Hace muchas décadas atrás el planeta llego a su punto culmine de contaminación. Las que antiguamente eran grandes potencias del mundo ahora no poseían ni una sombra de su antigua gloria, la tecnología había logrado avanzar mucho para esa época pero el problema fue el desinterés, nadie se preocupó del problema hasta que el reloj del fin del mundo llego a cero.
Pero la humanidad no se enfrentaría a ese error todavía. La corporación Onyx fue la única en preocuparse de este problema a tiempo y en ese momento ellos eran el ultimo rayo de esperanza de la humanidad. Aun siendo así un grupo de terroristas acabaron con la corporación desde raíz. Pero el que gana siempre es el que sobrevive.
Muchas décadas después, a la par de la fundación de esta enorme ciudad, la corporación Onyx renació de las cenizas como una majestuosa ave fénix. Pero esta vez ellos poseían algo que antes no. No importa cuánto avanzara el desarrollo científico o tecnológico la simple idea de poder crear clones de un mismo individuo continuaba pareciendo simple ciencia ficción, solo que esta vez de algún modo Onyx descubrió como hacerlo.
Solo los miembros del clan Ashford y los altos mandos de Onyx saben sobre esto, no se de quien es el ADN original y tampoco se su nombre. Solamente conozco su rostro repetido una y otra vez, todas las veces que sean necesarias.
Actualmente la corporación utiliza a estos clones para que realicen trabajos administrativos, para que formen parte de sus fuerzas especiales o de experimentos y principalmente el clan los utiliza como sirvientes. Cada miembro del clan posee su propio sirviente el cual es uno de estos clones.
En el pasado cuando abandone a la maldita de mi familia deje algo atrás, algo que tenía planeado recuperar cuanto antes.
Sábado 16.
-Auh ¡Ya déjame! No, Auch-
-Pero Aleister el doctor dijo que tenías que cambiarte los vendajes cada día-
-Bueno, pues déjame hacerlo a mí- Insiste arrebatándole los vendajes a Ari con mi brazo bueno.
Mi brazo izquierdo habría recibido dos disparos mientras que mi hombro solamente uno. Con mi brazo derecho intente despejar los vendajes de mi hombro mientras con cuidado apoyaba mi otro brazo en la cama.
-¿Estás seguro de que no quieres que yo lo haga?-
-¡Estoy muy seguro!- Insistí enojado.
-Pero el doctor dijo que para que los nanorobots puedan arreglar bien tus huesos tenías que moverte lo menos posible-
-Los doctores de hoy en día no saben nada, a todo el trabajo lo hacen las máquinas y computadoras-
El simple hecho de intentar que mi mano tocara mi hombro herido ya me resultaba todo un desafío. Pero aun así tenía que hacerlo, o sino no podría recuperarlo.
-Aleister creo que tienes que entender que no te vas a recuperar para hoy, ni para mañana ni para pasado-
Era demasiado el dolor y tampoco tenía fuerzas suficientes para seguir intentando así que descansaría unos minutos antes de volverlo a intentar –No lo entiendas, en la información que rescate especifica que el imbécil de mi padre salió por negocios y recién vuelve el domingo. Necesito aprovechar ese tiempo para volver a casa recuperar algo-
Esta era la primera vez que notaba como el comportamiento de Ari cambiaba de algo infantil y estúpido por uno más racional y serio.
-Escúchame, y hazlo con atención. No puedes ni sacarte los vendajes del dolor que sientes y quieres regresar a tu casa a buscar algo, es por tu bien. No puedo permitir que lo hagas-
No tenía pensado escuchar esas palabras de alguien que conozco desde hace una semana –Me importa una mierda lo que quieras. Esto es más importante-
En la cara de Ari se formó un gesto de decepción –Sabia que no me escucharías. Que surte que tome medidas-
¿Medidas? No entendía a que se refería con eso hasta que el timbre de la entrada sonó y acto seguido la puerta se abrió. La puerta obviamente era automática y solo dejaría ingresar a mi propiedad a las personas que yo haya registrado, y como no confió en nadie no registre a nadie, salvo por una persona.
La persona que se encontraba en la puerta recorrió el camino hasta mi habitación en menos de un segundo para plantarse frente mi cara –No puedo créelo Aleister. Faltaste dos días al colegio y no tenía ninguna noticia sobre ti, la administración de la escuela tampoco quería darme información sobre que te había pasado- Comenzó a hablar Elizabeth con una mezcla de preocupación, alivio y furia -Y lo primero que veo al llegar a tu casa es a ti con todo un brazo vendado y sin poder moverte en tu cama-
Abrí la boca para intentar excusarme pero no pude sacar ni una palabra, sus regaños hacia mí todavía no habían terminado y eso no me permitió hablar.
Ella me metió un fuerte golpe en la cabeza –Te dije que cualquier cosa podías contar con mi ayuda- Seguido me abrazo con mucha fuerza mientras decía –Que suerte que te encuentras bien, ahora me siento más aliviada-
En todo eso lo único que pude hacer fue dejar salir sonidos de dolor hasta que ella se diera cuenta que me estaba lastimando, al hacerlo rápidamente se separó de mi –Lo siento mucho- Se disculpó llevándose ambas manos a la boca.
Observe a Ari y como se encontraba confundido ante la avalancha de cosas que acababan de suceder. Como era de esperarse Elizabeth no podía ver ni sentir a Ari de ninguna forma.
-Ahora puede hablar la defensa del acusado- Dijo ella.
Tome aire y dije –Yo te prometí que nada le pasaría a esa chica pero nunca me réferi a mí mismo. Y como prometí la aleje de mis asuntos, hace días que ni hablo con ella-
-¿Tú quieres recibir otro golpe no?- Ella me miraba muy enojada –La parte de que no te pasara nada a ti se supone que estaba sobreentendida-
Yo solamente deja salir un suspiro como respuesta.
-Lo importante es que estés bien- Continuo ella –Ahora es momento de cambiar tus vendajes.
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Editado: 22.06.2022