Podía sentirse lo egocéntrico que era simplemente estando a su lado, pero no tenía más opción, debía seguirle la corriente <Solo un poco más y no tendré que verlo nunca más> Pensé, la recompensa por la que me esforcé lo valía demasiado como para arruinar todo ahora por un niño mimado.
Las risas de ese mocoso podían escucharse rebotar por toda la sala de juntas –Lo sabía, el plan del señuelo fue perfecto. Ese imbécil nunca se lo vio venir-
El video que se reproducía holográficamente sobre la mesa se reseteo y volvió a comenzar. En este se podía apreciar como yo aparecía por detrás y le clavaba un chuchillo al responsable del incidente matándolo definitivamente.
Antes de que pudiera decir una palabra él continúo hablando –Los créditos ya fueron depositados donde me pediste, pero creo que te daré una generosa suma de más. Solo porque me trajiste este hermoso video-
-Se lo traje solo por si no confiaba en mi- Respondí –Por cierto, me gustaría tener la última parte del acuerdo ahora-
Su emoción y alegría se calmaron, pero no mucho –Veo que estas con prisa, como quieras – El puño del clan Ashford saco de su bolsillo una pequeña capsula y me la arrojo, usando toda la concentración de mi cuerpo la tome antes de que cayera al suelo, mire con enojo a ese mocoso por tirarlo tan descuidadamente pero no le dije nada para no arruinar la situación.
De todas formas, percibió como lo miraba -¿Qué sucede? Si no lograbas agarrarlo sería porque no te lo merecías-
Abrí el frasco y tomé un pedacito del tronco encefálico que se encontraba dentro, no iba a preguntar cómo lo consiguió, con que yo lo tuviera ya me parecía suficiente. Tomo ese pedacito de cerebro y me lo trague. Al hacerlo podía sentir como todo mi cuerpo se exaltaba, se llenaba de adrenalina al cambiar de una habilidad estrella a otra. Calculé el peso de cada cuchillo, seguido de las coordenadas donde quería a cada uno y como resultado cuatro cuchillos salieron de mis bolsillos y se posicionaron a mi costado levitando en el aire.
-Después del excelente trabajo que hiciste no podía estafarte-
-Con su permiso, me retiro –Quería salir lo más rápido que pudiera de esta horrenda casa y alejarme de todos esos mocosos malcriados.
De camino a la puerta de salida me continúo hablando -Fuiste miembro del experimento Avalon ¿No es así? Si vuelves a trabajar para nosotros tal vez hasta podríamos ayudarte a encontrar a tu hermana perdida-
-No gracias - Contesté antes de salir de la sala.
-No era una pregunta –Susurro él.
Me encontraba rodeado por oscuridad, como si una negra y densa neblina me absorbiera por completo. Era una sensación extraña, podía sentir que existía, pero no podía ni girar mi cabeza, tampoco podía parpadear; solamente miraba en línea recta un negro puro y profundo. Esto no podía quedarse así, me concentre desde el fondo de mí ser hasta que frente a mí se manifestó un peculiar resplandor, este era plateado y brillaba en la completa oscuridad con la singular forma de una estrella de 24 puntas, solo iluminaba la oscuridad para revelar más oscuridad.
Al presenciarla pude sentir algo, podía sentir mi mano y mi brazo, sin perder la oportunidad los utilicé para poder alcanzar el brillo. Estiré mi mano hasta poder tocarlo y en ese momento, luego de conseguirlo simplemente…me vi absorbido por completo por la hermosa y cálida luz que irradiaba.
De golpe mis ojos se abrieron, esta vez podía sentir por completo todas mis extremidades así que intente moverlas, pero esto se me hizo muy difícil. Intenté hablar, pero tampoco tuve éxito. En ese momento sentí como todo mi cuerpo estaba húmedo ¿Estaba dentro de un tanque de rehabilitación? Recuperando el control de mi cabeza la moví a los costados y me percaté de que mis brazos se encontraban conectados a varios tubos de plástico transparente, esa era la razón por la cual no podía moverlos. En el interior de estos tubos se podía distinguir un líquido distinto al que me rodeaba, era de color naranja y se metía directamente a mi cuerpo.
Baje más mi vista hasta mis piernas, no podía moverlas y apenas lograba sentirlas <Maldición, no puedo creerlo> Pensé. Comencé a sacudir mis brazos y torso en un intento desesperado de llamar la atención de alguien, mis esfuerzos dieron fruto cuando una alarma comenzó a sonar dando como resultado que Sebastián entrara corriendo lo más rápido que podía.
Al verme despierto sus ojos comenzaron a brillar, me imagino que estaba a punto de llorar. Detrás de él entro Ari caminando, era la primera vez que lo veía caminar y no flotar por lo que me sorprendí mucho.
Sin perder tiempo Sebastián llamo a un doctor y este presionando unos botones hizo que los tubos en mi brazo se retiraran, una vez hecho esto el agua del tanque comenzó a drenarse y la puerta de la capsula se abrió haciéndome caer sobre mi mayordomo.
Con una precisión inusual me agarro. O mejor dicho caí sobre él provocando que ambos cayéramos al suelo, él muy sentimental comenzó a llorar y a abrazarme como si fuera el fin del mundo. Pero el doctor lo detuvo y le ordeno a una enfermera que traiga una silla de ruedas. Por más que intentara no podía mover mis piernas, podía sentirlas, pero estas no me obedecían, escapaban al control de mi cerebro.
Una enfermera junto a Sebas me ayudó a sentarme en la silla de ruedas y después de hacerlo me percaté de que me encontraba en ropa interior. No sé qué gesto de nervios o vergüenza hizo mi cara, pero Sebas logro darse cuenta de lo que sentía y acompañado de una pequeña risa me dijo –Tranquilo, ahora mismo te visto-
Mi sirviente se dirigió a un placar en la pared de la habitación y del interior saco la ropa que más me gusta usar y lamentablemente era la misma que usaba esa noche que luche contra el caza recompensas Soul Eater.
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Editado: 22.06.2022