Expediente Saturno.

xxii. Horas.

ARYA MORTON.

Papá volvió a hablarme cuando corté mi cabello. Me preguntó si era parte de todo esto y le respondí que todo lo que hacía y pensaba eran por el caso de Emmeline Hoffman. Entonces me confesó que le parecía fantástica. Esa fue la palabra que usó para describirme, me hizo sentir especial luego de mucho tiempo y nacieron en mí las ganas de abrazarlo, pero no me lo permití. Me paré enfrente de él y le dije con toda la seguridad que en mí existía; voy a encontrarla.

Allí terminó nuestra conversación, tomó su maleta, besó mi mejilla y le desee buen viaje.

BLAIR HOFFMAN.

La habitación de Arya era del tamaño de mi sala. Las paredes eran blancas y tenían detalles por doquier. Me gustaba imaginar que era el palacio de una reina y que existía la posibilidad de que yo alguna vez viviera en un lugar como ese.

─Te llamé aquí porque hay algo que no te había contado, sobre Emm, ¿sabes? Las cartas de Diciembre, te lo oculté porque no estaba segura de donde estaba realmente Saturno, y ya sé que crees que digo locuras, pero es real─afirmó con las cartas en sus manos, tomó asiento a mi lado y comenzó a enseñarme las fechas en las que habían sido escritas, todas a finales de Diciembre, tomó la última y la abrió.

─ ¿Por qué no me dices lo importante? No puedo soportar leerlas─le confesé, ella me observó y luego dirigió su mirada al papel.

─ Sé quién fue Liam, Blair─afirmó─ Emmeline visitaba el lago y luego iba a la clínica, uno de los enfermeros se llamaba así, Liam Weinzentel. Falleció un día después del incendio de la granja, su muerte fue opacada por la consideración de un posible pirómano en el pueblo.

─ ¿Y qué tiene que ver con mi hermana?

─ Liam no estaba bien, trabajaba rodeado de locos y con el tiempo se convirtió en uno. Lo encerraron en la misma clínica donde había trabajado y allí lo trataron con drogas, de las fuertes, su cuerpo no pudo soportarlo. Alucinaba con Saturno y se lo contaba a todo aquel que se le cruzara, parece que la única que le creyó fue Emm. Hablé con la secretaria del centro, aunque tenía muy mala memoria dijo que vió a tu hermana ese día.

─ ¿Cómo es posible que dejaran entrar a una niñita a un manicomio?─le interrogué, todas sus palabras de pronto me parecían tan inverosímiles como todo lo que había sucedido aquel mes.

─ Yo no lo sé, pero creo que Emm jamás pudo ir a Saturno, una parte de ella sigue aquí, Blair, en el pueblo, en esa jodida clínica─concluyó. No dijimos más, sentía que de pronto nada cuadraba y eran puras locuras, entonces intenté olvidarme de todo. Observé a la pelirroja y recordé todo lo que habíamos pasado juntas. Y comencé a sentir mariposas en el estómago nuevamente. Estaba ahí la chica de la que había estado enamorada hacía años, intentando de todo por encontrar a mi hermana, sumergiéndose en este barco de locura conmigo y no pude resistir pensar en sentirla.

Estaba tiesa, por una vez en mi vida desee no ser yo. El temor y la angustia me carcomían pero el deseo que sentía era extrañamente más fuerte, entonces dejé de pensar y al principio comencé a acercarme lentamente, ella dejó de prestarle atención a la carta entre sus manos para verme de frente, eso me había paralizado por completo. Y ella no dejaba de observarme, como probando a ver que tan audaz podía ser. Cuando vió que yo no podía moverme se acercó a mí, rozando con sus dedos las comisuras de mis labios. Fue en ese instante que me perdí en su mirada, me sonrió tímidamente y yo comencé a acercarme aún más. Ahora podía sentir su respiración sobre la mía. Una extraña sensación recorrió todo mi cuerpo. Entonces ya no resistí, coloqué mis manos sobre su rostro y la traje a mí. Sentí como mis mejillas se ruborizaban, solté su rostro y en medio del beso sentí su sonrisa. Ese instante hizo que todo dentro de mí se diera vuelta por completo. Mis manos temblaban, mi corazón estaba acelerado por miedo a cometer un error, podía sentir la calídez y dulzura de su respiración en tan pocos segundos. En el momento que nuestros rostros se separaron recuperé el aliento y apostaría lo que fuera a que estaba completamente roja. Arya no hablaba y eso solo me desesperaba aún más. Observé sus labios esperando nuevamente poder besarlos, pero ella no parecía estar pensando en lo mismo que yo. Entonces con tan solo pensar en que había estropeado todo me levante de golpe, murmuré algunas palabras que ni yo misma pude comprender e intenté parecer tranquila ante la situación.

─ Blair...─murmuró─ Necesito terminar con esto hoy, lo haremos juntas, ¿lo sabes, cierto?─preguntó con distancia.

─ Sí, lo sé─respondí─Vamos a hacerlo, pero antes quiero que me digas algo, por favor...

─ Dímelo─pidió.

─ Cuando esto termine, ¿qué pasará con nosotras?

─ ¿Qué quieres que pase?



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En el texto hay: casos sin resolver, amor lgbt, investigacion

Editado: 16.07.2019

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