Arya jamás recurría a medidas que la dejaran como una adolescente desesperada. Pero ya había reprobado un examen y hablado con Blair. Aunque no lo demostraba, estaba fascinada por su talento y tenía una irremediable curiosidad. También el hecho de que Blair no fuera una persona fácil para entablar conversaciones, le estresaba. Sabía muy bien que en el fondo de esa castaña había algo, algo especial y melancólico. Después de todo, el estilo en que ella dibujaba era de alguna forma tétrico, doloroso. Arya lo sintió al ver su retrato, lo pudo percibir, porque de hecho no intentaba hacer líneas perfectas, eran chuecas y salvajes. Diferentes a los jóvenes artistas que Morton frecuentaba.
Entonces se dio la vuelta y observó detenidamente a Hoffman en su pupitre, con el rostro en dirección al libro, sin despegar la mirada de él. Nunca antes le había prestado atención. Pero dejó de deliberar si era buena idea o no meterse con gente que no estuviera a la altura de la cual su madre hablaba tanto, y le pasó un pequeño papel arrugado rosa a su compañero de atrás, y así viajó de estudiante a estudiante hasta llegar a destino.
Evidentemente, Arya Morton estaba desesperada por conocer los secretos de una donnadie. Tanto que en el papel le había escrito para encontrarse más tarde y hablar, no sabía de quién o sobre qué, solo necesitaba oírla, comprender lo que era ella. Entonces se quedó observándola para averiguar su respuesta, y contempló como la cabeza de Blair asentía de forma tímida a su pregunta, complacida por ello, Arya sonrió y volvió la vista al frente de la clase.
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─ Anoche pensé en nuestra conversación ─confesó, y añadió─ Pensé en que en realidad no sé mucho de ti.
Blair estaba una grada más arriba que Arya y se veía nerviosa, comenzó a frotar sus manos por sus muslos para calentarlas, era una tarde fría y nublada, como sus pensamientos.
─ ¿Qué quieres saber sobre mí?─le preguntó a la pelirroja.
─ Cosas, interesantes ─le respondió mientras ella subía un escalón más para sentarse a su lado, Morton sabía perfectamente que la incomodaba, pero mientras más cerca estuviera de ella más podría contenerla, o al menos eso creía.
─ Yo no tengo cosas interesantes, pero si han pasado cosas trágicas a mi alrededor, gente que se va y vuelve, o gente que solamente se va─la voz de Blair comenzó a quebrarse hasta el punto en que parecía que comenzaría a hacer un mar de lágrimas, pero se lo impidió y observó a la chica, en su mente divagaba la idea de si ella fuera una persona confiable o no, pero la que hablaba no era la razón sino el dolor.
─ ¿Quién se fue y no regresó, Blair?─interrogó, la castaña respiró profundo y analizó su mirada, entonces advirtió que Arya no se iría de allí sin respuestas, y probablemente ella tampoco. En sus adentros admitía que tenerla a su lado era en cierta forma reconfortante, su voz era lo que cambiaba por completo su panorama. No sabía como sentirse entonces, lo único que conocía de aquella muchacha era su su nombre y apellido, porque los insufribles rumores ya no contaban. Comenzó a preguntarse si estaría mal sentirse a gusto con una completa desconocida, y al poner las cartas sobre la mesa descubrió que era más sencillo hablar con gente nueva que gente de toda la vida.
─ Emmeline, se fue y jamás regresó─declaró al fin, se mordió la lengua para detener un inminente insulto e intentó aclarar su mente─ Mamá dice que no debo hablar de ella, que es mejor, solo eliminarla.
─ ¿Eliminarla? Eso suena cruel─expresó, pero Blair hizo caso omiso a su observación y prosiguió con la historia.
─ No estoy segura de haberla conocido bien, aún es difícil creer que vivíamos bajo el mismo techo. Emmeline parecía tan feliz, o al menos eso era lo que yo creía. Papá decía que yo tenía una lupa gigante para ver todo bajo la negatividad, y Emm era pura luz, siempre lo fue. ¿Sabes? Duele saber que hasta la luz más brillante puede agotarse. Lo hará lentamente, pero la hará ─relató, se tomó unos segundos para recuperar el aliento y sintió el brazo de Arya rodeándola, entonces fue cuando decidió que debía lanzar todo lo que tenía dentro, todo lo que la atormentaba por las noches y la perseguía por las mañanas.
─ ¿Aún piensas en ella, verdad? ─la pregunta era absurda, pero Arya sintió la necesidad de hacerla, mientras pronunciaba cada palabra se acercó más, y posicionó su cabeza sobre el hombro descubierto de Hoffman. Comúnmente Arya evitaba el contacto físico, no era algo que le agradara hacer, pero sentía que la situación lo ameritaba, al menos imaginaba que si estuviera en la posición de la adolescente a su lado, sería algo necesario para no derrumbarse.
─Jamás dejé de recordarla, pero mamá la borró permanentemente de nuestras vidas, como sí su presencia jamás hubiera sido importante, como sí no hubiera existido. ¿Pero cuánto más evitaremos la realidad? Tan solo fue hace dos años cuando ella había salido con su bicicleta amarilla en dirección al lago para ir a recoger sus flores favoritas, y si el cielo se lo permitía, observar las estrellas ─ le costaba hablar porque sentía que las palabras la ahogaban, y las lágrimas comenzaron a aparecer casi inmediatamente, su respiración se dificultó y no se atrevería a ver a Morton, se sentía avergonzada de llorar como niña pequeña frente a la chica que hasta ese entonces solo era rostro y cuerpo de su arte. ─ La destruyeron, no me cabe duda alguna, que la arrastraron, la torturaron y se la llevaron ─aseguró ─ Porque los verdaderos monstruos no tienen colmillos ni garras, son ellos. Somos todos nosotros, ¿no lo has notado?─ señaló al centro de la cancha, como sí se tratara de un punto exacto, de donde salieran las peores bestias y las más escurridizas sombras, Morton sabía a lo que se refería, ella también había conocido ciertos monstruos a lo largo de su corta existencia.