afrontar esa realidad que se encuentra atravesando la puerta.
Te lavas la cara, y sonríes, convenciéndote que tal vez al salir todo sera mejor, pero,paso tras paso, vas con la cabeza baja, pensando que no eres suficiente para este mundo.
Vas al instituto, los mismos amigos, la misma sonrisa, las mismas historias, el mismo dolor incesante al ver que todos se divierten de verdad, y tu no eres antisocial, pero tampoco eres real, sonrisas fingidas y las mismas respuestas:
-¿como estas?
-bien.
"BIEN" ¿cuantas veces te has engañado a ti misma? sabes que nada esta bien, tus inseguridades siguen ahí, pero no puedes arriesgarte a confiar en alguien, cuando en este mundo, todos están en tu contra.(O es lo que piensas, desde que esa voz en tu mente te convenció: "solo te necesitas a tí, ¿confiar? Tarde o temprano te defraudarán")
Sonríe, aunque en tu casa tu padre te grite.
Sonríe, aun sintiendo que nadie te comprende.
Sonríe, sin importar que te veas horrible, sin importar que eres torpe, sin importar que no quieras sonreír.
Sonríe, aun con tus inseguridades, con tus miedos, soledad y tristeza, sonríe tras las decepciones, problemas y el cansancio de existir.
Tu sonríe, porque asi la sociedad se evita el cuestionar, y tu el tener que contestar.
Llegas al punto muerto, crees que nada te importa, empiezas a mentir, simular que nada te afecta, en tu actuar, podrías ser la chica perfecta. Solo te dejas llevar.
Y es que las apariencias engañan, y tu aparentas ser feliz.