Un pesado y duro ambiente se había generado en la entrada de la Academia Zygmunt, una chica con la mitad de su rostro formado por implantes cibernéticos contra uno de los líderes del Culto a la Ciencia, ambos estaban quietos como estatuas observando y analizando detenidamente a su rival.
El primero en realizar una acción fue Constantine, él se acercó a los cadáveres de sus compañeros y los observo con detenimiento. Luego de haber pasado por cierto incidente que abarco a todo el Tercer Distrito, él y yo habíamos llegado a una comprensión absoluta sobre el otro, no solo adquirimos hábitos y recuerdos del otro, sino que también en este mismo momento podía sentir y hacerme una clara idea de lo que sucedía dentro de su mente.
<Falle, así que encárgate del resto> fue lo que pensé, no era necesario que utilizara mi habilidad estrella psíquica para saber que eso es lo que estaba leyendo en el rostro de su compañera.
No obstante, quien primero tomo la palabra para romper con ese silencio fue esa muy tenebrosa chica de largo cabello azul –No voy a necesitar esto –comento ella. Pero estaba sola, nadie la acompañaba y sus palabras parecían estar enviadas al aire delante de él.
< ¿Con quién está hablando? > Me pregunte en mi mente. Tenía miedo de que si hablaba la tensión del lugar me comería vivo.
Como si estuviera respondiendo indirectamente a mi pregunta esa tipa levanto su mano, en ella tenía una daga de plata con sus bordes teñidos por un líquido rosado. Ella abrió su palma y le dio vuelta, pero lo más sorprendente fue que la daga no cayó al suelo, sino que, todo lo contrario, similar a un fantasma tomándola este floto en el aire unos segundos antes de desvanecerse como un espejismo.
Constantine tampoco se hizo esperar, momentos después de procesar la pérdida de sus dos compañeros se puso firme. Sin separar la vista de su oponente presiono un botón de su reloj inteligente y el asiento de su moto se levantó revelando un compartimiento debajo. En el interior un extraño cubo negro se movía como si tuviera vida propia, este cambiaba su estado de solido a liquido similar a un ser gelatinoso y luego de un momento este material negro se levantó como un tentáculo y abandono el interior de la moto para desplazarse por el suelo hasta ese líder del Culto a la Ciencia.
Ese extraño material escalo la pierna del joven moreno para moldearse alrededor de su cuerpo. Gracias al haber compartido nuestras memorias no necesitaba explicaciones de lo que estaba sucediendo –Claytronica –susurre con algo más de valor.
El nombre provenía de uno de los mayores logros de desarrollo de la ciudad Auroa, consistía de implementar robótica a nanoescala sumado a ingeniería de la computación para formar nanobots de tamaño atómico llamados “Catoms” a los cuales se les podía insertar una programación para que formaran objetos 3D. En este caso los Catoms que se armaron alrededor del cuerpo de Constantine formaron su icónica arma, un gigantesco cañón que solo había visto en sus recuerdos, aunque me parecía genial. Su cañón de Gauss consistía en un largo tubo cilíndrico que sostenía con ambas manos, a su espalda estaban colgadas y conectadas al cañón varias baterías electromagnéticas que potenciaban los disparos. Sumado a su habilidad estrella Radiant, él era capaz de crear ráfagas de energías capaces de desintegrar casi cualquier material.
Demostrando hasta que tan abajo estaban ambos en las profundidades de la ciudad, ninguno quiso darle al otro la ventaja del primer movimiento. Por el lado de la chica, esta tomo el dron en forma de disco y lo lanzo al cuello de su oponente, pero este último presiono un botón de la palanca que sostenía el cañón en su mano derecha y un rayo de energía salió disparado. Este ataque que fue apuntado hasta el dron lo desintegro a mitad de su trayectoria casi por completo, lo único que dejo fue una mancha negra casi irreconocible de la cual salía humo.
La chica quedo sorprendida ante la potencia del cañón de Gauss mejorado, claramente no se esperaba ese resultado. Y aun así Constantine no le dio tiempo para pensar en una forma de contraatacar, su arma principal había sido evaporada y casi instantáneamente después, el líder del Culto a la Ciencia volvió a disparar otro rayo. Solo que esta vez fue dirigido a su oponente.
Sin terminar de procesar lo que había sucedido ella se lanzó al suelo y rodo hasta estar detrás de una estatua de cuarzo que decoraba el jardín de la escuela.
-----O-----
<Maldición, no me esperaba que en serio fuera tan potente ese ataque> no obstante, mis pensamientos se vieron interrumpidos rápidamente. Mediante el sensor de mi ojo izquierdo podía detectar como una gran concentración de energía calórica se reunía en el centro del largo tubo que mi oponente sostenía con ambas manos.
Sin ni siquiera darme unos segundos luego de haberme escondido, este lanzo un tercer ataque que me obligo a volver a lanzarme para otro lado y lograr esquivarlo a tiempo, la estatua delante de mí fue destruida casi hasta las cenizas dejando un polvo gris por detrás. Logré volver a esquivar ese ataque de pura casualidad, aunque al volver a caer al suelo sentí algo distinto en mi brazo izquierdo. Lleve mi mano derecha arriba de mi codo izquierdo y rápidamente la retire por la alta temperatura a la que se encontraba –Si me distraigo el siguiente ataque que lance será el último –me dije a mi mismo en voz baja.
Antes de poder concentrarme en una forma de derrotar a mi oponente un eco astral sonó en lo más profundo de mi cabeza.
//Hermano, estoy analizando la tecnología del arma que usa, pero no encuentro nada parecido a eso en los registros, parece ser algo completamente nuevo y diferente a todo lo que tengo aquí//
Informo con confusión y preocupación mi hermana.
<Sin duda la tecnología crece a pasos agigantados y nada la detiene> pensé. Sin duda en todo mi tiempo en el grupo Andrómeda jamás había visto nada como ese tipo de tecnología liquida capaz de moverse por sí sola.
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Editado: 24.05.2022